Es una de las referencias internacionales sobre el duelo y aunque se publicó en 2011 como obra juvenil, lo cierto es que su lectura engloba tanto a adultos como a jóvenes. Se trata de Un monstruo viene a verme (Debolsillo/ Sembra), de Patrick Ness (Virginia, EE.UU.,1971) una obra que cinco años más tarde llevaría al cine Juan Antonio Bayona y gracias a la cual ganó un palmarés de nueve premios Goya. En 2018 la historia se convirtió en trama teatral de la mano de Sally Cookson y Adam Peck, y se fue de gira por Reino Unido. Ahora, La Joven (en asociación con la Asociación Española Contra el Cáncer) adapta al español y lleva de gira la conmovedora historia de Conor O’Malley, que debe enfrentarse al cáncer terminal que sufre su madre. La versión castellana la firma David Peralto y ayer se hizo el estreno oficial en Madrid con la presencia de su creador y custodio. “Me ha encantado”, dijo.
Cada día un monstruo
El mundo se acaba cada día. Pero se vuelve a crear y vuelve a destruirse”
Los monstruos siguen y seguirán viniendo a vernos, ¿verdad?
Sí, constantemente. Cuando escribí mis primeros cinco o seis libros, echando la vista atrás, me he dado cuenta de que todos ellos trataban de una forma u otra del final del mundo. Y lo que digo siempre al respecto es que el mundo se acaba cada día, siempre está acabándose. Pero se vuelve a crear y vuelve a destruirse. O sea que Un monstruo viene a verme forma parte de ese contexto. Es como si todos tuviéramos monstruos, pequeños y grandes Y cada día aparece uno. Así afrontamos la realidad.
Hace 13 años que se publicó, pero todavía sigue vigente.
Si lo hubiera sabido, hubiera escrito diez más (sonríe). Hay muchos libros sobre el dolor y quiero pensar que éste lo que hace es profundizar un poquito más. Traté de sacar la verdad de la historia de Conor. Estaba muy en contra de cualquier versión blanqueada o hollywoodiense . Así que seguí ahondando y ahondando hasta que encontré la verdad. Hay otros libros sobre el dolor, algunos de ellos muy buenos, pero pensé que quizá había lugar para un libro que le permitiera a uno enfurecerse, a expresar su rabia, sobre todo si uno es joven, si uno es niño.
No hay que edulcorar la verdad a los niños, cualquiera que esta sea.
No, pero… En todos mis libros lo que más me preocupa es la voz, cómo habla el libro. Creo que cualquier libro para niños puede afrontar o abordar cualquier tema, siempre y cuando la voz con la que se relata la historia se dirija a un público infantil. Y no quiero decir blanquearlo, sino conectar honestamente con ellos. Los cuentos que escriben los niños son muchísimo más oscuros y sombríos que cualquier cosa que yo haya escrito nunca. Por tanto es mi responsabilidad reconocer que están pensando en determinados temas, que los tienen en mente, y a partir de ahí decir: ok, hablemos de ello con honestidad, con una voz y un tono que tú entiendas. Porque por muy triste o espantoso que sea un libro, sigue siendo un lugar seguro.
¿La clave es la honestidad?
Sí, pero… Hay un peligro: cualquier niño a quien no se le cuenta algo, pero ve qué ocurre, rellenará los huecos con su propia cosecha. Y como no son tontos, darán en el clavo en un 80%, pero el peligro está en el 20% restante. En Un monstruo viene a verme , Conor sabe que su madre va a morirse. Nadie se lo ha dicho. Ha llegado a esa conclusión y a ese conocimiento por sí solo. Y lo que es destructivo en este caso es la soledad, porque va a dar por hecho que su rabia está mal.
¿En estos 13 años ha cambiado la percepción sobre el cáncer?
Nos sentimos más cómodos hablando del tema. Ha habido avances médicos y también lingüísticos para abordarlo.
En estos 13 años también ha cambiado mucho en entorno de los jóvenes, léase pantallas, redes sociales… ¿Cómo es para usted escribir en este nuevo contexto?
Es lo mismo, porque los libros siguen teniendo su objetivo, su sentido, fuera de esos contextos. En cierto modo, lo que uno hace actualmente es conectar más con sus lectores. Todos formamos parte del mismo mundo y sentimos que estamos conectados ahora más que nunca. O sea que ese requisito de ser fidedigno, decir la verdad, es más importante más que nunca.
