Arrancar una rutina deportiva suele estar acompañado de energía, entusiasmo y buenos propósitos. Sin embargo, muchas veces ese impulso inicial se desvanece al cabo de unas semanas, y la explicación habitual es siempre la misma: “he perdido la motivación”.
Para Marina Uria, psicóloga especializada en deporte, esa frase no es del todo cierta. “Muchas veces escucho a personas decir que no están motivadas cuando en realidad quieren decir que no les apetece hacer ejercicio”, explica. Y es que, según ella, hay una diferencia clave entre tener ganas y estar motivado.

Clase dirigida de ejercicios
La clave está en el origen del término. “La palabra motivación viene de ‘motivo’, no de ‘ganas’. Estar motivado es tener un motivo claro por el cual actuar, incluso cuando no tenemos ganas de hacerlo”, afirma la experta. Y ahí está el quid de la cuestión: cuando el motivo que nos impulsa a entrenar es débil o genérico —como “quiero estar en forma” o “quiero perder peso”—, lo más probable es que no sea suficiente para sostenernos en los días en los que reina el cansancio, el estrés o la pereza.
Cuando el motivo no estimula lo suficiente
Para Uria, cuando abandonamos una actividad física no es que hayamos perdido la motivación, sino que el motivo no era suficientemente estimulante. Por eso, propone dejar de depender del deseo momentáneo y pasar a un enfoque más consciente y planificado. “La motivación real es la energía que nos impulsa a seguir, muchas veces a pesar de no tener ganas o de tener que hacer malabares con el tiempo y el espacio para lograrlo”, sostiene.

Ejercicio con pesas
Establecer metas claras, realistas y personales. La psicóloga deportiva recomienda que antes de lanzarse a entrenar por impulso, lo ideal es aprovechar ese entusiasmo inicial para sentarse y diseñar un plan de acción. “Establece objetivos claros, concretos y a corto o medio plazo”, indica. En lugar de promesas vagas como “haré más ejercicio”, Uria sugiere metas medibles, por ejemplo: “caminar 30 minutos tres veces por semana durante un mes”.
Y, ante todo, debe ser una actividad que te guste. “No tiene sentido proponerse nadar una vez por semana si no te gusta nadar. Por muy asequible que parezca, no será suficiente para mantener tu motivación”, aclara.
Evalúa tu entusiasmo y ajusta
Otro de los ejercicios que propone Marina Uria es hacer una autoevaluación sincera antes de marcarse metas. “Dedica el primer día a reflexionar qué quieres conseguir, cómo lo vas a lograr y del 1 al 10 cuánto te gustaría llegar a ese objetivo. Si no te entusiasma al menos un 6 o no crees que puedas cumplirlo, replantea el objetivo”.

Hacer ejercicio en ayunas será beneficioso dependiendo de los objetivos del deportista
Además, aconseja integrar el deporte dentro de rutinas ya establecidas para facilitar su mantenimiento: “Intenta entrenar los mismos días y a la misma hora. Asociar el ejercicio a otros hábitos consolida su presencia en tu estilo de vida”.