Dr. Nicolás Olea, médico e investigador: “El polvo que hoy se acumula en nuestras casas no tiene nada que ver con el que había hace 20 o 30 años; ahora atrapa importantes contaminantes químicos”
Higiene del hogar
El investigador alerta de que el polvo doméstico actual está compuesto en gran parte por microfibras sintéticas y aditivos químicos presentes en plásticos, ropa y productos cotidianos
El cambio tiene un origen claro: vivimos rodeados de ropa sintética, envases plásticos, muebles tratados químicamente
El polvo doméstico ya no es lo que era. Así lo afirma el médico e investigador Dr. Nicolás Olea, uno de los científicos españoles más reconocidos en el estudio de contaminantes ambientales. En una reciente conversación difundida en el podcast Lo Que Tú Digas, Olea explica que el polvo que se acumula hoy en nuestros hogares ha cambiado radicalmente respecto al de hace apenas dos o tres décadas.
“Nada, absolutamente nada”, responde Olea cuando el entrevistador le pregunta si el polvo actual se parece al de hace 20 o 30 años. Y su explicación no deja espacio para dudas: “Esas madejas que saca la Roomba de debajo de la cama… es fundamentalmente fibra textil, mucho poliéster de la ropa, mucha poliamida, nylon, que engloba y atrapa contaminantes químicos de los más populares: filtros ultravioleta, retardantes del fuego bromados y fosforados…”.
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Según el investigador, estas partículas funcionan como un imán que retiene aditivos presentes en plásticos y materiales de uso cotidiano. En sus palabras, el polvo moderno “atrapa la química de la casa, que la has cambiado de forma radical”.
Un polvo dominado por microplásticos y aditivos químicos
El cambio tiene un origen claro: vivimos rodeados de ropa sintética, envases plásticos, muebles tratados químicamente, dispositivos electrónicos y revestimientos que desprenden compuestos volátiles. Cada lavado, cada roce de la ropa y cada degradación lenta del plástico libera microfibras y microfragmentos imperceptibles que acaban en el suelo, en las alfombras y en el aire.
Robot aspirador
Estas fibras, explica Olea, actúan como soporte para sustancias químicas como:
- Retardantes de llama bromados (BFRs)
- Fosfatos orgánicos
- Filtros ultravioleta presentes en cremas, plásticos y textiles
- Aditivos industriales utilizados para dar flexibilidad o resistencia al plástico
Como resultado, el polvo actual no es solo suciedad: es un cóctel químico complejo que puede llegar a dispersarse fácilmente en el aire que respiramos.
Estudios en España que avalan el fenómeno
La advertencia de Olea no es aislada. De hecho, su propio grupo de investigación ha sido pionero en alertar sobre la presencia de contaminantes químicos en ambientes domésticos. El proyecto europeo 'DEMOCOPHES' analizó la exposición de hogares europeos, incluyendo los españoles, a compuestos como ftalatos, bisfenoles y retardantes de llama, encontrando niveles detectables en polvo doméstico, ropa y aire interior.
Investigadores del CSIC han demostrado que el polvo interior de los hogares españoles contiene microplásticos y fibras sintéticas procedentes principalmente de ropa de poliéster y tejidos técnicos, confirmando la tendencia señalada por Olea.
Los microplásticos son polímeros de carbono elaborados a partir de combustibles fósiles, como el petróleo
¿Debemos preocuparnos? Los expertos no buscan generar alarma, pero sí conciencia. La presencia de estos compuestos en interiores, mucho mayor que en exteriores, hace que la ventilación, la limpieza frecuente y la reducción de materiales sintéticos sean medidas recomendadas para disminuir la exposición.
El polvo de casa siempre ha sido una mezcla de partículas diversas. Pero hoy, advierte Olea, su composición refleja el entorno en el que vivimos: un hogar repleto de materiales sintéticos cuya química, inevitablemente, acaba flotando en el aire o acumulándose bajo la cama.