Cuando Keith Jarrett interpretó los tres primeros acordes, Vera Brandes supo que el concierto sería un éxito. “Pienso que la música que tocó Jarrett se la envió el cielo”, evoca la promotora del evento, cuando se cumplen 50 años (el próximo viernes 24) de una de las veladas más gloriosas de la historia de la música.
Datos de contexto para los menos iniciados: The Köln Concert de Keith Jarret (Allentown, 1945), que recoge aquella actuación, es uno de los discos de jazz más vendidos de todos los tiempos. Su éxito abarcó más allá del género: por su modernidad, por la aureola que acompañaba a Jarrett tras su paso por el grupo de jazz rock de Miles Davis, por el reto de la improvisación y por las circunstancias insólitas del concierto.
La mala noticia: el músico se retiró del directo tras sufrir dos ictus en 2018.
Para entender el alivio de Brandes al constatar que el concierto saldría bien hay que recordar que tenía solo 18 años cuando cometió la temeridad de sacar a la venta los 1.400 asientos de la Ópera de Colonia.
Y tener muy en cuenta que Jarrett llegó a la ciudad exhausto, con dolor de espalda y malhumorado y le anunció que no iba a actuar. Que ella, bajo la lluvia, desesperada, le convenció de que tocara (“lo haré solo por ti”, le dijo él) y que, cuando todo parecía resuelto, surgió un imprevisto atroz: un operario del teatro subió por error a escena un piano en mal estado que se usaba para ensayos, sin tiempo para cambiarlo por el bueno.
De ahí el respiro que dio aquella noche Brandes, quien atiende por videollamada a La Vanguardia desde su casa en Grecia. Su tesón inquebrantable y el buen hacer de un afinador de urgencia fueron determinantes para que todo saliera bien y hoy se hable aún del concierto de Jarrett en Colonia.
El filme ‘Köln 75’ evoca la magia aquel día: un músico fatigado, un piano defectuoso...
Brandes empezó su carrera como promotora, luego fundó y dirigió prestigiosos sellos de jazz y en su etapa académica lideró la investigación sobre los efectos curativos de la música en la Paracelsus Medical University de Salzburgo.
Dentro de unos meses se estrenará como personaje de cine en la película Köln 75 , dirigida por Ido Fluk y que narra aquellos hechos. SelectaVisión tiene previsto estrenarla este año en España.

Vera Brandes, organizadora del concierto de Colonia
Brandes empieza la charla desmontando el mito de que las primeras notas, que marcan el arranque de la improvisación, las tomó prestadas Jarrett de la sintonía con la que la ópera de Colonia invitaba al público a tomar asiento. “No es verdad, esas notas las debió de oír fuera, pero no en la ópera”.
Tampoco cree que el concierto despegue de verdad en el famoso minuto 11.58, con el estallido de gospel en el que se escucha el rugido del propio músico. “No. Fue desde los primeros acordes, en esa primera parte en la que Jarrett toca algo enviado desde el cielo, cuando te das cuenta de que interpreta desde la humildad y el conocimiento de quienes somos los seres humanos“.
”Creo -agrega- que nos explica una historia de fracaso y éxito. Jarret debía de estar librando una gran lucha interior, con las sensación de que sus expectativas se veían frustradas, una lucha entre lo que quería hacer y lo que en realidad era capaz de hacer. Sin estar seguro de que llegaría ni siquiera cerca de a donde deseaba llegar”.
¿Pero de verdad era tan malo el piano, aquel Bösendorfer de gama baja que tenía algunas teclas defectuosas y un pedal que no funcionaba bien?
“Siempre me he preguntado si el piano, defectuoso, influyó para bien o para mal"
“Esa es la gran pregunta –responde Brandes divertida– Me la he hecho durante años. A ver, puede haber dos motivos por los que el disco suena tan fabuloso. Uno de ellos es el trabajo, la magia que hizo el ingeniero de sonido responsable del mastering . O, permítame decirlo otra vez, una ayuda de poderes extraterrenales, que lo hicieron sonar tan bien. Pero, en definitiva, no era un instrumento lo suficientemente grande para aquel espacio... A ver, es cierto que no era tan malo. No sonaría así. Pero siempre pienso que la magia la pusieron el afinador y su hijo en su trabajo de última hora”.
Cuando se le pregunta si sabe qué fue de aquel piano defectuoso, cual fue su destino cuando se apagaron los focos, Brandes sonríe y calla. Al parecer, un equipo de documentalistas franceses ha dado con su paradero, que desvelarán cuando puedan estrenar su documental. Así que hay una historia post-Jarrett relacionada con aquel piano, una historia al parecer sorprendente.
En aquellos días pasaban varios segundos entre la última nota y los primeros aplausos
No hay deje de nostalgia en el hablar de Brandes. Haber tenido una vida profesional plena y diversa le permite hablar de aquellos días con perspectiva. El viernes celebrará el 50 aniversario hablando en directo en un programa de WDR Radio de Colonia. Le gustaría haber organizado algo en la propia ópera, pero esta está cerrada por obras. Intercala silencios, como si explorara la memoria de sus propias sensaciones.
“Sí... lo que inspiró a Jarrett es una combinación de cosas... todo lo que sucedió las 24 horas antes influyó, y también, seguro, su inseguridad ante las dificultades técnicas. Incluso su propio malestar, tan cansado y con un dolor terrible de espalda... por eso pienso que a su lado aparecieron ángeles que lo ayudaron para llevar a cabo una labor tan sobrehumana”.

