Faltaba la confirmación geográfica oficial, pero cuando Volkswagen (VW) admitió el martes que había trucado once millones de vehículos diésel con el dispositivo para eludir controles de gases contaminantes, quedó claro que el Dieselgate no se circunscribía sólo a Estados Unidos -donde fue destapado el engaño-, sino que tenía dimensiones mundiales. El Gobierno alemán anunció ayer que coches manipulados con ese software circulan también por Europa, vulnerando estándares europeos. "Hemos sido informados de que también en Europa hay vehículos con motores diésel de 1,6 y 2 litros que están afectados por manipulaciones", dijo el secretario de Estado de Transportes, Alexander Dobrindt, responsable de la comisión de investigación creada por el Ejecutivo. Dobrindt no aclaró de cuántos coches trucados se trata. Mientras, el grupo Volkswagen prosigue su proceso de depuración de responsabilidades. Tras la dimisión el miércoles de quien durante casi nueve años fue su presidente y consejero delegado, Martin Winterkorn, VW tiene previsto nombrar hoy a su sucesor, a quien tocará la cruda tarea de gestionar las consecuencias comerciales y judiciales del desastre. El nombre más citado para el puesto por la prensa germana es el Matthias Müller, actual consejero delegado de la marca de coches deportivos Porsche. Müller, informático de 62 años, ha desarrollado una larga carrera en el grupo VW, primero en las marcas Audi y Lamborghini, y desde 2010 al frente de Porsche. Volkswagen posee ahora doce marcas de coches y camiones. La decisión se anunciará oficialmente hoy al concluir la reunión del Consejo de Vigilancia de VW. Aunque diversas fuentes señalan que el favorito es Müller, se oyen también otros dos nombres del grupo: Herbert Diess, al mando de la marca VW, un directivo que procede de la casa competidora BMW, y Rupert Stadler, patrón de la marca de lujo Audi. También informaciones locales indican que caerán otros altos ejecutivos. Se esperan los despidos de Michael Horn, máximo responsable de VW para el mercado estadounidense, así como los ingenieros jefes de investigación y desarrollo de Audi y Porsche, Ulrich Hackenberg y Wolfgang Hatz. Por otra parte, el dimisionario Winterkorn se marcha con una jugosa compensación bajo el brazo. A sus 68 años, podría embolsarse hasta 60 millones, según cálculos de varios medios alemanes. La cantidad resulta de sumar su pensión de 28,6 millones a los teóricos dos años de sueldo que le corresponderían como indemnización por despido: el año pasado ganó 15,86 millones, y el anterior 15 millones. El escándalo está lastimando el mercado del automóvil. Tras la publicación ayer en el suplemento de motor del tabloide Bild de un reportaje que afirmaba que uno de los modelos de la también alemana BMW supera los límites europeos de emisiones de gases contaminantes, sus títulos cayeron en la bolsa de Frankfurt (al cierre un 5,2% a 75,68 euros) ante la sospecha de que fuera otro caso de burla de controles. BMW replicó en un comunicado que "no manipula ni amaña tests de emisiones" y que "observa todos los requisitos legales en cada país". Por si acaso, el también alemán Daimler, que fabrica la marca Mercedes-Benz, aseguró que cumple todas las reglas sobre gases. "Temo que toda la industria del automóvil alemana resulte perjudicada", declaró el diputado democristiano Volker Kauder. Las bolsas europeas también sufren. Ayer cayeron una media del 2% debido no sólo al retroceso de Wall Street y a la subida del euro (se acercó a 1,13 dólares), sino también al castigo de los inversores al sector automovilístico por el escándalo del Dieselgate.