Con el calor sofocante que se instala durante las noches de verano, especialmente en zonas urbanas donde la temperatura apenas desciende, muchos padres se enfrentan a una pregunta recurrente: ¿es seguro dejar el ventilador o el aire acondicionado encendido mientras los niños duermen?
Gonzalo Oñoro es un pediatra con una sólida formación y experiencia en cuidados intensivos pediátricos y neonatales, comprometido con la divulgación de información médica accesible para padres y cuidadores. En uno de sus vídeos más recientes ha hablado de las consideraciones que tenemos que deberíamos tener en cuenta antes de acostar a nuestros hijos con uno de estos aparatos en marcha.

Los padres deben acompañar a los niños en su proceso de aprender a dormir solos.
Precauciones para garantizar el bienestar de los más pequeños
Temperatura. Oñoro recomienda mantener la habitación entre los 24 y los 26 grados. La clave está en no bajar demasiado la temperatura.
El aire nunca debe estar dirigido hacia el niño. Si lo hacemos, podemos provocar molestias, sequedad en las vías respiratorias o incluso resfriados.

El ventilador gasta dos céntimos cada noche si está todo el rato encendido.
Humidificador. El aire acondicionado reseca mucho el ambiente. El experto recomienda utilizar un humidificador para mantener un nivel de humedad adecuado y evitaremos la sequedad en las mucosas de nuestro hijo. En ausencia de un humidificador, una alternativa casera es colocar un recipiente con agua cerca de la cama o sobre una superficie elevada, lo que permite que el agua se evapore lentamente y aporte algo de humedad al aire. Mantener un buen equilibrio entre temperatura y humedad es clave para asegurar un descanso nocturno saludable y prevenir síntomas como sequedad nasal, tos o irritación de garganta.
Ventiladores. Los ventiladores tradicionales, tanto de techo como de sobremesa, también pueden ser aliados para aliviar las noches de calor. Su función principal es mover el aire, lo que genera una sensación térmica más fresca.