Daniel E. Lieberman, profesor de Harvard, sobre la falta de motivación para ir al gimnasio: “Es importante no juzgar a las personas como ‘perezosas’”

Motivación 

El experto en biología evolutiva explica por qué hacer ejercicio no es algo natural para los humanos y qué podemos hacer para mantenernos activos sin castigarnos por ello.

Daniel E. Lieberman

Daniel E. Lieberman

YouTube / Harvard University Press

Ir al gimnasio, salir a correr o simplemente moverse del sofá para hacer ejercicio puede convertirse en un auténtico reto. Y, según el profesor de Harvard Daniel E. Lieberman, no tiene nada que ver con la pereza. El motivo es mucho más profundo: está relacionado con la evolución humana.

En su libro Exercised: Why Something We Never Evolved to Do is Healthy and Rewarding, Lieberman —presidente del Departamento de Biología Evolutiva Humana en Harvard— desmantela la idea de que no hacer ejercicio es sinónimo de vagancia. Para él, la falta de motivación responde a un principio básico de supervivencia: evitar el gasto de energía innecesaria.

El cuerpo humano no está diseñado para hacer ejercicio por placer

“El ejercicio, tal como lo entendemos hoy, es un comportamiento anómalo desde un punto de vista evolutivo”, explica Lieberman. Según sus investigaciones, durante miles de años nuestros antepasados solo se movían cuando era estrictamente necesario: para recolectar, cazar o huir. Cualquier gasto calórico sin una finalidad clara era, literalmente, una amenaza para la supervivencia.

Personas realizando ejercicio

Personas realizando ejercicio

Getty Images

Por eso, asegura que “le pedimos a la gente que haga algo que es inherentemente anormal”. En ese sentido, nuestra falta de ganas para hacer deporte no es una debilidad de carácter, sino un instinto biológico.

“No te juzgues por no querer hacer ejercicio”. Lieberman invita a cambiar la mirada sobre el ejercicio físico: “Es importante no juzgar a las personas como ‘perezosas’. No lo son; simplemente están siendo normales”. De hecho, confiesa que incluso él, que es un entusiasta del deporte, muchas veces tiene que forzarse a salir a correr: “Mi cerebro me da razones para no hacerlo. Hace frío, estoy cansado… Es normal. Hay que ser compasivo con uno mismo”.

Actividad física regular: salir a correr o caminar

Actividad física regular: salir a correr o caminar

Getty Images/iStockphoto

La clave, según él, no está en reprimir esos pensamientos, sino en entender que forman parte de nuestro diseño como especie y, desde ahí, buscar estrategias que ayuden a superarlos.

3 consejos para motivarte a moverte más

A través de su experiencia como investigador, Lieberman propone tres recomendaciones básicas para integrar el ejercicio en la rutina diaria sin caer en la autoexigencia:

1. Hazlo social y divertido. Los humanos evolucionamos para movernos por necesidad o diversión. Por eso, el experto recomienda hacer ejercicio en grupo o mediante actividades lúdicas, como bailar, caminar con amigos o practicar deportes recreativos.

Los gimnasios se convierten en centros de socialización, muy positiva para las personas mayores

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2. No te obsesiones con los tiempos o la intensidad. Lieberman recuerda que no es necesario entrenar como un atleta de élite para beneficiarse del ejercicio: “Existe el mito de que debemos estar en movimiento todo el tiempo o correr maratones. Pero la realidad es que un poco de ejercicio diario es más que suficiente”.

3. Sé amable contigo mismo. Si hoy no puedes salir a correr, no pasa nada. Si te cuesta arrancar, tampoco. Entender que la falta de motivación tiene raíces evolutivas ayuda a no castigarse ni frustrarse, sino a buscar otras formas de mantenerse activo con amabilidad y realismo.

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