La Luna y el ciclo menstrual: una sincronía ancestral debilitada por la luz artificial

Influencia astronómica

El satélite aún marca el ritmo de algunos ciclos menstruales reforzando la hipótesis de un reloj circalunar en humanos

24 horas de cráteres y relieves de la luna menguante.

La creciente contaminación lumínica ha debilitado notablemente la sincronización del ciclo menstrual con el ciclo lunar 

Emili Vilamala

Durante milenios, la humanidad ha mirado al cielo buscando en la Luna un reflejo de sus propios ritmos vitales. El ciclo menstrual femenino, casi idéntico en duración al lunar, siempre ha alimentado la idea de una conexión íntima entre ambos. Un nuevo estudio liderado por la neurobióloga Charlotte Helfrich-Förster de la Universidad de Würzburg, confirma que esa relación existe, pero también muestra que en las últimas décadas se ha debilitado drásticamente. El responsable no es la biología, sino la luz artificial que inunda nuestras noches desde la llegada masiva de los LED a partir de 2010.

El ciclo de la Luna y el ciclo menstrual

La Luna marca tres ciclos diferentes que influyen en la Tierra: el sinódico (de 29,5 días, entre luna nueva y luna llena), el anomalístico (27,5 días, entre perigeo y apogeo, cuando el satélite está más cerca o más lejos de nosotros) y el tropical (27,3 días, que refleja la oscilación de su órbita). En los océanos, estas variaciones se traducen en mareas; en los seres vivos, según los autores, pueden dejar huellas más sutiles.

En numerosas especies marinas y terrestres, la reproducción se sincroniza con fases lunares concretas para aumentar el éxito reproductivo. Los corales liberan sus gametos en masa durante la luna llena, algunas tortugas marinas anidan en esa fase para provechar la mayor iluminación nocturna para desovar, y ciertos peces, mamíferos y anfibios ajustan sus cantos reproductivos y el apareamiento a periodos de luna llena o nuueva. Por eso, en los humanos —cuyo ciclo menstrual dura de media casi lo mismo que el lunar, unos 29 días—, no resulta extraño que se haya debatido durante décadas si existe una sintonía entre ambos.

Fases del ciclo lunar. A la izquierda, el brillo representa al sol, con la tierra orbitando a su alrededor, en el centro, y la luna orbitando alrededor de la tierra. Se muestran las diferentes fases del ciclo

A la izquierda, el brillo representa al sol, con la tierra orbitando a su alrededor, en el centro, y la luna orbitando alrededor de la tierra 

Propios | Guyana Guardian

Una investigación de 11.500 ciclos menstruales

El trabajo, publicado en Science Advances, analizó 176 registros detallados de menstruaciones de mujeres que no usaban anticonceptivos, recopilados entre 1950 y 2024. Algunos diarios eran antiguos cuadernos con cruces en calendarios; otros, capturas de aplicaciones móviles. A ellos se sumaron los 22 historiales de un estudio previo del mismo grupo. En total, más de 11.500 ciclos fueron comparados con las fases lunares.

Los investigadores utilizaron herramientas estadísticas y representaciones gráficas —los llamados mensogramas—, para observar si los inicios de la menstruación coincidían con las fases del satélite. También recurrieron a Google Trends para comprobar si las búsquedas sobre dolor menstrual aumentaban en momentos de mayor influencia gravitatoria lunar. “Hemos encontrado evidencia de que el ciclo menstrual podría cumplir los criterios de un reloj circalunar que se sincroniza con los tres ciclos lunares: el mes sinódico, el mes anomalístico y el mes tropical”, asegura el informe.

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Sin embargo, el equipo evidenció que antes de 2010, la sincronía era significativa tanto a nivel individual como poblacional, especialmente con las lunas nueva y llena. Pero después desapareció de forma generalizada, salvo en enero, cuando la atracción gravitatoria de la Luna y el Sol se refuerza durante el perihelio, el momento en que la Tierra está más cerca del astro.

La sombra de la luz artificial

“La contaminación lumínica, que ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, junto con el cambio en nuestro estilo de vida, que conlleva una mayor exposición a la luz artificial durante la noche, ha debilitado notablemente la sincronización del ciclo menstrual con el ciclo lunar”, escriben los autores en el artículo. Estudios previos ya habían demostrado que la luz nocturna puede acortar la duración del ciclo menstrual y alterar su regularidad. La llegada de los LED y de las pantallas portátiles intensificó este fenómeno.

El estudio también revela que la sincronía no ha desaparecido del todo. Persiste en enero y en periodos astronómicos muy concretos como los lunisticios menores (Minor Lunar Standstills), que ocurren cada 18,6 años, cuando la órbita de la Luna alcanza posiciones extremas en declinación. En esos momentos, la atracción gravitatoria se intensifica y los registros muestran que la menstruación tiende a alinearse con la Luna llena. Esta observación sugiere que no solo la luz, sino también las fuerzas gravitatorias, podrían actuar como zeitgebers, es decir, como relojes externos que ajustan nuestros ritmos biológicos, según apunta el estudio.

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Los autores advierten de que no se trata de un mecanismo determinista, ni de que la Luna decida cuándo comienza la menstruación. La sincronía es intermitente, varía con la edad y depende de que la duración del ciclo femenino esté lo bastante próxima a la del ciclo lunar. Pero el hecho de que todavía se detecte su huella incluso en un mundo saturado de luz artificial apunta a que, en otros tiempos, esta influencia pudo ser más fuerte.

El trabajo se suma a una creciente literatura que demuestra cómo la vida humana, incluso en sociedades urbanas y tecnológicas, sigue marcada por ritmos cósmicos. Y reafirma que la fisiología femenina también dialoga con el entorno natural, recordándonos que los relojes biológicos de nuestra especie se construyeron bajo cielos mucho más oscuros que los actuales.

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