Mala Emde interpreta a Brandes en “Köln 75”
A todas las calamidades citadas, hay que añadir que el concierto arrancó a las 23.30 horas, después de una ópera, y que al músico no le sentó bien la cena previa. Sin embargo, Jarrett se benefició de un público respetuoso. No se escucha ni un solo tosido. ¡En los discos de la época incluso se aprecia como pasan varios segundos entre su última nota y los primeros aplausos! Nada que ver con la impaciencia de nuestros días...
“Por supuesto –apunta Brandes– aquél era un mundo más formal. Aunque estábamos en pleno flower power , la vida era más formal en Alemania”.
“Nos encontramos una vez en Viena y él pretendió que no sabía quién era yo"
Brandes no pudo intercambiar impresiones con Jarrett tras el concierto porque éste se largó sin decir nada. “Bueno, el hombre estaba muerto, sin dormir, dolorido por el viaje en aquel birrioso Renault, hambriento...”
Le preguntamos si le consta que Jarrett valora el concierto de Colonia como algo determinante en su carrera. “Cuando habla de él –responde– da la impresión de que aún no lo sabe. Lo que sí sabe (bromea) es la influencia que ha tenido en su cuenta corriente”.
Brandes y Jarrett apenas se han visto después. “Actuó una vez en Viena y alguien hizo magia para que nos viéramos en el backstage , pero él pretendió que no sabía quién era yo. Fue triste... De hecho, por aquel concierto recibió las peores críticas de su vida... él sabía que no había estado bien”.

