Clara Grima, sobre lo que no se enseña de matemáticas en los colegios: “Hay que pensar que se parece a resolver el caso de un detective”

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La docente de la Universidad de Sevilla explica las razones de por qué la educación nos enseñó a rechazarlas

Clara Grima descubre por qué la educación nos enseñó a rechazar las matemáticas.

Clara Grima descubre por qué la educación nos enseñó a rechazar las matemáticas.

El sentido de la birra, con Ricardo Moya.

“Cuando se enseñan estas cosas, la gente alucina”. La matemática Clara Grima, profesora titular en la Universidad de Sevilla, tiene claro que las matemáticas pueden resultar apasionantes. Sin embargo, los datos no mienten: según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de graduados en ciencias, ingeniería o matemáticas en España fue de un 13% de mujeres, aproximadamente, en 2023.

Sin embargo, la catedrática en Matemáticas no cesa en su empeño en que este número suba. Prueba de ello es lo entusiasmada que se le ve al explicarle a Ricardo Moya, anfitrión del podcast El Sentido de la Birra, el tipo de problemas con los que, según ella, la gente pasa de odiar a enamorarse de los números.

La matemática Clara Grima.

La matemática Clara Grima.

El sentido de la birra, con Ricardo Moya.

Grima está segura de que a la gente le gustan más las matemáticas de lo que piensan. Algo difícil de lograr, pues el odio a los números está extendido. Según un estudio de 2004 publicado en Revista de Educación (Hidalgo Alonso et al.), existe un círculo vicioso que mezcla la dificultad con el aburrimiento, la desmotivación y el rechazo en general. “Lo cognitivo y lo afectivo mantienen relaciones de mutua dependencia”, señalan los autores del la citada revisión.

Para lograr que sus alumnos se enamoren de los números, la docente universitaria utiliza una herramienta que ella considera “infalible”: los grafos. “Todo son grafos, son dibujos que hacemos con unos puntos y rayas”, asegura. “Ahora mismo salen muchos porque, por ejemplo, un grafo sería una red social”, explica.

Clara Grima descubre por qué la educación nos enseñó a rechazar las matemáticas.

Clara Grima descubre por qué la educación nos enseñó a rechazar las matemáticas.

El sentido de la birra, con Ricardo Moya.

“La teoría del grafo no se explica en el colegio, pero esa es una de mis luchas. ¿Por qué no se explica esto en el colegio cuando los niños razonan sobre grafos de una forma maravillosa? Siempre que le pones un problema de grafo a la gente, alucina”, asegura.

Durante la grabación, la matemática explica un grafo en una pizarra que le proporcionan Moya y su equipo. La cuestión, un problema sobre una fiesta sin aparente solución. “Cuando con lógica empiezan a trabajar con el grafo y lo sacan dicen: ‘Guau, no’. Es muy chulo”, asegura. “Es una forma de deducir, pero es de lo que van las matemáticas: de usar la información, el sentido común y la lógica para descubrir un problema”.

Clara Grima descubre por qué la educación nos enseñó a rechazar las matemáticas.

Clara Grima descubre por qué la educación nos enseñó a rechazar las matemáticas.

El sentido de la birra, con Ricardo Moya.

El entusiasmo de Grima juega un papel esencial en la explicación, tal y como se puede ver a cómo Moya recibe sus enseñanzas. Los maestros y sus actitudes hacia la asignatura han determinado sin duda el gusto de los alumnos por los números, como demostró otro estudio (Gómezescobar Camino & Fernández Cézar, 2018). 

Aunque este estudio muestra una actitud general positiva entre los maestros encuestados, los autores advierten que factores como la experiencia del maestro, pertenencia a comunidades profesionales, etc., pueden modificar su enfoque. Por eso, uno de los factores del desinterés por las matemáticas podría ser la actitud del profesor (su confianza, motivación, manera de enseñar), que luego repercute en los estudiantes.

Otro truco que Grima da para aquellos que detestan las matemáticas es pensar en ello desde otro punto de vista. “Pensar que se parece más a cómo resolver un caso de un detective que a hacer cuentas”, aconseja. “¿Hacemos cuentas? Pues claro. Pero todo el mundo hace cuentas: los carniceros, los peluqueros, los autónomos las hacen; más que un matemático”, bromea. “Todo el mundo”.

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