Nuevo himno europeo: “Give war a chance”

Europa esta liderando una carga bélica en contra de los deseos de sus ciudadanos. incluso muchos del Este

United States detonating an atomic bomb at Bikini Atoll in Micronesia for the first underwater test of the device in 1946. (Photo by: Photo12/Universal Images Group via Getty Images)

Estados Unidos detona una bomba atómica en Bikini Atoll in Micronesia fen 1946. ( Getty Images)

Photo 12 / Getty

Nadie lo decía en público. Pero las  fuentes de un largo artículo en el New York Times esta semana reconocen el grave peligro que creaba para la humanidad el conflicto en Ucrania, una  guerra proxy diseñada para debilitar a Rusia y mandar una advertencia a China, parte de un nuevo proyecto neoconservador. La OTAN estaba  “profundamente insertada en la guerra” y  “la alianza -partnership- con Ucrania se basaba en un temerario cálculo geopolítico: sabían que el presidente Putin podría verlo como cruzar la línea roja del combate militar y cumplir con sus amenazas nucleares muchas veces repetidas”.

Esto ya es la verdad oficial, con la autoridad del New York Times un medio difícilmente  tildado de órgano  de propaganda pro rusa. Estados Unidos y Europa, en su empeño por debilitar la capacidad militar rusa, sabían que corrian el riesgo de desencadenar una  guerra nuclear. En la niebla  de la guerra (aún espesa en Europa a la vez que se despeja en EE.UU.)   todos los portavoces oficiales se negaban esa realidad tachando de propagandistas de Putin a quienes la explicaban.  “Quienes decíamos estas costas fuimos tildados como alarmistas  y compañeros de viaje de Putin”, escribe Matt Taibbi

 Pero ya sabemos que  los diseñadores de la respuesta a la invasión de Rusia reconocían el riesgo. El New York Times cita a una fuente de la administración Biden que reconoce que pensó en un momento de la escalada  de la guerra mediante el uso de misiles de mayor alcance por parte de Ucrania: “¿Si damos un paso más adelante  va a estallar la Tercera Guerra Mundial?” 

"Si damos un paso más adelante va a estallar la Tercera Guerra Mundial?”

Hace unos meses, los gobiernos  occidentales  hasta rechazaron la sugerencia de que la guerra en Ucrania era una proxy war  librada por “Occidente” para debilitar a Rusia usando a los ucranios como carne de cañón (voluntaria por supuesto, pero asi es en la mayoría de las guerras). Con medio millon de  bajas en ambos lados de la guerra el coste ha sido elevado si se tiene en cuenta que los negociadores de Zelenski y Putin habían esbozado un plan para la paz  en Estanbul en abril de 2023 que fue desaconsejado por Washington y Londres . 

El lector con buena memoria recordará cómo se insistía en las ruedas de prensa de la OTAN hace un año en que la guerra era pura y simplemente la defensa de Ucrania. Ahora, el New York Times aclara:

“En cierto modo, Ucrania fue, en un plano más amplio, una venganza  en una larga historia de guerras por el poder entre Estados Unidos y Rusia: Vietnam en los años sesenta, Afganistán en los ochenta, Siria tres décadas después... También fue un gran experimento de lucha bélica, que no sólo ayudaría a los ucranianos, sino que recompensaría a los estadounidenses con lecciones para cualquier guerra futura”.

Esta guerra nos ha vuelto a colocar al borde de la catástrofe como en los años de la guerra fria. Lo  dice ya el New York Times-. Por lo menos, con Trump en la Casa Blanca, Washington está dando marcha atrás. Pero  increíblemente, Europa ya quiere tomar el relevo al mando del misil. Ahora, le toca a Europa librar las guerras proxy en defensa de la free world no solo contra Rusia sino también China. Ahora que Trump vuelve tras el falso escándalo de Russiagate serán los  europeos los que responden a artículos como el que usted esta leyendo,,  con la acusación: “propaganda del Kremlin”

Este momento histórico en el que Estados Unidos se retira, aunque sea parcialmente, de la hegemonia militar en Europa, debería haber  sido la oportunidad perfecta para que la UE también cambiara de objetivo. En lugar de seguir con su proyecto de ampliar a infinitum  la OTAN y la Unión Europea los europeos podrían haber buscado otro camino  como el trazado en su dia por Hans-Dietrich Genscher. 

Pero no. La idea es rearmar y  mandar a tropas europeas —o sea, de la OTAN— a Ucrania para plantar cara a los rusos.  Ante la paz defendida por Trump,  Europa pretende hacernos creer que  el rearme es un compromiso anti fascista, una fórmula para matar a dos pájaros ultra - Trump y Putin- de un tiro. Una guerra progresista. Es como si  John Lennon cantase: “Give war a chance.” 

La apuesta demencial por parte de nuestros líderes —muchos de ellos sin ningún mandato electoral, como las dos pálidas reinas del hielo Ursula von der Leyen y Kaja Kallas— es colocar a Europa “al frente del mundo libre”, como llegó a decir Kallas, utilizando el lenguaje más rancio de la Guerra Fría. Para leer más.

