La inteligencia emocional es un pilar fundamental en el desarrollo personal y social de los niños. Sin embargo, en muchas ocasiones se deja en segundo plano frente a los logros académicos y las actividades extracurriculares. Un reciente estudio publicado por CNBC Make It y realizado por la experta en desarrollo infantil Reem Raouda revela que los padres que priorizan la inteligencia emocional de sus hijos adoptan ciertos hábitos clave desde el principio.
1. Respetar el silencio emocional
En lugar de apresurarse a ofrecer consuelo o soluciones inmediatas, estos padres comprenden la importancia de acompañar a sus hijos en silencio. Este acto permite que los pequeños procesen sus emociones a su propio ritmo, aprendiendo a gestionar sus sentimientos y a confiar en su intuición.
2. Nombrar las emociones de forma constante
Los padres emocionalmente conscientes enseñan a sus hijos a identificar y expresar sus emociones. Al compartir sus propios sentimientos, fomentan un ambiente donde la comunicación emocional es natural y segura, ayudando a los niños a encontrar las palabras adecuadas para describir cómo se sienten.
Los padres tienen el papel de ayudar a sus hijos a tener una buena inteligencia emocional.
3. Pedir disculpas cuando es necesario
Reconocer errores y pedir disculpas es un gesto poderoso. Estos padres no temen admitir cuando se equivocan, demostrando que la responsabilidad y la humildad son valores fundamentales. Este comportamiento enseña a los niños a reparar relaciones y a ser más empáticos.
4. Modelar la cortesía en lugar de imponerla
En lugar de forzar a sus hijos a decir “por favor” o “gracias”, estos padres prefieren dar ejemplo con sus propias acciones. Esta estrategia permite que los niños interioricen la importancia de la amabilidad y la cortesía de manera natural y auténtica.
La interacción de padres e hijos en la primera infancia tiene un impacto duradero en el aprendizaje de los niños
5. Validar sus preocupaciones, por pequeñas que sean
Tomar en serio los problemas de los niños, sin importar cuán insignificantes parezcan, refuerza su autoestima y seguridad emocional. Escuchar y validar sus emociones les enseña que sus sentimientos son importantes y dignos de respeto.
6. Fomentar la toma de decisiones
En lugar de resolver todos los problemas por ellos, estos padres animan a sus hijos a pensar de forma crítica. Preguntas como “¿Qué crees que deberíamos hacer?” Promueven la autonomía, el pensamiento lógico y la confianza en sus propias decisiones.
7. Permitir momentos de aburrimiento
No llenar cada minuto con actividades planificadas es clave para el desarrollo de la creatividad y la autorregulación. Permitir que los niños experimenten el aburrimiento les enseña a disfrutar de su propia compañía y a encontrar soluciones creativas para entretenerse.
Imagen de un niño aburrido en clase
Estas siete prácticas identificadas por Reem Raouda potencian la inteligencia emocional de los niños y también fortalecen los lazos familiares. Implementar estos hábitos desde los primeros años de vida contribuye a criar adultos empáticos, resilientes y emocionalmente equilibrados.
Vía CNBC Make It
