Sentimos que nuestra vida se acelera, que estamos siempre ocupados y rodeados de más cosas, pero eso no nos hace necesariamente más felices. Las agendas saturadas, las obligaciones constantes y la presión por estar conectados generan un ritmo que agota y dispersa. La paradoja es evidente: cuanto más llenamos nuestro tiempo y nuestro entorno, más se nota la falta de disfrute y de conexión real, recordándonos que la plenitud depende menos de la cantidad de actividad o posesiones y más de la calidad con la que vivimos cada momento.
El empresario Emilio Duró, conocido por sus exitosas conferencias sobre motivación y gestión emocional ha reflexionado sobre ello en el podcast 'Vidas Contadas': “El modelo de vida basado en la acumulación no te va a dar felicidad; eso da bienestar pero no felicidad”, empieza diciendo. El experto distingue entre la comodidad material y el sentido vital, que no puede comprarse ni medirse en bienes.
Optimismo. Duró nos invita a recordar que vivimos mejor que nunca, con más riqueza y más bienes que nunca. Su planteamiento nos lleva a señalar que quizás no estamos utilizando ese bienestar para construir una vida más plena.
El valor de la experiencia. Una de las ideas más repetidas del experto es escuchar a quienes ya han vivido los suficiente como para saber realmente qué es lo más importante de la vida: “¿Por qué no dejamos que nos expliquen las cosas gente que se ha hecho mayor? Tu abuela, tu abuelo, que sabe lo que vale la pena y lo que no”, plantea. La perspectiva de las generaciones anteriores debería ser una brújula fiable para los más jóvenes.
Alcanzar o no la longevidad depende en gran parte de nosotros mismos
Dictadura del placer y la comodidad. En su discurso, Duró advierte de una cultura que nos está promoviendo hacer lo que nos apetezca por encima de la voluntad y el propósito. A su modo de ver, vivir solo desde el impulso inmediato conduce a la falta de sentido, mientras que apostar por aquello que uno quiere de verdad, aunque requiera renunciar a cosas, aporta una satisfacción más profunda.
Infelicidad
Antecedentes. El debate sobre materialismo y felicidad tiene décadas de estudio en psicología, sociología y economía del bienestar. Investigaciones como las del economista Richard Easterlin señalaron que, más allá de cierto umbral de ingresos, el aumento de riqueza no se traduce necesariamente en mayor felicidad, un fenómeno conocido como la “paradoja de Easterlin”. Las sociedades con altos niveles de consumo no siempre presentan mayores niveles de bienestar subjetivo que aquellas con menor riqueza, y que la satisfacción vital depende más de relaciones sociales sólidas, sentido de propósito y experiencias significativas que de la posesión de bienes materiales.
Felicidad a una avanzada edad
Estudio. Numerosos estudios en psicología y sociología muestran que un modelo de vida centrado en la acumulación de bienes materiales no garantiza la felicidad. Investigaciones sobre materialismo indican que quienes priorizan la posesión de objetos reportan menor satisfacción vital, más ansiedad y menos bienestar psicológico, mientras que factores como las relaciones personales, el sentido de propósito y la calidad de las experiencias diarias tienen un impacto mucho mayor en la percepción de bienestar. En otras palabras, la verdadera satisfacción depende más de cómo vivimos y nos conectamos con los demás que de cuánto poseemos.
Recomendaciones prácticas
- Prioriza tiempo de calidad con familia y amigos sobre la adquisición de bienes materiales.
- Dedica tiempo a actividades que generen sentido y propósito, como voluntariado, hobbies o aprendizaje.
- Reduce el consumo impulsivo: reflexiona antes de comprar y busca experiencias más que objetos.
- Practica la gratitud y el mindfulness para valorar lo que tienes y disfrutar del momento presente.
- Establece metas centradas en crecimiento personal y relaciones, no solo en ingresos o posesiones.

