Alfonso Méndez, psicólogo, sobre cómo gestionar las pantallas con adolescentes: “No quiero quitarte el móvil por castigo, quiero ayudarte a que no te atrape”

Crianza 

El experto propone negociar límites sin imponer y fomentar alternativas reales para reconectar con los hijos durante el verano

Captura de vídeo

Captura de vídeo

Agora Madrid International School / YouTube

Gestionar el uso de las pantallas durante el verano puede convertirse en uno de los mayores retos familiares, especialmente cuando se trata de adolescentes. Mientras ellos disfrutan de largas jornadas sin clases y con libertad horaria, muchos padres trabajan, se sienten superados o directamente renuncian a luchar contra el móvil. Pero, ¿es posible encontrar un equilibrio sin caer en prohibiciones extremas o en la resignación absoluta?

Para el psicólogo Alfonso Méndez, del Instituto Centta, la clave está en el enfoque. “No quiero quitarte el móvil por castigo, quiero ayudarte a que no te atrape”, propone como punto de partida para el diálogo. Y es que, más allá de la imposición, lo importante —explica— es crear acuerdos que den lugar a una convivencia razonable entre el mundo digital y el familiar.

Las pantallas no desaparecerán, pero se pueden acotar

Méndez parte de una realidad incuestionable: las pantallas forman parte del universo adolescente. Pretender erradicarlas no solo es irreal, sino que genera más distancia. “Primero, acepta que no vas a eliminarlas. Y no pasa nada”, insiste.

No es buena idea utilizar las pantallas en casa para hacer que los niños se relajen

No es buena idea utilizar las pantallas en casa para hacer que los niños se relajen

Getty Images

En lugar de combatirlas frontalmente, propone estrategias prácticas: negociar horarios, establecer momentos libres de móvil (como durante las comidas o antes de dormir), y sobre todo, ofrecer alternativas atractivas fuera del entorno digital. “Salidas con amigos, retos, planes familiares… Hay que dar opciones reales”, indica.

No es una guerra, es una conversación. El tono es otro factor clave. Para el psicólogo, el conflicto aparece cuando el adulto entra en modo policía o sermón, pero se reduce cuando la comunicación es más empática. “Si sienten que los estás escuchando, es más probable que escuchen también”, asegura.

niños pantallas PORTADA

Niños pantallas PORTADA

Istock

Por eso, recomienda hablar del tema sin dramatismos, sin convertirlo en una batalla moral. “No se trata de castigar, sino de acompañarles a tomar conciencia sobre su uso del móvil”, explica. Y eso solo ocurre cuando el adolescente no se siente atacado, sino comprendido.

Reconectar empieza por entrar en su mundo

Más allá del móvil, muchas familias se enfrentan a la dificultad de compartir tiempo de calidad con adolescentes que parecen vivir en otro planeta. Pero Méndez tiene claro que la mejor manera de generar vínculo es acercarse a sus intereses, aunque no se compartan del todo.

“¿Te has sentado a ver ese vídeo absurdo que les hace tanta gracia?”, lanza como reto. También propone escuchar esa canción que repiten sin parar o incluso cocinar juntos algo “raro”. No se trata de imponer momentos especiales, sino de crear contextos neutros donde pueda surgir la conexión sin presión.

Es importante que los padres prediquen con el ejemplo y busquen otros métodos para divertirse con sus hijos

Es importante que los padres prediquen con el ejemplo y busquen otros métodos para divertirse con sus hijos

Getty Images

Tiempo libre sin pantallas... y con aburrimiento. La gestión del tiempo libre también entra en juego. Y si bien las pantallas suelen acaparar gran parte del día, el psicólogo recuerda el valor del aburrimiento como herramienta educativa. “Del aburrimiento nacen la creatividad, la introspección y hasta la tolerancia a la frustración”, afirma.

Para combatir el clásico “me aburro” sin caer en la pantalla como recurso automático, propone una idea sencilla: crear una lista visible de actividades alternativas —desde montar una cabaña con mantas hasta regar las plantas—. Y si nada convence, sugiere responder con tranquilidad: “Perfecto, puedes aburrirte un poco más hasta que se te ocurra otra cosa”.

Horizontal

Imagen de un niño aburrido

Getty

El verano como oportunidad emocional. En definitiva, Alfonso Méndez no plantea el verano como una trinchera donde resistir el empuje digital, sino como una oportunidad para reconectar emocionalmente con los hijos, incluso aunque solo haya pequeños ratos de descanso compartido. “No se trata tanto de estar más tiempo, sino de estar mejor en el tiempo que sí hay”, recuerda.

Una cena improvisada en el suelo del salón, una conversación sin móviles o un paseo corto pueden ser más valiosos que cualquier plan elaborado. Porque, como él mismo dice, “los niños no necesitan grandes planes, necesitan momentos genuinos”. Y en eso, la pantalla nunca podrá competir.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...