A sus 85 años, el filósofo, pedagogo y ensayista José Antonio Marina sigue siendo una de las voces más lúcidas del pensamiento contemporáneo. En uno de sus vídeos más recientes en TikTok, el autor lanza una reflexión incómoda pero urgente sobre el deterioro del pensamiento crítico y la banalización del debate público en la era digital: “Hay una crisis absoluta de argumentación porque estamos perdiendo la capacidad lectora y nos hemos acostumbrado a los mensajes cortos”.
Durante una clase en la Facultad de Filosofía con alumnos de posgrado, Marina planteó una pregunta provocadora: “¿Es verdad que todas las opiniones son respetables?”. Ante la respuesta afirmativa habitual de sus estudiantes, él responde con claridad: “No. Lo que es respetable es el derecho a exponer tu opinión sin que haya una inquisición. Pero la respetabilidad de las opiniones depende del contenido de las opiniones”.
Las opiniones no son todas iguales
Para Marina, el gran error contemporáneo no es opinar, sino pensar que toda opinión es automáticamente válida por el simple hecho de ser emitida. “Puede haber opiniones estúpidas, opiniones blasfemas, opiniones injustas, opiniones racistas…”, advierte. Y añade: “Estamos haciendo una especie de abdicación del sentido crítico. Igual que antes decíamos que todo el mundo es bueno, ahora decimos que todas las opiniones son buenas”.
Captura de vídeo
Sin argumentos, no hay pensamiento crítico. El filósofo insiste en que para que una opinión tenga peso debe ir acompañada de una argumentación sólida. “Las opiniones tienen que venir acompañadas, si quieren que las tomemos en serio, de la argumentación de esa opinión”, recalca. El problema, asegura, es que vivimos en una época de “pereza argumental”, donde el argumento ha perdido valor frente al eslogan, el meme o el mensaje breve y emocional.
José Antonio Marina Torres, filósofo, escritor y pedagogo español.
La cultura del clip y la crisis de la lectura. Según Marina, una de las causas de esta decadencia argumentativa es la transformación de los hábitos de lectura. “Nos estamos acostumbrando, por las nuevas tecnologías, a mensajes muy cortos. Y los mensajes muy cortos son buenos para memes, para consultas, para clips publicitarios, pero no para argumentos”, sostiene.
Niños leyendo.
El pensador lamenta que el formato digital, si bien accesible y rápido, esté moldeando mentes cada vez más reactivas y menos reflexivas. “Los argumentos necesitan texto largo”, afirma. Y para que haya pensamiento profundo, es imprescindible leer, conectar ideas y construir razonamientos, algo que parece estar en declive.
Recuperar la profundidad
Lejos de un mensaje apocalíptico, José Antonio Marina propone una llamada a la responsabilidad educativa y cultural. Recuperar la capacidad lectora no es solo una cuestión escolar, sino una necesidad democrática. En un mundo saturado de ruido y opiniones, la diferencia la marca quien sabe argumentar.
