Las familias beduinas de Wadi Rum se colaron ayer en la haima que el Instituto Cervantes ha levantado en este desierto del sur de Jordania para leer al poeta Joan Margarit y traducirlo al árabe. Los mayores llegaban con sus hijos, atraídos por la música de los poemas que se leían en catalán y castellano, las dos lenguas de Margarit. “Ha sido muy emocionante –explica la poeta y directora del Cervantes en Amán, Yolanda Soler, desde Wadi Rum–. La poesía de Margarit impacta con mucha fuerza en la sociedad árabe porque habla de la dignidad y lo hace con un lenguaje muy próximo”.
De traducirla al árabe se encargan cuatro mujeres: Anuar Mustafá, que lo hace desde el catalán, y Weded Ilhuseini, Yasmine Tarek y Mai Tariq Yousif Alwaraydat, que lo hacen desde el castellano. Las cuatro estaban ayer en Wadi Rum al haber ganado en un concurso, al que se presentaron 30 traductores, el derecho a traducir y publicar a Joan Margarit.
Adonis, el gran poeta del árabe moderno, recibirá esta semana el premio Joan Margarit en París
En el 2016, cuando era directora del Cervantes en Marrakesh, Yolanda Soler, que también es poeta, puso en marcha Pocenar, un proyecto para traducir al árabe a los poetas galardonados con el premio Cervantes. Margarit es el séptimo, y el primero en una lengua que no es el castellano.
“He querido llevar a Margarit a Wadi Rum no solo por su poesía, sino también por su arquitectura”, añade Soler. “Esta mañana hemos dado un paseo en su honor que hemos llamado Arquitecturas del viento ”. Margarit fue arquitecto y el viento ha esculpido el paisaje de Wadi Rum, también conocido como el Valle de la Luna, donde el granito se levanta en vertical sobre un suelo de arena rojiza.
Wadi Rum cautivó a Lawrence de Arabia, que en 1917 pasó varios meses allí con las tropas del emir Faysal, camino de Aqaba, el puerto del mar Rojo entonces en manos del imperio otomano.
De aquella guerra contra el colonialismo, los árabes cayeron en otra dependencia, esa vez de Francia y el Reino Unido, dominio que dejó una herencia aún no superada, como demuestran las guerras actuales en Israel, Líbano, Palestina y Siria.
“Es impresionante ver cómo la poesía de Margarit cala hondo en esta región tan golpeada”, confiesa Yolanda Soler. “Es por el mensaje de sus poemas, pero quizás también por la estructura arquitectónica que tienen y que guarda cierto paralelismo con la poesía árabe”.
Mònica Margarit, hija del poeta, escogió cuatro poemas que ayer se trabajaron en Wadi Rum. Amor y supervivencia , escrito en catalán, arranca con cuatro versos que cada árabe puede entender: “Destruido el pasado, siempre intentamos / reconstruirlo como un caserón. / Pero no vive nadie. Carece de la liturgia / que tiene la autopsia al amanecer”. El mismo poema acaba con otros dos versos firmemente arraigados en el imaginario árabe: “Hemos sobrevivido, / sin caricias a un abandono”.
Este viaje de ida de Margarit al árabe tendrá un retorno simbólico el próximo miércoles en París. El poeta sirio Ali Ahmad Said Esber, más conocido como Adonis, recibirá el segundo premio internacional de poesía Joan Margarit. Se lo entregará Anne Hidalgo, alcaldesa de la capital francesa. Adonis, de 94 años, es el pionero de la poesía árabe moderna. Con Margarit comparte la misma visión del hombre y su lugar en el mundo, la búsqueda del amor y de la paz. “No hay duda de que los poemas de Margarit, que se publicarán en árabe a finales del año próximo, demostrarán el gran poder de la poesía para acercarnos a la paz”, asegura Yolanda Soler.