¿Existe realmente la libertad o es solo una ilusión necesaria? Esa es la pregunta que plantean en un fragmento del podcast @risasychocolate_podcast, donde el filósofo y terapeuta Mariano Alameda expone una idea tan provocadora como sugerente: la libertad no consiste en hacer lo que uno quiere.
“El público en general cree que la libertad es el ejercicio de la voluntad. Eso es falso. La libertad no es hacer lo que quieras”, afirma sin rodeos. Para Alameda, la clave está en distinguir entre identificarse con lo que deseamos y ser capaces de realizarlo: “Te puedes identificar con lo que quieres, que es muy distinto, pero no puedes hacer lo que quieres, porque yo no puedo decir que se apague el sol”.
“Tú haz como si hubiera libertad, pero sabiendo que no”
La paradoja existencial: actuar “como si”. Alameda sostiene que las personas necesitan construir psicológicamente la idea de libertad para sentirse agentes de su propia vida, aunque al mismo tiempo intuyan que muchas cosas escapan completamente a su control.
Captura de vídeo
“Necesitas psicológicamente creer que hay libertad y, a la vez, creer que no”, explica. Para ilustrarlo, recurre a un ejemplo cotidiano: cuando una madre dice “te voy a hacer una paella riquísima si Dios quiere”. Esa frase refleja, según él, una tensión muy humana entre la intención personal y el reconocimiento de que no todo depende de nosotros. “Yo actúo como si dependiera de mí, pero sabiendo que no”.
Un debate que ya tuvieron los filósofos clásicos
Las palabras de Mariano Alameda conectan con una larga tradición filosófica en torno a la libertad, desde los griegos hasta pensadores modernos.
Epicteto (estoicismo): la libertad está en lo que depende de ti. El filósofo estoico sostenía que solo somos libres respecto a aquello que controlamos (nuestros juicios, decisiones y actitudes), y que todo lo demás escapa a nuestro dominio. Su idea se acerca a la distinción que hace Alameda entre desear y poder.
Aristóteles: libertad como deliberación. Aristóteles defendía que el ser humano actúa libremente cuando puede deliberar y elegir entre opciones reales. Según esta visión, la libertad no es absoluta, sino situada, condicionada por circunstancias, hábitos y carácter.
Busto del filósofo griego Aristóteles
Spinoza: “El ser humano cree ser libre porque es consciente de sus acciones, pero no de las causas que lo determinan”. La frase del filósofo neerlandés resuena de forma sorprendente con la reflexión de Alameda. Spinoza defendía un mundo completamente determinado por causas naturales, pero entendía que las personas necesitan interpretarse a sí mismas como agentes.
Kant: la libertad como requisito moral. Para Kant, la libertad no es un hecho demostrable, sino un postulado necesario: tenemos que asumir que somos libres para poder responsabilizarnos moralmente. Una idea que encaja perfectamente con el “haz como si hubiera libertad” de Alameda.
Immanuel Kant
¿Libres o no? La respuesta que vuelve una y otra vez
El interés que ha despertado el vídeo se explica fácilmente: vivimos en una época en la que la autonomía personal, la autoexigencia y la sensación de control están en crisis. Redes sociales, algoritmos, incertidumbre laboral… Cada vez más personas cuestionan hasta qué punto toman decisiones propias.
La propuesta de Mariano Alameda (actuar como si fuéramos libres sin necesitar que esa libertad sea absoluta), abre un espacio de reflexión útil para quienes se sienten atrapados entre la responsabilidad personal y los límites de la realidad.
La libertad, parece decir, no es un superpoder, sino una construcción psicológica y filosófica que nos permite vivir con sentido.
