Hablar varios idiomas frena el envejecimiento, no solo del cerebro, sino probablemente también de otros órganos, según una investigación que ha analizado datos de 86.149 personas de España y otros 26 países europeos.
Según los resultados publicados hoy en Nature Aging, cuantos más idiomas habla una persona, mayor es el efecto protector. Las personas monolingües tienen más del doble de riesgo que las multilingües de sufrir un envejecimiento acelerado, es decir, de tener unos marcadores de envejecimiento biológico superiores a los que les corresponderían por su edad cronológica. Dentro de las monolingües, ser bilingüe reduce un 23% el riesgo de envejecimiento acelerado. Ser trilingüe lo reduce un 49%. Con cuatro o más idiomas, el efecto antienvejecimiento es mayor que con dos o tres.
“En contextos donde el bilingüismo o multilingüismo es frecuente, como ocurre en algunas partes de España, las trayectorias de envejecimiento tienden a ser más saludables”, declara en un correo a La Vanguardia el neurocientífico Agustín Ibáñez, director del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral en Santiago de Chile y director de la investigación.
La investigación ha analizado datos de 86.149 personas mayores de 51 años de 27 países europeos
Estudios anteriores ya habían apuntado que hablar varios idiomas puede retrasar el deterioro cognitivo y la aparición de síntomas de demencia en personas mayores. Pero se basaban sobre todo en personas con déficits cognitivos, mientras que los estudios de personas sanas se han visto limitados por muestras pequeñas y sus resultados han sido poco concluyentes.
Para superar estas limitaciones, la nueva investigación ha analizado muestras representativas de las poblaciones nacionales de 27 países, aproximadamente mitad hombres y mitad mujeres, y con edades de entre 51 y 90 años. Ha tenido en cuenta múltiples variables que podían distorsionar los resultados, como, entre otras, si una persona es inmigrante, su nivel socioeconómico, la calidad del aire en el lugar donde vive o la distancia entre las distintas lenguas hablada (porque no requiere el mismo esfuerzo hablar dos lenguas latinas que una latina y una germánica, por ejemplo).
La velocidad de envejecimiento se ha medido a partir de 14 indicadores que incluyen, entre otros, la tensión arterial, la autonomía personal, los problemas de vista o de oído y la actividad física. Los investigadores han creado un modelo computacional que predice de manera fiable la diferencia entre la edad biológica de una persona y su edad cronológica a partir de estos 14 indicadores. Un detalle relevante es que solo una minoría de estos indicadores evalúan funciones cognitivas, por lo que no miden la velocidad de envejecimiento del cerebro sino del conjunto del organismo.
Los resultados muestran que, en todos los grupos de edad, las personas monolingües envejecen más rápido que las que hablan varios idiomas. Y que, cuanto mayor es la edad, mayor es el efecto protector de hablar varios idiomas.
Aprender más de un idioma desde la infancia tiene beneficios para la salud a largo plazo
Los beneficios empiezan por el cerebro, destacan los investigadores. “Cada lenguaje adicional incrementa probablemente las demandas de atención, de memoria y ejecutivas, reforzando así los mecanismos de reserva cognitiva”, escriben en Nature Aging. Las redes neurales que el multilingüismo refuerza, añaden, “son las más vulnerables al deterioro con la edad, al declive cognitivo y a la demencia”.
Pero “creemos que el multilingüismo no solo beneficia al cerebro, sino que también puede tener un efecto protector sistémico al mejorar la regulación emocional, reducir el estrés, fomentar la interacción social y, en consecuencia, influir positivamente en múltiples sistemas biológicos, como la salud cardiovascular”, declara Agustín Ibáñez, el director de la investigación.
Adicionalmente, una buena salud cerebral ayuda a mantener un estilo de vida activo, lo que también ayuda a frenar el envejecimiento.
Las áreas del cerebro que se activan con el lenguaje son diferentes en personas monolingües (izquierda) y bilingües (derecha)
Ibáñez advierte que “hay otras actividades cognitivamente desafiantes que también se asocian con un envejecimiento más saludable, como tocar un instrumento, bailar, pintar, o incluso jugar al ajedrez o a videojuegos estratégicos”. En otro trabajo publicado recientemente en Nature Communications, el mismo equipo de investigación ha demostrado que las actividades creativas también frenan el deterioro del cerebro con la edad. “Lo importante no es una sola actividad, sino la estimulación continua de redes cognitivas y emocionales complejas”, señala Ibáñez.
También el ejercicio físico frena el envejecimiento del cerebro, por sus beneficios metabólicos y para la circulación sanguínea, así como las actividades sociales, que contrarrestan el estrés y el aislamiento. Para Ibáñez, no hay unas actividades más importantes que otras para disfrutar de un envejecimiento saludable sino que “todas son relevantes y complementarias”.
Pero “el multilingüismo es una experiencia única porque combina estimulación cognitiva, control ejecutivo y comunicación social de manera intensiva y cotidiana”, declara a la Vanguardia Lucía Amoruso, primera autora de la investigación, del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje (BCBL) en San Sebastián.
Los autores de la investigación de la investigación han iniciado un nuevo estudio en España, con participación destacada del Centro de Investigación BarcelonaBeta y del BCBL de San Sebastián, para comparar los efectos del bilingüismo con lenguas emparentadas (como castellano y catalán) o más alejadas (como euskera y castellano y euskera). A priori, “hablar lenguas alejadas implica un mayor esfuerzo y una estimulación cognitiva más intensa, lo que podría fortalecer la reserva cerebral; pero hablar lenguas más cercanas favorece un entrenamiento más constante de la atención y más flexibilidad cognitiva, lo cual también puede ser protector”, señala Ibáñez.
Los resultados preliminares, a la espera de concluir la investigación, “sugieren que cuanto menor es la distancia entre las lenguas habladas, mayor parece ser la protección”, informa Lucía Amoruso. “En Catalunya la protección del bilingüismo parece ser mayor que en el País Vasco”.


