En la era de la hiperconexión digital, la soledad emocional se ha convertido en una paradoja moderna. Tenemos cientos de contactos, pero often carecemos de ese vínculo auténtico del que ya hablaba el maestro de la literatura rusa.
El psicólogo Farid Dieck ha utilizado la plataforma TikTok para compartir una reflexión profunda sobre este tema, tomando como punto de partida una frase reveladora de Fiódor Dostoyevski: “Quiero hablar de todo con al menos una persona, una persona como hablo conmigo mismo”. Una idea que resuena con fuerza en un mundo donde la autenticidad es un bien escaso.

El escritor ruso Fiódor Dostoyevski
La necesidad humana de ser visto sin máscaras
La cita de Dostoyevski, tal y como explica Dieck, va mucho más allá de simplemente tener con quien charlar. No se trata de cantidad, sino de calidad y profundidad. El anhelo es encontrar a un confidente con el que poder despojarse de todas las capas sociales que se llevan puestas a diario: la de la profesionalidad, la de la alegría constante, la de la fortaleza.
El objetivo de esta conexión, subraya el psicólogo, no es buscar a alguien que nos resuelva los problemas o nos dé soluciones mágicas. La esencia es mucho más simple y, a la vez, más profunda: “No buscamos que nos resuelvan nada, solo sentir que nuestros pensamientos no rebotan siempre contra las paredes de nuestra cabeza”.

Captura de vídeo
Es el deseo de parar el ruido mental que genera el procesar en solitario las experiencias, los miedos y las dudas, y poder externalizarlo en un espacio seguro.
Los temas de las conversaciones auténticas
Farid Dieck especifica el tipo de conversaciones que se anhelan tener con esa persona especial. No son charlas sobre el tiempo o sobre el último éxito de Netflix. Son diálogos que transitan por los terrenos más vulnerables de la experiencia humana.
Se trata de poder hablar “sin máscaras, de lo incómodo y lo torpe, de los miedos que nos dan vergüenza nombrar, de las contradicciones que nos atraviesan”. Es poder expresar aquellas partes de nosotros mismos que normalmente mantenemos en la sombra por miedo al juicio, a la incomprensión o al rechazo.

Para abordar una conversación seria conviene escoger el sitio y el momento adecuados
Poder verbalizar estos contenidos con otra persona tiene un efecto catártico y validador. Implícitamente, nos dice que no estamos rotos por tener esos pensamientos o emociones, que nuestra experiencia humana, en toda su complejidad, es comprensible y digna de ser escuchada.
El poder terapéutico de una escucha verdadera. La reflexión de Dieck culmina destacando el impacto transformador que tiene el ser escuchado de una manera determinada. No es cualquier tipo de escucha; es una escucha activa, paciente y libre de todo juicio.
Cuando alguien es capaz de ofrecernos ese espacio, ocurre algo casi mágico: “la carga se vuelve más ligera”. El simple acto de ser escuchado sin condiciones alivia el peso de la angustia y la soledad. No porque el problema desaparezca, sino porque ya no se lleva en solitario.