Expertos en educación canina enseñan la técnica más efectiva para que tu perro aprenda a sentarse: “Hazte con snacks o golosinas y que las sesiones no duren más de 15 minutos”

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Lograr que un perro aprenda a sentarse a la orden es el primer gran paso en su educación y una base crucial para futuros aprendizajes

Perro sentado

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El adiestramiento canino ha evolucionado. Lejos quedaron los métodos basados en la imposición y el miedo. Hoy, la ciencia del comportamiento animal y los expertos en educación canina apuestan por técnicas respetuosas que fortalecen el vínculo con la mascota. 

La orden “sentado” es fundamental, y dominar su enseñanza es más sencillo de lo que parece siguiendo las pautas correctas de preparación y ejecución.

Perro sentado

Perro sentado

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La preparación: el ritual previo indispensable

El éxito del entrenamiento no comienza con la orden, sino con la preparación. Los expertos insisten en que pequeños detalles marcan la diferencia entre un aprendizaje rápido y efectivo y una experiencia frustrante para ambos.

Lo primero y más importante es “hacerse con snacks o golosinas”. Estos premios de alto valor, ya sean comerciales o caseros (como trocitos de pollo o queso), son el motor que impulsa la motivación y el aprendizaje del perro. Son la recompensa que consolidará la conducta deseada.

Golosinas de perros

Golosinas de perros

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El segundo paso crucial es elegir el escenario adecuado. La tranquilidad es imprescindible. Se debe buscar un lugar sin distracciones: una habitación grande y silenciosa, un jardín privado o un parque en su hora más tranquila. Un entorno con muchos estímulos compite por la atención del animal y dificulta la concentración.

Respecto a la duración, la recomendación es clara: “No más de entre cinco y quince minutos por jornada”. Las sesiones maratonianas solo consiguen estresar al perro y hacerle perder el interés. La clave está en la constancia; es preferible realizar sesiones breves de dos a tres veces por semana que una sola sesión larga y agotadora.

La técnica infalible: la “línea imaginaria”

Una vez preparado el entorno y con las golosinas en la mano, llega el momento de aplicar la técnica principal, calificada por los educadores como “muy sencilla” y natural.

El método se basa en guiar al perro con el premio. El truco está en “imaginar una línea con la comida que avanza desde la boca hasta la cola del perro”. Para ejecutarlo:

  1. Con el perro de pie frente a ti, muestra la golosina en tus dedos.
  2. Acerca la mano a su hocico, permitiendo que la huela.
  3. Lentamente, desplaza tu mano hacia arriba y hacia atrás, sobre su cabeza, siguiendo esa “línea imaginaria” hacia su cola.
  4. Al seguir el movimiento con la nariz, el perro inclinará la cabeza hacia atrás y, de forma casi instintiva, flexionará las patas traseras para sentarse.
  5. En el preciso instante en que su trasero toque el suelo, se debe marcar la acción con una palabra de refuerzo como ”¡Bien!” y darle inmediatamente la golosina.

Este proceso aprovecha el movimiento natural del perro y lo asocia a una recompensa, creando un aprendizaje positivo sin imposiciones.

Captura de vídeo

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Experto Animal / YouTube

La técnica alternativa: la presión suave

Algunos perros, especialmente cachorros muy excitables o adultos distraídos, pueden no captar la idea de la línea imaginaria a la primera. Para estos casos, existe una técnica alternativa que incluye una leve asistencia física.

Se repite el movimiento de la golosina, pero esta vez, agachado junto al perro, se ejerce una suave presión sobre su grupa para ayudarle a comprender el movimiento que se espera. La presión debe ser delicada y cariñosa, nunca una fuerza que lo empuje hacia abajo. Si el perro se muestra nervioso o se resiste, es mejor volver a intentarlo con la primera técnica o dar por finalizada la sesión y retomarla más tarde.

Nunca se debe forzar al animal. La paciencia es la mayor virtud en el adiestramiento. El refuerzo positivo es la única guía.

Lo que nunca debes hacer: errores comunes a evitar

Los educadores caninos son tajantes en señalar lo que se debe descartar completamente. Quedan absolutamente prohibidos los “collares eléctricos de ahorque y semi ahorque”, así como cualquier método que base el aprendizaje en el grito, la frustración o el miedo.

Tampoco se debe repetir la palabra “sit” o “siéntate” una y otra vez durante el ejercicio. La orden verbal debe introducirse una vez el perro ya ejecuta la acción de sentarse de forma fluida con la señal de la mano, para que pueda asociarla correctamente. Saturarle con la palabra antes de que entienda la acción solo genera confusión.

Enseñar a un perro a sentarse es mucho más que una orden; es la primera piedra de una comunicación basada en la confianza, el respeto mutuo y la complicidad. Con paciencia, golosinas y sesiones cortas, cualquier dueño puede conseguirlo y fortalecer el vínculo con su mejor amigo.

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