Marc Márquez ha vuelto a lo más alto del motociclismo tras conquistar en Japón su noveno título mundial, un triunfo que llega después de más de cinco años marcados por las lesiones, las operaciones y las dudas sobre si podría volver a pilotar al máximo nivel. Pero más allá de los números y la gloria deportiva, la jornada estuvo cargada de emoción por un recuerdo muy íntimo: la promesa que le hizo a su abuelo Ramón, fallecido en 2024.
La conversación que marcó su carrera
En pleno calvario con las operaciones de húmero tras la caída en Jerez en 2020, Márquez se sentó en una comida familiar con su abuelo Ramón y su hermano Álex. Fue entonces cuando surgió la conversación más dura.
Marc Márquez: “Mi abuelo siempre decía que quería llegar a los 93 años porque es mi número
Conversación. “Bueno, pues haré eso, abuelo. Que me operen y si va bien, gas. Y, si no, te haré caso. Colgaré el mono y ya está”, le dijo el piloto.
Su abuelo, sin titubeos, le respondió: “Eso es lo que debes hacer. Tú ya tienes para vivir. Te buscas un trabajo para tener una vida más tranquila y conservar lo que has conseguido”.
El abuelo Ramón aconsejando a su nieto que buscara otro trabajo
Pero Marc no estaba preparado para renunciar a su sueño: ”¿Ahora ya? Ahora no, una oportunidad más. Una oportunidad más sí que me la das. No puedo colgar ya el mono. Una más...”, insistió.
El deseo de un abuelo orgulloso
Ramón siempre fue directo con su nieto y llegó a decirle: “Si valiera mi voto, no. Lo que yo te diga no me vas a hacer ni puto caso”. Pero también dejó claro su mayor deseo: “El día que vea a mis nietos, a los dos, en lo más alto, ya me puedo morir tranquilo”.
Ese sueño lo vio cumplido en vida: Álex Márquez lo logró en dos ocasiones y Marc ya acumulaba ocho títulos. Sin embargo, no pudo presenciar este noveno, conquistado en 2025, al fallecer en febrero de 2024.
Podio de MotoGP Alex Márquez y Marc Márquez
El regreso del campeón. Después de cuatro operaciones, noches de dudas y 2.184 días sin títulos, Márquez ha demostrado que su perseverancia fue más fuerte que la adversidad. Tras la victoria, recordó emocionado a su abuelo: “Seguro que nos está viendo desde allí arriba. Mi abuelo lo vivía de cerca y era superdirecto conmigo”.
El piloto de Cervera cierra así un ciclo de sacrificio y dolor, cumpliendo aquella promesa que hizo en su peor momento: intentarlo una vez más antes de rendirse. Y esa oportunidad, efectivamente, cambió la historia.
