Cuando las mujeres superan la barrera de los 60 años, la actividad física deja de ser una opción para convertirse en una aliada esencial del bienestar. Mantenerse activa en esta etapa de la vida no solo ayuda a preservar la autonomía y la movilidad, sino que también es clave para proteger la salud ósea y prevenir enfermedades crónicas.
Uno de los ejercicios más comunes es salir a dar caminatas. Lo que muchas mujeres no saben es que lo beneficios de esta actividad están condicionados a la intensidad aplicada. El licenciado en Ciencias del Deporte, Álvaro Puche en una entrevista para 'Clara': “El principal error que cometen las mujeres de 60 años cuando salen a caminar es el de darle mayor importancia al tiempo que están caminando que a la intensidad a la que lo están haciendo”, empieza diciendo.
 
            Caminatas
“Fisiológicamente hablando, caminar a bajas intensidades no reporta beneficio alguno”
Beneficios. Puche explica que los beneficios de las caminatas se multiplican cuando se convierten en un reto: “Cuando se camina a un ritmo al que resultaría complicado pronunciar más de tres palabras seguidas si durante esta marcha a pie se quisiera mantener una conversación”, explica.
Diferencias. El experto señala que hay diversas diferencias entre una caminata relajada y una a gran intensidad: “Fisiológicamente hablando, caminar a bajas intensidades no reporta beneficio alguno. Por el contrario, si caminos a la mayor intensidad intencional posible seremos capaces de desarrollar adaptaciones fisiológicas que se verán reflejadas en una mejora de la condición física de la persona de más de sesenta años”, aclara.
 
            Ejercicio a una avanzada edad
¿Cuál es la velocidad óptima? Puche explica que dependerá de la fuerza de la persona, la longitud y la frecuencia de su calzada. Por ello, propone una caminata por intervalos: “En estos, intercalaremos un minuto a la máxima velocidad posible, seguido por un intervalo de descanso activo, en el que continuaremos la marcha a una menor velocidad, la que nos permita volver a recuperarnos antes de hacer el próximo minuto a máxima intensidad”, comenta. Lo ideal sería realizar entre cinco y ocho intervalos por caminata.
 
            Pareja de ancianos en ropa deportiva haciendo ejercicio con mancuernas en el gimnasio
Precaución. A la hora de hacer ejercicio, las personas de avanzada edad deben prestar atención a los posibles efectos secundarios de la medicación que están tomando: “Hay medicamentos que nos pueden bajar mucho la tensión arterial o las pulsaciones en esfuerzo, provocándonos posibles consecuencias nocivas para nuestra salud”, advierte el experto.
Rutina ideal. Una rutina de ejercicio óptimo para una mujer de más de sesenta años combinaría al menos dos días de entrenamiento de fuerza con caminatas diarias: “Pilates, yoga, natación... Son complementos que se pueden añadir en base el gusto personal de la protagonista”, termina diciendo.

 
            
