Javier Bardem (56 años) utiliza su plataforma como uno de los actores españoles más reconocidos internacionalmente para ir más allá del entretenimiento y adentrarse en el análisis social.
Tras encarnar a José Menéndez en la nueva serie de Ryan Murphy, el actor no solo se sumergió en un drama familiar real, sino que extrajo una poderosa reflexión sobre la masculinidad tóxica y la educación emocional de los hombres, cuyas secuelas, advierte, “todavía hoy las vemos”.
La preparación para un personaje oscuro
Para abordar el papel de José Menéndez, un padre de familia cuyo asesinato a manos de sus hijos conmocionó a Estados Unidos, Bardem se enfrentó a un desafío interpretativo y moral. “Sabía que tenía que confiar en la investigación que Ryan Murphy e Ian Brennan hicieron”, explicó el actor a Variety, admitiendo que inicialmente se sintió “aterrado” por la perspectiva de tener que comprender a una figura tan compleja y oscura.
Su enfoque no fue juzgar, sino comprender. “A mí lo que me interesaba era entender la situación del espíritu de una persona que está rota”, relató Bardem. Esta búsqueda de comprensión le llevó a identificar la raíz del problema no en una maldad innata, sino en una educación profundamente dañina.
Una imagen en la que aparece Javier Bardem en la serie del caso Menendez
El mandato de la masculinidad tóxica. La investigación de Bardem le llevó a una conclusión clara sobre el carácter de su personaje: “José Menéndez pertenece a una generación en la que a los hombres se les enseñó cómo debe ser y comportarse un hombre de verdad”.
El actor detalló los mandatos de esa educación:
- “No exhibir tus emociones”
- “No permitir que se expresen tus propios sentimientos”
- “Ser duro y muy duro, impulsivo”
- “Tratar a las mujeres de una determinada manera y a los demás hombres de otra diferente”
Bardem calificó sin ambages este modelo de conducta como erróneo: “Era una época en donde se educaba a los hombres con un tipo de ideales y de formas de comportamientos erróneos”.
El actor Javier Bardem en el Festival de Cine de San Sebastián
La conexión con el presente
Uno de los puntos más relevantes de su análisis es la vigencia de estos patrones. El actor no habla de un problema del pasado, sino de una herencia que continúa afectando al presente. Él mismo afirma que estos comportamientos erróneos “todavía hoy los vemos”.
La incapacidad de su personaje para gestionar su trauma fue, en su opinión, la consecuencia directa de esa educación represiva: ”[Era] su imposibilidad de afrontarlo, porque no se le había educado para poder enseñar sus emociones y su dolor”.
Javier Bardem
Una llamada a la compasión y la comprensión
Más allá del diagnóstico, Bardem apela a la comprensión humana. Pide al público que, tras ser testigo de “el dolor, el trauma y la falta de afecto, el abuso”, no olvide que estos personajes “eran seres humanos, que en algún momento se quisieron y que lo intentaron”.
Su reflexión final sitúa la responsabilidad no tanto en el individuo, sino en el sistema que lo moldeó: todo se basaba en “la forma en la que fueron criados, educados y, sobre todo, en la manera en la que lidiaron, o no, con sus propios traumas”.
