El economista y divulgador Pedro Becerro, muy activo en su canal de YouTube, ha vuelto a poner el foco en un mensaje que repite con insistencia: entender cómo funciona el dinero (y cómo se pierde) es imprescindible para construir estabilidad financiera. En una reciente guía en vídeo, el experto comparte diez principios para mejorar las finanzas personales desde el primer día, desmitificando conceptos que pueden parecer complejos y acercándolos a cualquier persona.
Uno de los pilares de su método es empezar por el principio: medir antes de decidir. Para ello, propone calcular cuánto vale realmente una hora de nuestro trabajo. Y recalca que no basta con dividir el salario entre las horas trabajadas: hay que añadir gastos asociados como el transporte, las comidas fuera o el tiempo extra que dedicamos. “Si eres consciente de lo que te cuesta ganar 20, 50 o 100 euros, a la hora de gastarlo, a lo mejor te planteas ciertas decisiones”, explica. No se trata de dejar de consumir, sino de hacerlo con intención y criterio.
Ahorro
Una base imprescindible: el fondo de emergencia
Ninguna estrategia funciona sin un colchón para imprevistos. Lo define como “un dinero que se tiene apartado, pero de manera accesible, para emergencias”. Este fondo sirve para cubrir gastos inesperados (una avería, un despido, una reparación urgente) porque, recuerda, “lo que sí es seguro es que en algún momento ocurrirán”.
La cantidad ideal dependerá del perfil de cada persona, pero suele situarse entre 3 y 12 meses de gastos fijos. No es lo mismo alguien con trabajo estable que un autónomo con ingresos imprevisibles, señala el economista.
Un fondo de emergencia está diseñado para hacer frente a gastos imprevistos, sin que ese desembolso tenga un impacto significativo en la salud financiera.
Deuda buena, deuda mala y la importancia de priorizar. Otro elemento que Becerro considera crucial es distinguir entre la deuda que genera valor y la que lo destruye. La primera financia activos que pueden revalorizarse; la segunda solo sostiene consumo. También recuerda la importancia de fijarse siempre en la TAE y de saldar primero las deudas que aplican un interés más elevado, una estrategia básica para evitar que los números rojos se disparen.
La gran amenaza silenciosa: la inflación
Desde la pandemia, la inflación forma parte del vocabulario cotidiano. Pero su efecto real sobre los ahorros sigue infravalorado. El economista subraya que guardar dinero sin rentabilidad no es una postura neutral, sino una forma de perder poder adquisitivo año tras año.
“No hacer nada, es decir, no invertir el dinero que vayas a usar a largo plazo, también es una decisión”, afirma con contundencia. Y matiza: es una mala decisión. Para Becerro, la inacción por miedo o desconocimiento es uno de los errores más costosos a largo plazo.
La inflación se nota en todos los aspectos de nuestra vida, también en la compra
La fuerza del interés compuesto
Para demostrar por qué invertir antes y de forma constante marca la diferencia, Becerro recurre al interés compuesto, una fórmula que multiplica el rendimiento a medida que pasan los años. En su guía muestra cómo aportaciones modestas, como 200 euros al mes, pueden transformarse en un capital mucho mayor a lo largo de varias décadas.
La clave no es tener grandes cantidades, sino mantener el hábito. “La constancia es la clave en la inversión”, resume. Para quienes temen empezar, aconseja diversificar (“no poner todos los huevos en la misma cesta”) para reducir riesgos y suavizar posibles caídas.
Costes, fiscalidad y errores emocionales
Otro de los aspectos en los que hace hincapié es el peso de las comisiones. Fondos con costes elevados, como un 2%, pueden “destruir” parte de la rentabilidad acumulada durante años frente a opciones de bajo coste. También recuerda la importancia de conocer las ventajas fiscales de cada producto antes de invertir.
Y hay un enemigo más: las emociones. Entrar en pánico ante caídas del mercado o dejarse llevar por modas repentinas puede arruinar una buena estrategia. Por eso Becerro recomienda diseñar un plan de inversión claro y mantenerlo sin sucumbir al ruido.
El economista lo resume con una idea que quiere que cale: gestionar el dinero es una decisión activa; no gestionarlo, también. Y en un entorno donde la inflación erosiona los ahorros, la disciplina, la diversificación y la constancia se convierten en las herramientas más poderosas para construir un futuro económico sólido.
