Muchos jóvenes buscan hoy el trabajo que reúne las condiciones que tantos persiguen, sin éxito, durante años: estabilidad, horarios razonables, salarios dignos y la posibilidad real de conciliar vida personal y profesional. Esta aspiración, lejos de ser un capricho generacional, refleja un cambio profundo en la cultura laboral y evidencia el desencanto con sectores donde estas condiciones siguen siendo una excepción.
Amalie Lunstad es una noruega de 29 años que ha encontrado el trabajo de sus sueños en una plataforma petrolífera. Concretamente trabaja como ingeniera de procesos. Su día a día haría perder la cabeza a muchas personas. Así lo ha explicado la propia joven en unas declaraciones para el medio sueco 'Expressen'.
La experiencia combina la emoción de operar en entornos extremos con el desgaste de pasar largas temporadas lejos de casa
Rutina. Amalie alterna semanas intensivas de trabajo con semanas libres. Realiza turnos que empiezan a las 6:45 y cada día es una caja de sorpresas en la que no puede despistarse ni medio segundo. Su jornada empieza con el traspaso de tareas del equipo anterior y la organización de todo lo que hay que hacer. Como coordinadora, tiene la misión de asegurarse de que nadie comete un error: “Siempre trabajamos por parejas para comprobar cada paso. Puede haber situaciones peligrosas, porque manejamos cantidades enormes de energía en las tuberías”, cuenta en la entrevista.
Tiempo libre. La vida en la plataforma no es solo trabajo. En su tiempo libre puede utilizar el gimnasio, un simulador de golf y hasta un juego de caza: “Tienes tiempo de sobra para entretenerte cuando no estás trabajando”, afirma con naturalidad.
Salario. Las duras condiciones y el entorno justifican el salario que percibe. Amalie cuenta que, entre salario base y complementos, ingresa entre 900.000 y 1,3 millones de coronas noruegas, lo que equivaldría a unos 110.000 euros anuales: “El trabajo es fantástico para quienes disfrutan viajando y quieren una carrera interesante”, termina diciendo. El salario medio en Noruega ronda los 60.000 euros anuales, lo que sitúa a Amalie muy por encima de la media.
En números. En Noruega, la industria del petróleo y el gas emplea a unas 210.000 personas entre puestos directos e indirectos, según datos recientes del sector. De ellas, alrededor de 26.000 trabajan para las compañías operadoras y unas 95.000 en empresas proveedoras vinculadas a las operaciones offshore, donde se incluye gran parte del personal que trabaja en plataformas.
Reflexión. Tras una imagen atractiva se esconden también ausencias prolongadas, distancias que pesan y una disciplina férrea que condiciona cada día. Para muchos empleados, la experiencia combina la emoción de operar en entornos extremos con el desgaste de pasar largas temporadas lejos de casa y de asumir una responsabilidad constante, donde cualquier error puede tener consecuencias. Es un sector que exige fortaleza mental, capacidad de adaptación y una resistencia que no siempre se ve en los titulares. Porque detrás del salario competitivo hay una realidad menos visible: la de trabajadores que sacrifican estabilidad y proximidad para sostener una industria que, pese a su transformación, sigue necesitando mucho más que vocación.

