Descubren en Tanzania la caja de herramientas de hueso más antigua del mundo, de hace 1,5 millones de años

Arqueología

Nuestros ancestros tenían una capacidad cognitiva mayor de lo que se pensaba: fueron capaces de trasladar al hueso técnicas que usaban para moldear la piedra

La caja de herramientas más antigua del mundo es un millón de años anterior a lo que se creía. Lo ha hallado una investigación internacional liderada por el CSIC.

La caja de herramientas más antigua del mundo es un millón de años anterior a lo que se creía. Lo ha hallado una investigación internacional liderada por el CSIC.

CSIC

La caja de herramientas de hueso más antigua del mundo es un millón de años anterior a lo que se creía. Ha sido descubierta por una investigación internacional liderada por el CSIC en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, una región conocida como la cuna de la humanidad. La colección, que presenta este miércoles la revista Nature, contiene 27 artefactos tallados hace 1,5 millones de años a partir de huesos de piernas de mamíferos grandes, como elefantes o hipopótamos. Sus fabricantes usaron para ello las mismas técnicas que para producir herramientas de piedra.

La idea de aplicar el mismo procedimiento a dos materiales distintos puede parecer sencilla, pero en el periodo en cuestión, en el que los artefactos se trabajaban de la misma manera durante cientos de miles de años y a lo largo de cientos de miles de kilómetros, supuso una innovación tecnológica que también se creía muy posterior. Refleja, apuntan los autores, que sus fabricantes tenían un cerebro más desarrollado y flexible de lo asumido hasta ahora.

Detalle de una de las herramientas de 1,5 millones de años de antigüedad halladas por un equipo de científicos coordinados por el CSIC.

Detalle de una de las herramientas de 1,5 millones de años de antigüedad halladas por un equipo de científicos coordinados por el CSIC.

César Hernández Regal

“Tenían capacidad de abstracción, no seguían un puro proceso de emulación en el que copian lo que se viene haciendo de siempre”, declara a La Vanguardia Ignacio de la Torre, investigador del Instituto de Historia del CSIC y líder del trabajo, que también se muestra sorprendido por el nivel de conocimiento anatómico de estos ancestros humanos. No fabricaban sus herramientas con cualquier hueso, sino que seleccionaban los animales más grandes y pesados, y usaban los huesos de sus piernas, para lograr artefactos largos.

Todos estos factores contextuales hacen que el descubrimiento sea único. Otras investigaciones habían hallado herramientas óseas tanto o más antiguas, pero se trataba de artefactos puntuales, nunca evidenciaban una estrategia de producción sistemática. El conjunto presentado este miércoles apunta a una alternativa recurrente a la piedra para crear útiles. Los humanos dejaron de ver a los animales simplemente como competidores por los recursos, como una amenaza o como alimento. Hace 1,5 millones de años comenzaron a ver en ellos una fuente de materias primas con las que trabajar.

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Las herramientas tienen forma de almendra, con extremos puntiagudos y una zona intermedia ovalada. Los bordes, además, están afilados. Este tipo de artefactos, que empiezan a aparecer en piedra hace 1,7 millones de años, se conocen como hachas de mano, y reflejan una cultura distinta a la de los clásicos cuchillos de piedra conseguidos por percusión (chocando una piedra con otra). En esta etapa, las herramientas son grandes y pesadas, se trabajan y afilan con cuidado, y se les impone una forma determinada.

“Se usaban para todo tipo de actividades, tanto para las que hacía falta un filo cortante, como las que requerían de una punta resistente”, explica el investigador del CSIC, que se refiere a ellas como “navajas suizas” por su versatilidad. Esta cultura se asocia al Homo erectus, pero los investigadores no pueden confirmar que esta especie fuera la fabricante de las herramientas en cuestión, porque no han hallado restos humanos cerca de ellas. Sabemos, eso sí, que hace 1,5 millones de años, cuando se fabricaron, convivieron en Olduvai dos homininos: el Homo erectus y el Paranthropus boisei.

Un descubrimiento inesperado

El hallazgo casual de una herramienta hizo revisar toda la colección para identificar otras 26

El descubrimiento fue casual. Los investigadores llevaban tiempo excavando en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, una región considerada la cuna de la humanidad. El entorno favorecía la fosilización, con lo que la zona es rica en restos óseos antiguos (hay más de 20.000 desenterrados sólo en el yacimiento trabajado por la investigación). Sin embargo, ninguno de ellos había sido identificado como una herramienta. “Hasta que salió uno tan obvio que revisamos la colección ya excavada, y vimos algunos más”, relata de la Torre.

“Si tú no esperas encontrar algo, hay muchas veces que se te escapa, porque no estás mirándolo con los ojos adecuados”, sigue. Una vez sobre la pista, los investigadores se fijaron en que los 27 artefactos presentaban muchas más marcas de golpeo que el resto de la colección, lo que refleja que fueron trabajados intencionadamente. La predominancia de huesos de elefante (la mitad de las herramientas cuyo origen han podido determinar viene de estos animales) también apoyó la hipótesis de la herramienta, porque representan una parte minúscula del yacimiento.

El hecho de que a los investigadores se les pasaran por alto tantas herramientas simplemente porque no las estaban buscando podría explicar, en parte, el vació de un millón de años entre la caja de herramientas de Olduvai y la que hasta ahora se consideraba la más antigua. De hecho, en el artículo piden revisar otras colecciones antiguas con esta nueva perspectiva.

También puede ser que, simplemente, no haya más herramientas desenterradas, y que su existencia se haya perdido con el paso del tiempo. Al fin y al cabo, para que los huesos fosilicen y se conserven hacen falta condiciones muy concretas y poco comunes. Una última posibilidad es que el trabajo en hueso fuera una innovación tecnológica puntual que se perdió, y no se volvió a desarrollar hasta un millón de años después.

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