Si ahora recibiera el encargo de volver a escribir Un monstruo viene a verme , ¿qué cambiaría?
No cambiaría nada. No porque sea perfecto, es porque tengo una conexión emocional con este libro. Creo que obtuve algo desde ese punto de vista de lo que estoy orgulloso. Y me aterra la idea de poder estropearlo.
¿Qué aporta el teatro a la obra?
Curiosamente es casi lo opuesto a las películas de cine, donde se crean las emociones de la historia a través de un montón de imágenes, muchas más de las que se encuentran en el libro. Mientras que una obra de teatro tiene que comunicar exactamente lo mismo pero con palabras.
Tras una obra tan determinante, ¿cómo sigue un escritor su camino?
La expectativa a esta pregunta seria decir que ha sido muy difícil, pero en mi caso fue justo lo contrario. Le di a la editorial todo lo que quería, se vendía y se vende muy bien, ha ganado un montón de premios, así que ya no tendré que volver a hacer esto nunca más. Y puedo escribir lo que quiera. O sea que he decidido asumirlo con alegría.
El escritor está convencido de que su guion ganó el Gaudí
El guion que Patrick Ness escribió para Bayona estuvo nominado a los Goya en el 2017 pero no obtuvo estatuilla. “Sí que gané un Gaudí, y nadie me ha dado el trofeo. Si alguien sabe dónde está, que me lo diga”, decía durante esta entrevista. Tan convencido estaba el autor que muchos han sido los que han buscado sin éxito la proclamación del premio. Pero lo cierto es que el guion ni siquiera fue nominado.
Leo en su blog que anuncia una segunda entrega de Lizard Nobody ¿Quién es?
El lagarto que no es nadie. El primer libro se publicó en septiembre y el segundo se publicará en junio, en el mundo anglosajón. El protagonista es Daniel y todo el argumento gira entorno a que lleva sombrero. Es el primer libro realmente divertido que escribo.
Leía de pequeño? Y, ¿qué leía?
Yo era un gran lector de niño. Nunca dejaba de leer. Era un niño con mucha ansiedad, muy nervioso y los libros eran un lugar donde respirar. Siempre me han dado una puerta de escape.
Angustia, ansiedad, ¿por?
Yo era un niño gay de una familia norteamericana muy, muy religiosa. Y, bueno, eso da motivos de inquietud, no hay duda. Pero hay muchos niños que se preocupan, que saben lo suficiente del mundo como para tener miedo, pero no lo suficiente para darse cuenta de que se les está cuidando, o que no siempre están en peligro, aunque haya peligro fuera. Los libros, sobre todo los libros para niños pequeños, proporcionan un mundo paralelo, un mundo posible donde ocurren cosas que se pueden solucionar y donde uno sobrevive. No sé si esto tiene mucho sentido.
¿Por eso le gusta la fantasía y la ciencia ficción?
Yo no creo en el realismo dentro de la novela, dentro de la ficción. Incluso una novela que parezca el mundo real contemporáneo, es fantasía. Creo que si uno puede asumir esa fantasía, entrar en esa fantasía, lo único que hay que hacer crear un mundo en el que el relato pueda producirse de forma lógica. Y en cierto modo, eso es lo que yo considero realismo.
Su padre era teniente del ejército de los Estados Unidos y se crió cerca de una base militar. Tengo curiosidad por saber de qué manera influyó esa realidad en su literatura.
La infancia de los escritores, de cada escritor influye, sea cual sea esa infancia. No quiero exagerar en esa influencia militar, porque para mí eso formaba parte de la normalidad. Conozco los soldados, sé cómo son, sé cómo se vive en una base militar, cómo funcionan las cosas en ese entorno. Pero todo esto también me dio la posibilidad de ver o me da la posibilidad de comprender cómo algo que se ve como un estereotipo tiene una capa más profunda. Porque mi padre sí que era un oficial militar y en su trabajo era muy estricto, pero con nosotros no era así. Es decir, conocía al militar, con su corte de pelo militar, su uniforme, pero yo sabía que eso era solo una parte de la verdad, porque fue un padre maravilloso y amable. Y eso me ayudó a no asumir directamente los estereotipos.
¿Soñaba usted con ser escritor?
Siempre quise ser escritor, pero no pensé que fuera posible. Ahora bien, y esto es lo más importante, y eso es lo que les digo siempre a los jóvenes escritores: yo escribía de todas formas. Yo iba a seguir escribiendo independientemente de lo que ocurriera, y resulta que funcionó.
