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Las personas que controlan el VIH de manera natural inspiran una vacuna para prevenir la infección

Biomedicina

El instituto IrsiCaixa colidera el proyecto científico internacional, dotado con 18 millones de dólares

Ilustración del virus VIH creada por ordenador

Getty Images

Un consorcio científico internacional en el que participa el instituto IrsiCaixa busca desarrollar una vacuna preventiva contra el VIH inspirándose en las personas que controlan el virus sin necesidad de fármacos.

El proyecto, que tiene asignada una financiación de 18 millones de dólares para los próximos cinco años, aspira a generar por primera vez anticuerpos neutralizantes sin depender de las células inmunes que el VIH ataca. Además, dirigirá los anticuerpos contra una pequeña región del virus imprescindible para infectar células humanas. Y utilizará un tratamiento farmacológico para potenciar la respuesta inmune generada por la vacuna.

Con esta combinación de estrategias innovadoras, se espera sortear los diferentes obstáculos que han impedido desarrollar vacunas eficaces contra el VIH hasta la fecha.

El objetivo es generar anticuerpos neutralizantes contra el VIH sin depender de las células inmunes que el virus ataca

“Alrededor del 3% de las personas que entran en contacto con el VIH montan una respuesta inmune que puede neutralizar el virus”, informa Christian Brander, inmunólogo que lidera el proyecto en IrsiCaixa. Esta respuesta protectora se basa en la producción de anticuerpos que neutralizan el VIH por parte de las células B (o linfocitos B) del sistema inmune.

La parte del proyecto que dirige Brander consiste en identificar la parte del VIH que se puede neutralizar con anticuerpos, y contra la que se diseñará la vacuna. Para ello, analizará muestras de sangre de personas llamadas controladores de élite, que viven con VIH pero no enferman porque generan anticuerpos neutralizantes contra el virus desde el inicio de la infección.

El inmunólogo Christian Brander, en el instituto IrsiCaixa

Joan Mateu Parra

IrsiCaixa tiene asignada una inversión de dos millones de euros para el proyecto, que serán aportados por el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de EE.UU. Las otras instituciones participantes son la Universidad de California en Davis (EE.UU.), la Universidad de Nuevo México (EE.UU.) y la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica). La inversión fue aprobada antes de que la hasta ahora directora del NIAID, Jeanne Marrazzo, fuera relevada del cargo por la Administración Trump el 1 de abril.

La vacuna intentará estimular células inmunes B del cuerpo humano para que produzcan anticuerpos neutralizantes contra el VIH. Estos anticuerpos irán dirigidos contra el péptido de fusión del virus, que es la parte crítica que le permite unirse a las células humanas para infectarlas.

El proyecto aspira a poner a punto una vacuna en cinco años para realizar ensayos clínicos en la próxima década

Sin embargo, para estimular las células B, las vacunas también deben estimular otras partes del sistema inmune. En particular, deben potenciar algunas células inmunes T(o linfocitos T, llamadas así porque maduran en la glándula del timo, ubicada en el pecho detrás del esternón). El objetivo es estimular las células T con una vacuna, para que estas actúen sobre las células B y al final se produzcan los anticuerpos deseados.

El problema es que el VIH infecta precisamente un tipo de células T, llamadas CD4+, que son las máximas especialistas en estimular las células B para producir anticuerpos. Si se activan las CD4+ con una vacuna, hay el riesgo de facilitar la infección en lugar de dificultarla.

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El nuevo proyecto sorteará este obstáculo recurriendo a otro tipo de células T, llamadas CD8+ foliculares, que también pueden estimular las células B para producir anticuerpos, según se ha descubierto en investigaciones recientes.

El proyecto, llamado Opti-FliP, prevé que en un plazo de tres años se haya averiguado cómo debe ser la vacuna, y en los dos años siguientes se empiece a producir y ensayar en animales. Si los resultados son positivos, los ensayos clínicos en personas podrían iniciarse en la primera mitad de la próxima década.