El trío de Jarrett con Peacock (contrabajo) y DeJohnette (batería), ensayando en L'Auditori de Barcelona en 2006
No se lo tiene en cuenta: “Entiendo que, desde su punto de vista, su relación conmigo es más compleja que la mía con él. Porque después del Köln Concert yo organicé centenares más, lideré la principal discográfica alemana, hice negocios a escala internacional... Cuando me preguntan por el concierto de Colonia digo ‘sí, fue fantástico’, pero no cambió mi vida; fue solo el primer concierto. Lo dije al acabar el rodaje de esta gran película que es Köln 75 : este es el capítulo uno, podemos hacer una serie de Netflix con otras doce historias como esta que he vivido”.
A pesar de todo, considera que lo que vivió en 1975 en la Ópera de Colonia fue una historia de amor.
“Fue una historia de amor; él se arriesgó por mí, podría haber acabado en desastre”
¿Por qué una historia de amor? “Es verdad que estoy satisfecha por lo que hice, el papel que tuve al insistir en que el concierto se hiciera sin importar lo malo que era el piano. Yo jugué ese papel, pero Jarrett me dijo que lo haría por mi, solo por mi. Por eso, al final, para mi, esta es una historia de amor. Eso es lo que pensé. Que aquel tipo lo hacía solo por mi. Fue un momento muy emotivo. ¡Podría haber sido todo un desastre! ¡Él se arriesgaba a recibir críticas terribles! Pero se arriesgó... por mi. Fue un gran regalo. Y viendo ahora cómo ese disco ha conmovido a tanta gente y la fantástica película que se ha rodado, me siento muy honrada de haber tenido un papel en esta historia”.
En su carrera profesional, Brandes ha estudiado a fondo la interrelación entre la música y la tecnología. Por ello, le preguntamos si está de acuerdo con la idea de que aquel concierto plenamente improvisado -igual que los anteriores de Bremen o Lausana- fue un monumento a la creatividad humana, un hito inalcanzable por la más evolucionada de las actuales inteligencias artificiales generativas...
“Totalmente -responde-, estoy plenamente de acuerdo. El hecho de encontrarte solo contigo mismo, con un instrumento acústico en una sala como aquella, no puede ser más original ni puede ser más orgánico. Por mis trabajos científicos sé que la música creada artificialmente no tiene efecto en el alma. La música natural creada por grandes artistas es irremplazable”.
Alojado en el Hotel Colón, pidió que silenciaran las campanas de la catedral
Sostiene Brandes que la “dictadura digital” no puede hacernos daño: “Es nuestra conciencia -afirma- la que determinará hacia dóndenos lleva todo esto. Tenemos que resistir y tenemos que rebelarnos. La Inteligencia Artificial puede ser muy beneficiosa, pero si la sobrestimamos tendremos un gran problema”.
Vera Brandes finaliza la charla invitando a ver la película basada en aquel concierto de 1975. Ha entablado gran amistad con la actriz que interpreta a la Vera de 18 años, Mala Emde. “Esta experiencia está enriqueciendo mi vida de una manera inesperada. Es lo mejor que puede pasarte. Que haga de tí en el cine alguien a quien admiras”.
Otro promotor musical que también fue precoz, en su caso jugándosela cuando era veinteañero al montar un concierto de Chet Baker en el Palau de la Música, es el barcelonés Tito Ramoneda. El presidente de Project y director del Festival Internacional de Jazz de Barcelona mantuvo una larga relación con Keith Jarrett mientras este se mantuvo en activo sobre los escenarios.
Tito Ramoneda: “No era un maniático, sino alguien frágil a quien no se podía perturbar”
Entre 1981 y 2011, Keith Jarrett actuó diez veces en Catalunya: nueve en Barcelona y una en Peralada. Dos de ellas fueron de piano solo, y el resto, con el exitoso trío que formaba junto a Gary Peacock y Jack DeJohnette. En algunos conciertos estuvo sublime. En otros, muy bien. Y unos pocos, en opinión del malogrado crítico de La Vanguardia Karles Torra, merecieron ser “saludados sin demasiado entusiasmo”.
La relación de Jarrett con Barcelona pudo descarrilar casi al principio, cuando un malentendido en 1985 (él pensaba que lo habían contratado para ofrecer un concierto en dos partes y el Palau había programado, en realidad, dos pases en un mismo día) provocó un gran enfado del artista.
Pero todo se recondujo en la visita de 1990. En ello tuvo que ver Ramoneda, que ha sido el artífice de casi todas estas actuaciones. Le preguntamos si Jarrett era tan difícil en el trato como lo fue aquel día de 1975 en que estuvo a punto de cancelar el concierto de Colonia.
“No me pareció una persona maniática, sino alguien frágil, ensimismado, que necesitaba que nadie le perturbara, y también silencio. De hecho, lo alojamos en el hotel Colón y nos pidió si podíamos desconectar las campanas de la catedral...”.
Marco Mezquida: “¿El piano era malo? Cada instrumento aporta su duende particular”
Si se cumplían sus exigencias, evoca Ramoneda, todo fluía y el resultado era genial. Requisitos como el vuelo en avión privado, pagarle las habitaciones del hotel de Niza en el que solía alojarse antes y después de los conciertos, poner a su disposición dos pianos Steinway de gran cola (él elegía después el que más le gustaba), un coche Mercedes en el que nunca se hubiera fumado, que nadie le tocara...
“Siempre cumplimos. Logramos un cierto idilio con él, con conciertos increíbles, como uno en L’Auditori del 2002 que la discográfica ECM grabó y que merecería ser un Live in Barcelona [la misma petición que hizo entonces en su artículo nuestro crítico Ramon Súrio]”. “También destaco mucho –añade– el del 2011 en el Grec, al aire libre, todo un reto, del que me consta que Jarrett quedó encantado. Por cierto, también lo grabaron”.

Marco Mezquida, en un concierto con Chicuelo y Paco de Mode
Marco Mezquida, pianista, compositor, gran improvisador y admirador de Jarrett, define con precisión al artista de Allentown: “En su imaginario musical habitaban de manera orgánica y personal toda la historia de la música, de la clásica a la popular, el blues, el rock, el folk, el country, el jazz, la abstracción contemporánea, la música minimal, los momentos pop, el romanticismo, la música modal, la arábiga... todo un cóctel absolutamente personal e inspirado”.
Cree que el concierto de Colonia fue uno más entre otros de gran calidad que Jarrett protagonizó aquel año, pero también que en su éxito influyó que ECM decidiera publicarlo y que una buena comunicación atrajera a públicos más allá del jazz. Fueron años, explica, en los que Jarrett “estaba en un estado de gracia remarcable, de creatividad infinita y desbordante y con improvisaciones torrenciales, de más de 40 minutos, que eran como películas que lo podían llevar apaisajes y sonoridades tan contrastadas y tan inspiradas y tan atractivas”.
¿Y el piano precario? “Cada instrumento y cada sala aportan una experiencia propia, un duende diferente que hace que salgan ideas musicales que en otros instrumentos no surgirían. Es el secreto de aquel 24 de enero de 1975”.

Keith Jarrett, en Los Ángeles en 1973
“Llegó cansado y malhumorado a Colonia –añade–. Pero un músico profundo, cuando se sienta al piano y tiene una sala llena de gente que ha pagado para escucharle, hace lo imposible para dar la vuelta a la tortilla y superar la adversidad. El público no sabía del dolor de espalda ni lo mal que estaba el piano. Un pianista de su nivel tenía que dar la vuelta a aquella situación adversa y, aquel día, el maestro Jarrett conectó y empezó a cantar y a pasárselo bien. Fue un concierto brillante. Ni él esperaba que impactara tanto".