La última recomendación de crear un kit de supervivencia de 72 horas es otro anacronismo grotesco de la Guerra Fría , concretamente, que si flaquea la voluntad de seguir, hay que meter más miedo

Quienes se quieren descolgar de la conversión de Europa en una nueva máquina de guerra en defensa del free world  ya se someten a los linchamientos necesarios en tiempos de guerra. Se les  acusan de ser cobardes, insolidarios o propagandistas de Rusia. Esto incluso ya vale para los gobiernos -estos sí democráticamente elegidos- que expresan recelos respecto a la nueva carrera armamentística  en Europa.

 España, por ejemplo, está siendo acusada de insolidaridad con los países vulnerables en las fronteras con Rusia. Janan Ganesh, el columnista estrella en el Financial Times, por ejemplo, sugirió la semana pasada que al gobierno español le falta “espiritu  comunitario” por cuestionar el rearme. “España quiere incluir gasto en ciberseguridad y clima porque dice que Rusia difícilmente va a traer sus tropas por los Pirineos”, escribe.

El tono de superioridad moral de esta narrativa me recuerda a las críticas que llovieron sobre José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 cuando sacó las tropas de Irak. Entonces, los defensores  de la guerra se indignaban  por la cobardía española ante la necesidad moral de  defender a los iraquíes del tirano Sadam Husein.

. “¡Hay que defender a Rumania, Bulgaria, los Balcanes, la ex Checoslovaquia! ”, insisten con indignación churchiliana en los centrso de poder europeos.  Emanuel Macrón  intentó movilizar el apoyo al plan de rearme al advertir de que si Ucrania pierde la guerra “Rusia invadirá Moldavia y Rumania ser el siguiente”

Esto resulta extraño. Porque, tras una visita a Rumania la semana pasada y otra a Hungría, tuve otra impresión del estado de la opinión en sl sureste europeo. Se palpaba en las calles de Bucarest un hartazgo con la guerra y una desconfianza respecto a Zelensky. El candidato vetado de participar  en las elecciones rumanas, Călin Georgescu, era favorito precisamente porque era favorable a negociar con Putin y poner fin a la guerra en Ucrania. Eso fue la clave para que Bruselas diera su respaldo a la extraordinaria decisión de suspender las elecciones de diciembre porque Georgescu habría ganado. Para los líderes no elegidos de la comisión, esto era un peligro para el free world.  No es que haya amor a Putin en Rumania. Pero en el sureste europeo, la guerra me parecía  aún más impopular que en España por sus desastrosos impactos económicos. Ha generado disparadas subidas de precios y la incertidumbre ha anulado la inversión. La estanflación crece en esos países. 

Incluso en el sureste europeo la opinión pública quiere en fin rápido  de la guerra 

El candidato que ha sustituido a Georgescu, George Simion, es otro defensor del plan de paz rápida de Trump. Se opone a mandar tropas europeas a Ucrania. Rumania que entró en la OTAN en 2004 y en la UE en el 2007,  no me pareció  enamorada de ninguna de las dos organizaciones, frentes de defensa de “valores occidentales”. Y merece la pena recordar que, cuando  las fuerzas de la alianza atlántica, bajo ordenes de Bill Clinton, bombardearon Serbia en 1999 en defensa de la secesión de Kosovo, solo el 1% de los rumanos apoyó la guerra. “Serbia era percibida como un aliado en la imaginación popular rumana, un vecino contra el cual jamás había librado una guerra”, escribe Tom Gallagher en su libro The Theft of a Nation.

En Hungría, Viktor Orbán está perdiendo algo de apoyo debido a la corrupción de su regimen. Pero su insistencia en que la economía húngara “no aguantará más años de guerra” es algo que comparte la mayoría de los húngaros y otros paises del este como Eslovaquia. Orbán siempre ha entendido que la ampliación sin pausa de la OTAN era una estrategia temeraria y que podría acabar en una guerra nuclear. “Orbán es el único político europeo que entiende qué está pasando en Ucrania”, me dijo Jeff Sachs en esta entrevista en La Vanguardia que, en su momento fue calificado por algunos como propaganda rusa. Ahora, tenemos la enorme suerte de que el presidente de Estados Unidos -odioso en casi todo lo demás- parece estar de acuerdo. Pero el chantaje moral y la represión macartista de los líderes europeos contra quienes desean la paz solo está en una fase inicial.

Pese a ello, tenemos  que seguir insistiendo en la verdad e invertir la lógica de guerra. Hay que  decir con claridad que la forma de solidarizarnos con los europeos del este es negociar ya la paz y una nueva configuración multilateral anti colonialista en la que se deje de hablar de “valores occidentales” , del “mundo libre” y los anacronismos de la guerra fría para que dejen  de dividirnos. La alternativa, como bien saben las fuentes muy solventes del New York Times, sería impensable.

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