El modo en que mantenemos nuestra postura corporal influye no solo en nuestra apariencia, sino también en nuestro estado emocional, nuestra bioquímica y nuestra salud mental. Así lo explica el cirujano y conferenciante Mario Alonso Puig, quien ha dedicado años a estudiar la relación entre la postura y la respuesta hormonal del organismo.
Según Puig, las artes marciales le enseñaron desde joven la importancia de la postura, pero con el tiempo descubrió que la ciencia respaldaba esta idea. Estudios recientes han demostrado que la forma en la que nos colocamos físicamente afecta directamente a nuestras emociones y a la producción de hormonas en el cuerpo.
La postura y su impacto en el cerebro
Experiencia propia y estudio. Puig detalla que una postura encorvada, con los hombros caídos y la mirada apagada, genera una serie de respuestas bioquímicas que pueden afectar negativamente a nuestro bienestar. Cuando el cuerpo adopta esta posición de desánimo, el cerebro lo interpreta como un estado de estrés o peligro, desencadenando la liberación de cortisol, la conocida hormona del miedo y el estrés crónico.
Una mala postura y un asiento inadecuado producen malestar y dolor de espalda.
- La postura encorvada estimula una estructura cerebral encargada de regular las respuestas al estrés.
- Esto provoca la liberación de CRF (Factor Liberador de Corticotropina), que activa la hipófisis, una glándula clave en la producción hormonal.
- La hipófisis segrega ACTH (Hormona Adenocorticotropa), que a su vez estimula las glándulas suprarrenales para liberar cortisol.
- El exceso de cortisol genera un estado de alerta constante, afectando la salud mental y emocional, y contribuyendo a cuadros de ansiedad, depresión y fatiga crónica.
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¿Cómo mejorar el estado emocional con la postura?
La buena noticia, según Puig, es que cambiar la postura puede ayudar a revertir este proceso. Adoptar una postura erguida, con la cabeza alta, los hombros bien posicionados y los pies firmemente apoyados en el suelo, reduce la producción de cortisol y aumenta la liberación de hormonas asociadas con la calma y la confianza.
“Cuando una persona cambia su postura, el cortisol empieza a desplomarse y se elevan otras hormonas que le dan sensación de calma, claridad mental y confianza”, afirma el experto.
Algunos consejos clave para mantener una postura adecuada y favorecer un estado emocional más positivo incluyen:
- Mirada al frente. Mantener la cabeza elevada y la vista fija en el horizonte.
- Cuello alineado. Evitar inclinar la cabeza hacia adelante, como ocurre al mirar el móvil o la pantalla del ordenador.
- Pies bien asentados. Distribuir el peso del cuerpo de manera equilibrada para proporcionar estabilidad.
- Hombros arriba, atrás y abajo. Mantener la espalda recta y evitar encorvarse.
- Pecho expandido. Lo que Puig llama “pecho de palomo”, que ayuda a aumentar la sensación de seguridad y confianza.
Dos mujeres practican yoga.
La postura como herramienta contra la depresión. Uno de los aspectos más interesantes que menciona Puig es el impacto positivo de la postura en personas con depresión. Según el especialista, cambiar la postura puede ser un primer paso para mejorar el estado de ánimo y ayudar a la recuperación emocional.
“Se ha observado que cuando una persona con una depresión clínica empieza a cambiar su postura, comienza a sentirse mejor solo con ese cambio”, señala Puig. No obstante, advierte que este proceso no siempre es fácil, ya que las personas con síntomas depresivos pueden sentir extrañeza al mejorar su estado emocional, lo que les lleva inconscientemente a volver a una postura encorvada.
