La forma en que organizamos nuestras compras dice mucho sobre cómo vivimos, qué valoramos y cómo gestionamos nuestro tiempo y recursos. Elegir entre hacer la compra mensual o semanal no es solo una cuestión de logística: es también un reflejo de nuestras prioridades, hábitos y ritmo de vida.
Ahora bien, todo cambia cuando tienes once hijos como es el caso de Lourdes Álvarez. La mamá es toda una experta en el arte y logística de hacer la compra y ha compartido sus mejores trucos a través de su cuenta de TikTok.

Low angle close up color image depicting a man holding a shopping basked filled with essential fresh groceries like bread and milk in the supermarket.
El espacio del que disponemos nos ayudará a tomar la decisión
Antes de nada. Lourdes empieza hablando de las consideraciones que hay que tener en cuenta. Lo primero de todo es saber el espacio del que disponemos para almacenar los alimentos. Si no disponemos de suficiente espacio en casa, lo mejor será hacer la compra semanalmente.

Productos de supermercado
Organización. La madre muestra a cámara la manera en la que tiene organizados algunos cajones, clasificados entre pastas, arroces, leches y algunos alimentos: “Además tengo un armario mágico donde guardo también cosas”, añade.

Nevera
¿Cómo guardar la compra en una casa con 13 hijos? Lo primero de todo es ser conscientes del espacio: “En mi caso semanal o ya os digo yo que necesito la casa del vecino. Hago la compra una vez a la semana, como mucho cada diez días”, termina diciendo.
Reflexión. La compra mensual suele asociarse con planificación, ahorro y eficiencia. Es una manera de adelantarse a las necesidades, de evitar compras impulsivas y de aprovechar mejor las ofertas. Sin embargo, también requiere mayor organización, espacio de almacenamiento y una cierta previsión sobre lo que se va a consumir, lo que no siempre es fácil en hogares con horarios cambiantes o gustos diversos.
Por otro lado, la compra semanal permite una mayor flexibilidad. Se adapta mejor a lo que realmente se necesita en el momento, evita el desperdicio de alimentos frescos y responde más rápidamente a los antojos, imprevistos o cambios de agenda. Eso sí, también puede traducirse en más desplazamientos, más tentaciones de consumo y más tiempo invertido.