Cuando se trata de mejorar el rendimiento en el gimnasio, la mayoría de personas piensa en entrenar más duro o seguir una dieta estricta. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Harvard, recogido por GQ, apunta a un factor mucho más simple —y a menudo infravalorado— como el verdadero potenciador físico: la calidad y el horario del sueño.
Lejos de ser solo un momento de descanso, dormir bien y acostarse temprano puede marcar la diferencia entre una rutina mediocre y un progreso notable. Los investigadores concluyeron que este hábito influye directamente en la capacidad para realizar entrenamientos más intensos y frecuentes, incluso más que la propia dieta o la planificación deportiva.

Adoptar una rutina de sueño adecuada es clave para lograr la mejor versión de nosotros mismos
El experimento de Harvard
En la investigación, un grupo de adultos activos fue dividido en dos: unos adelantaron su hora de ir a la cama, mientras que otros mantuvieron su rutina habitual. Ambos grupos durmieron el mismo número de horas. Al día siguiente, realizaron entrenamientos de intensidad moderada y alta.

Personas en un gimnasio
El resultado fue claro: los que se acostaron antes entrenaron más tiempo y con mayor energía. El efecto positivo se mantuvo aunque la duración del sueño fuera idéntica, lo que llevó a los expertos a concluir que la hora a la que se duerme es tan relevante como el número de horas de descanso.
Por qué dormir temprano marca la diferencia. Los especialistas barajan varias razones: quienes se acuestan antes tienden a despertarse más descansados, motivados y con mayor disposición a entrenar. Además, un buen descanso favorece la recuperación muscular, reduce la fatiga y puede aumentar el interés por la actividad física.

Dormir bien
El error de sacrificar horas de sueño. Harvard advierte que dormir menos para ganar tiempo de entrenamiento es una mala estrategia. Esta práctica incrementa el riesgo de lesiones, reduce la motivación y eleva los niveles de estrés. Dormir menos de seis horas al día, además, perjudica la recuperación muscular y disminuye la constancia en el ejercicio.
Las recomendaciones clave
Los expertos recomiendan dormir entre siete y nueve horas diarias para garantizar una recuperación física y mental óptima. Si el entrenamiento es temprano, lo más recomendable es adelantar la hora de acostarse para no recortar descanso.
En palabras del equipo investigador: “El sueño y el ejercicio están mucho más conectados de lo que cualquiera de nosotros podría pensar”. La conclusión es sencilla pero contundente: mejorar tu descanso nocturno es una de las formas más rápidas y seguras de multiplicar tus resultados en el gimnasio.