La ruptura de una relación puede convertirse en una de las experiencias más dolorosas de la vida. Y aunque el duelo afectivo tiene sus etapas, muchas veces nos cuesta mirar más allá del sufrimiento inmediato. Sobre este proceso ha reflexionado Silvia Congost, psicóloga especializada en terapia de pareja y dependencia emocional, en su reciente intervención en el podcast Tenía la duda, presentado por Judith Tiral.
Durante la conversación, Congost lanza una idea clave: “Después de una ruptura no somos conscientes de la gente que sí sigue estando a nuestro lado”. Una frase que apunta al desajuste emocional que muchas personas experimentan tras perder a su pareja: se centran tanto en quien se ha ido, que pierden de vista a quienes permanecen.
Reconstruir la autoestima: el primer paso
La psicóloga insiste en que lo más importante tras una ruptura es reconstruir la autoestima: “Tenemos que darnos cuenta de que si haces todo eso —revisar redes, buscar contacto— sigues dándole poder a la otra persona. Lo que tienes que hacer es cambiar la mirada y dirigirla hacia ti”, explica Congost.

Silvia Congost, psicóloga: “Nos deja una persona, pero no nos olvidemos de todas las que tenemos a nuestro lado”.
En lugar de buscar respuestas en el otro o en las redes sociales, la especialista recomienda enfocar la atención en el propio proceso de crecimiento personal. “Centrarte en ti, en cómo fortalecerte, cómo aprender a amarte otra vez”, añade. Y es que, para Congost, cada relación tiene una razón de ser: “Esa persona pasó por tu vida para que tú vivieras unas experiencias determinadas y que esas experiencias te permitieran aprender unas cosas y convertirte en la persona que eres ahora”.

Autoestima
Además, la psicóloga recuerda que, tras una separación, tendemos a idealizar a la persona que se ha ido, olvidando algo fundamental: “A menudo, tras una ruptura, estamos tan obsesionados en esa persona que se ha ido que no somos capaces de apreciar, valorar y agradecer a todos los que siguen a nuestro lado”.

Silvia Congost, psicóloga.
Enfocarse en quienes sí importan. Congost pone el foco en las personas que permanecen, aquellas que están ahí de forma incondicional. “Esos que nos aman, que nos apoyan, que se preocupan de corazón por nosotros y por nuestro bienestar, que quieren que estemos bien y que sufren si nos ven mal. Ellos son los únicos que verdaderamente importan”, asegura.
El mensaje es claro: una ruptura no debe convertirse en el eje de nuestra existencia. Es una etapa más, dolorosa, sí, pero también una oportunidad para volver a mirarnos con amor propio, recuperar el equilibrio y rodearnos de quienes de verdad suman.