Hay melodías que huelen a verano, otras nos recuerdan a esos viajes de carretera y manta, y otras —las mejores, en nuestra opinión— saben directamente a vino. La música y el vino comparten más de lo que parece: ambos fermentan en la memoria, maduran con el tiempo y pueden devolvernos a lugares que ya no existen. Nos hacen viajar. Un acorde puede abrir un aroma, una copa puede encender una letra. Esto último le ha pasado con muchos artistas, como Robert Fripp y su reconocida frase “music is the wine that fills the cup of silence” (la música es el vino que llena la copa del silencio).
Por eso, cuando una canción menciona el vino, no creemos que sea cosa de un simple adorno: es una declaración de intenciones. El vino aparece como símbolo de celebración, refugio, nostalgia, identidad o pura sensualidad. Aprovechando estos guiños musicales, trazamos un maridaje imposible, pero delicioso: si cada canción mítica que habla de vino fuera una copa, ¿qué estaríamos bebiendo?
Aquí va una selección afinada con criterio geográfico y musical, porque no todas las melodías piden lo mismo. Algunas necesitan burbuja fina; otras, un tinto de capital; otras, simplemente, un Sauvignon Blanc.
Vino sugerido: Las Retamas del Regajal (DO Vinos de Madrid)
Soy un truhán, soy un señor — Julio Iglesias
“Me gustan las mujeres, me gusta el vino…” canta Julito, y es difícil pensar en un maridaje más castizo y elegante que un tinto madrileño, como él. Las Retamas del Regajal, elaborado en Aranjuez, encarna justo eso. Es un vino amable pero con personalidad, muy en la línea del personaje mediático que construyó Iglesias. Perfecto para brindar con traje blanco y sonrisa eterna, porque “yo, amo la vida, amo el amor”.
Vino sugerido: Jean Leon 3055 Sauvignon Blanc (Penedès)
Sauvignon Blanc — Rosalía
Rosalía ha llevado la música catalana al mundo. En su nuevo álbum, LUX, lleno de espiritualidad y esencia divina, la cantante ha creado una canción titulada Sauvignon Blanc —vino que ha reconocido en diversas ocasiones ser su favorito—. Si bien el álbum trata lo celestial, ella en esta pieza ensalza el simple placer de tomarse una copa de vino con Dios, abstraerse del dolor del mundo y ser feliz en un brindis simple pero cargado de simbolismo. “Yo beberé Sauvignon Blanc a tu lado / mi futuro será dorado / Ya no tengo miedo del pasado / está en el fondo de mi copa de Sauvignon Blanc”.
Para buscar un buen Sauvignon Blanc que enlace con Rosalía, quizá podríamos fijarnos en uno con los aromas del Penedès. El 3055, además, es una historia de reinvención: Jean Leon dejó los mares para perseguir un sueño en Hollywood antes de aterrizar en Cataluña. Un relato que encaja con la narrativa de riesgo, ambición y libertad creativa de Rosalía.
Vino sugerido: Champagne Taittinger Brut Réserve
Un sorbito de champagne — Los Brincos
Pocas canciones españolas han capturado tan bien la alegría efervescente de los 60. Esto pide burbuja fina, elegante y con un punto de inocencia festiva. Los Brincos tenían algo de refinados, pero su pop-rock psicodélico nos dejaba bien claro que si hablaban de champagne no se referían, o eso creemos, a un típico Moët Chandon. Por eso hemos pensado en maridar Un sorbito de champagne con un Taittinger Brut Réserve. Ese “sorbito” que promete fiesta sin desmadre, chispa sin vértigo.
Vino sugerido: Assyrtiko de Santorini, Gaia Wines (Wild Ferment)
Vino griego — José Vélez
Para cantar a Grecia hay que beber Grecia. Es cierto que en España poco sabemos de los vinos del Peloponeso, ¡pero tienen cosas muy comunes con los nuestros! Grecia tiene más de 300 uvas autóctonas en zonas volcánicas, y nunca está de más probar a qué sabe el Mediterráneo del otro lado del mundo. Para esto, pocos vinos representan mejor la identidad helena que un Assyrtiko de Santorini: blanco volcánico, mineral, seco, con carácter antiguo. Es un vino que habla de islas, de viento y de profundidad. Igual que la canción, que es casi un poema de raíz mediterránea. Un homenaje sin tópicos, directo desde la roca volcánica al alma. Y, quién sabe, quizá José Vélez sí se refiriera justo a este vino santorino cuando cantó: “Ven a brindar / con vino griego de mi tierra natal / El vino que me hará recordar / un pueblo blanco que dejé detrás del mar”
Vino sugerido: Acústic Tinto (Montsant)
Vino tinto — Estopa
Los hermanos Muñoz cantan al vino de calle, al vino que acompaña risas fuertes, sobremesas largas y noches de verbena de pueblo catalán que se alargan sin pedir permiso. Por eso hemos pensado que no hay mejor vino que uno hecho en su tierra, e intentando alejarnos del Penedès -que usamos para el Sauvignon Blanc de Rosalía-, llegamos al Acústic Tinto, garnacha y cariñena del Montsant. Este vino es eso mismo: identidad, cero artificio, verdad a temperatura ambiente. Un vino que entra con ritmo y golpea con cariño. Si Estopa fuera una denominación, sería esta, porque ellos son como un vino tinto, “que si me tomas en frío engaño, y con los años me hago más listo, cariño”.
Vino sugerido: Catena Malbec (Argentina)
Salud, dinero y amor — Andrés Calamaro
Calamaro no brinda por brindar: brinda con filosofía, con humo, con ironía, con melancolía porteña. Pero si a Calamaro algo lo distingue es que es porteño de corazón. Un argentino que ha llevado el rock de Buenos Aires al resto del mundo. Por eso, un Malbec argentino -y especialmente un Catena, que hizo grande a esta variedad en todo el mundo- es el acompañamiento perfecto. Un vino que pide conversación y pausa. Un vino que sabe a casa aunque estés lejos, porque ya lo dijo él: “Brindo por el recuerdo y también por el olvido. Brindo porque esta noche un amigo paga el vino”.
El vino y la música tienen algo en común: cuando son buenos, nos cuentan quiénes somos. Y en estas canciones, el vino no está ahí por casualidad: está para elevar la emoción, para ponerle color al sonido. Quizá por eso maridarlos funciona tan bien, porque ambos son memoria líquida. ¡Y siempre es buen momento para brindar por eso!
