“En Argentina hay una generación que ve como sus hijos huyen del país que acogió a sus padres”

Jorge Fernández Díaz, premio Nadal

El escritor argentino inaugura la temporada de premios con una historia que ahonda en la figura paterna

Jorge Fernández Díaz gana el premio Nadal, y David Bueno, el Josep Pla

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Jorge Fernández Díaz, ganador del premio Nadal 

Miquel Muñoz / Shooting

“¿Cuánto sabemos de nuestro padre? En mi caso, me di cuenta que casi nada”, reconoce esta noche Jorge Fernández Díaz en la rueda de prensa posterior a la entrega premio Nadal y compartida con David Bueno, ganador del Josep Pla. Ambos escritores adelantaron la trama de sus respectivas obras, que llegarán a las librerías el próximo 5 de febrero. 

Para este certamen, el periodista y escritor se presentó con el pseudónimo de Daniel Ocampo y con la historia de un escritor que necesita entender quién fue su padre, Marcial Fernández, años después de su muerte. Una novela que se titulará El secreto de Marcial y que transcurre entre Asturias y Buenos Aires, dos lugares que conoce bien, pues ese fue el viaje que hizo su familia en el siglo XX.

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“Hace unos años, España estaba en un momento de tremenda situación. En los pueblos había mucha miseria y la gente viajaba a un país próspero como Argentina, que en su momento fue la octava economía mundial y contaba con una enorme clase media que creía en el progreso”, reflexiona el autor, que lamenta que ahora se dé la situación inversa en su patria. “Hay una generación que está viendo como sus hijos y nietos están huyendo de ese país de adopción que acogió a sus padres”.

Con este libro, y con otro, Mamá, publicado en 2002 e inspirado en su madre, el autor asegura: “Dibujé lo que más se acerca a un árbol genealógico de mi familia. Me quedé muy impactado al descubrir que somos una mezcla, no solo de la genética, sino actitudes de otros familiares que ni siquiera conocemos. Si uno dibuja el árbol de su familia, dibuja su propio rostro, y eso es lo que he hecho yo”.

Una labor que conlleva un trabajo y en la que Fernández Díaz se dio cuenta, “más de lo que imaginaba”, de lo poco que tenía ne común con su padre, quien le enseñó todo lo que sabía a través de clásicos de Hollywood como Mogambo, Gilda o Lo que el viento se llevó.

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