Nuestro sentido común nos hace pensar que los favores solo se hacen a la gente que nos agrada, es de confianza o que nos cae bien. Sin embargo, existe un truco utilizando el arte de hacer un favor que puede provocar que a personas a las que les caes mal les caigas un poquito mejor.
Este truco psicológico, que implica un cambio en nuestra percepción sobre alguien en función de cómo nos hayamos comportado con él o ella, se conoce como “el efecto Benjamin Franklin” y toma su nombre del conocido político por una peculiar historia.
¿Se puede caer bien a quien cae mal?
La leyenda. Dice la historia que Benjamin Franklin tenía un rival político de gran cultura, pero que sentía cierta animadversión hacia él. El opositor era conocido por su vasta biblioteca, llena de ejemplares raros de conseguir. Franklin se sentía muy inquieto por este odio hacia su persona, y por este motivo decidió ganarse a su rival de una forma realmente ingeniosa: pedirle como favor que le prestara uno de sus preciados libros.
El opositor, aunque dudoso, se lo dejó inmediatamente. Franklin le devolvió el libro al cabo de una semana, con una nota en la que le agradecía enormemente el favor.
Retrato de Benjamin Franklin hecho en 1778
Cuando Franklin y su opositor se volvieron a encontrar en la Asamblea Legislativa, el caballero le habló, algo que nunca antes había hecho, y lo hizo con gran educación. Fue a partir de ese entonces que entre los dos hombres se forjó una sólida amistad, la cual duraría hasta su muerte. De hecho, esta anécdota es la demostración práctica de una de las grandes frases de Benjamin Franklin: “Es más probable que te haga otro favor alguien que ya te ha hecho uno previo que no uno que te lo debe a ti”
Aplicable a cualquier circunstancia. La psicóloga María Nicolau ha explicado cómo este truco se puede aplicar perfectamente en el día a día para mejorar la relación con cualquier persona. “Si quieres caerle bien a alguien, pídele un favor. Sí, pídeselo tú a esa persona”, comienza diciendo la psicóloga para explicar el “efecto Benjamin Franklin”.
“¿Por qué sucede? Porque cuando le pides algo a alguien que le caes mal, en su cerebro aparece una disonancia cognitiva: me caes mal, pero me estás pidiendo un pequeño favor; los favores se hacen a los amigos. No eres mi amigo, pero te lo voy a hacer porque es un favor muy pequeño”, explica la psicóloga. “Pero claro, para que mi cerebro sienta que esa acción como cómoda y coherente, automáticamente genera una especie de convicción de que bueno, igual eres una persona que se merece ese favor; lo que es igual a que no eres tan mala persona”, continúa.
Neuropsicología. Nicolau termina explicando que entonces, lo que sucede es que se acaba generando una nueva sensación en el otro, de “algo más placentero” para el cerebro. No solo eso, sino que genera una sensación de sentirse bien con uno mismo al realizar esa buena acción que has causado tú. La psicóloga advierte que tienen que ser pequeños favores para que la persona “se anime a hacerlos”, como el libro que pidió Benjamin Franklin.
Vídeo viral. El vídeo ha sido todo un éxito, con más de 361.300 reproducciones y 35.600 “me gusta” y cientos de comentarios después de que la terapeuta pidiese a sus seguidores que sugieran otros favores pequeños en los comentarios, y no defraudaron: pedir un bolígrafo prestado, pedir un café si ves que va a pedir uno o incluso algo tan simple como pedir la hora.
