Unas señales en forma de V aparecían constantemente en unos pilares de piedra del complejo arqueológico de Göbekli Tepe, en Turquía. Demasiado persistentes para ser casualidad. De ahí que los investigadores de la Universidad de Edimburgo decidieran analizar de nuevo las marcas realizadas hace alrededor de 12.000 años.
La conclusión a la que han llegado es que estos pequeños símbolos son, en realidad, el calendario solar más antiguo del mundo, según explican en un artículo publicado en la revista Time and Mind. Y probablemente fueron creados como un monumento al devastador impacto de un cometa.
Un cambio clave en la civilización humana
El evento astronómico, registrado con señales talladas de forma enredada sobre la roca en el antiguo complejo de templos edificado cerca de la actual frontera con Siria, podría haber desencadenado un cambio clave en la civilización humana, aseguran los arqueólogos.
El análisis de las marcas sugiere que los antiguos pueblos neolíticos podían anotar sus observaciones del sol, la luna y las constelaciones en forma de calendario solar, creado para realizar un seguimiento del tiempo y marcar el cambio de estaciones.

Uno de los templos excavados en el complejo de Göbekli Tepe, Anatolia (Turquía)
“Parece que los habitantes de Göbekli Tepe eran grandes observadores del cielo, lo cual era de esperarse dado que su mundo había sido devastado por el impacto de un cometa. Este evento podría haber desencadenado la civilización al iniciar una nueva religión y motivar el desarrollo de la agricultura para hacer frente al clima frío. Posiblemente, sus intentos de registrar lo que vieron sean los primeros pasos hacia la creación de la escritura milenios después”, afirma el doctor Martin Sweatman, que dirigió el estudio.
El equipo de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Edimburgo analizó los símbolos en V tallados en los pilares y descubrió que cada marca podría representar un solo día. Esta interpretación les permitió detectar que en una columna había un calendario solar de 365 días, compuesto por 12 meses lunares más 11 días adicionales.
El solsticio de verano aparece como una fecha especial e independiente, representado por una V alrededor del cuello de una bestia parecida a un pájaro que se cree que representa la constelación asociada con los puntos solsticiales hace 12.000 años. Se han encontrado otras estatuas cercanas, como la del del Hombre de Urfa, posiblemente representando deidades, con señales similares en el cuello.
Dado que se presentan tanto los ciclos de la luna como del sol, las tallas podrían mostrar el llamado calendario lunisolar más antiguo del mundo, basado en las fases de la luna y la posición del sol, y que sería muchos milenios anterior a otros calendarios conocidos de este tipo.

El Hombre de Urfa fue descubierto en Turquía en 1993
Es posible que los antiguos residentes de la región crearan estos grabados en Göbekli Tepe para registrar la fecha en la que un enjambre de fragmentos de cometa chocó contra la Tierra alrededor del año 10.850 antes de Cristo, según indican los investigadores.
El impacto de este cuerpo celeste habría marcó el comienzo de una mini edad de hielo que duró más de 1.200 años, aniquilando muchas especies de grandes animales. También podría haber desencadenado, según dicen los expertos, cambios en el estilo de vida y la agricultura que se cree que están relacionados con el nacimiento de la civilización en la media luna fértil de Oriente Próximo poco tiempo después.
Una lluvia de meteoros en un pilar
Otro pilar en el sitio parece representar Las Táuridas, una lluvia anual de meteoritos asociada con el cometa Encke y que quizás fue la fuente de los fragmentos que acabaron impactando con la Tierra. El fenómeno, que se divide en dos corrientes separadas, dura 27 días entre finales de octubre y principios de noviembre.
El hallazgo también parece confirmar que los pueblos neolíticos podían registrar fechas utilizando la precesión de los equinoccios (la oscilación del eje de la Tierra que afecta la posición de las constelaciones en el cielo) al menos 10.000 años antes de que Hiparco de Nicea documentara el fenómeno en el año 150 a.C. en la antigua Grecia.

Probables símbolos de la luna y el sol debajo de una 'H' (a) Pájaros que posiblemente simbolizan las Pléyades (b). Hebilla de cinturón y taparrabos que recuerdan un cometa (c) El disco celeste de Nebra, con símbolos del sol, la luna, las Pléyades y, posiblemente, un cometa (d)
Las tallas parece que siguieron siendo importantes para la gente de Göbekli Tepe durante milenios, lo que sugiere que el impacto de la corriente de meteoritos pudo haber desencadenado un nuevo culto o religión que influyó en el desarrollo de esta civilización.