Transformar la noche. Algunos rincones oscuros de la ciudad. Fachadas, solares, naves industriales. Debían ser lugares oscuros, para mutar en arte. El festival Llum BCN obra ese milagro, en una treintena de espacios transformados en experiencia y reflexión mediante luz. Una cita única (demasiado corta), que emite luz sobre estos tiempos de duda y convulsión. Anoche, entre el públic, sólo adjetivos. “Impresionante”, “precioso”, “amazing”.
Sobre el mapa de Barcelona, el festival tiene forma de haz de luz, con el foco en la plaza de les Glòries, escampando luz por el Poblenou.
El montaje del Génesis de Joan Fontcuberta en la pared del DHUB es sencillamente impresionante
Desde la noche de este viernes y hasta mañana, tres ocasos para disfrutar de esta maravilla. A partir de las siete de la tarde; hasta la 1 de la madrugada de viernes y sábado, hasta las once de la noche el domingo. Gratis. Un paseo por las calles. Con permiso de la climatología.
Son más de treinta instalaciones, con intervenciones de 15 artistas nacionales e internacionales y de alumnos de 17 escuelas universitarias de diseño o arquitectura.
Aportan obra creadores de la talla de Joan Fontcuberta, Isaki Lacuesta, Anna Rierola, Martina Ampuero, Rosa Tharrats, Cabosanroque y Studio Animal, Mouawad + Laurier, Bruno Ribeiro, Daniel Rossa, o Laura Clos, alias Closca .

La Torre Glòries, con Okeanós, de Anna Rierola
La dirección artística es de Maria Güell y como curador internacional se fichó a Martin Pošta, impulsor de numerosos festivales culturales, entre ellos algunos de arte lumínico.
En el epicentro de esta gigantesca linterna que es el Llum BCN está Joan Fontcuberta, el enorme fotógrafo y creador que emplea la fachada lateral del Museu del Disseny para estampar un continuo de imágenes en Gènesi.IA, creadas con IA, la nueva tecnología que todo el mundo dice temer y que todo el mundo emplea.
Con Midjourney, Krea y Stable Diffusion, Fontcuberta ha realizado una versión del libro del Genésis y lo estampa contra la pared del DHUB, con locución de versos en diferentes idiomas. Basta acercarse al altavoz que emite en tu lengua. Pero si te ubicas en el centro de la plaza, esta instalación deviene la Torre de Babel, con una poderosísima mezcla de idiomas. Ininteligible, sí. El resultado es absolutamente impresionante. Por detrás de la pared, los Encants o la Sagrada Familia quedan absolutamente ensombrecidos.

El montaje de vehículos de Laura Clos, alias Closca, junto al TNC
Uno de los ejes del certamen es justamente el climático. Diversas instalaciones proponen una reflexión sobre cómo lo estamos maltratando y cómo nos está devolviendo las consecuencias. La más visible de ellas –es la única que se puede ver perfectamente (con permiso del clima) desde puntos elevados de Barcelona– es la que Anna Rierola lanza contra la Torre Glòries, Okeanós. Convierte el edificio en una espada de luz cambiante, pero sin azar: vemos sobre su capa de vidrio, tras una transformación artística, imágenes de los océanos y mares de las agencias espaciales NASA y ESA. En singular: del océano, del Okeanós.
Rierola estima que los mares, el mar, es uno, y por ello es metáfora del mundo, el planeta, el humano. “Como artista visual trabajo con la imagen científica porque para mí es una herramienta narrativa muy potente para explicar historias de un mundo unificado, en red, interconectado e interdependiente. Es un trabajo de concienciación, de denuncia, pero también de admiración. Porque yo creo que si no estimamos y admiramos, no podemos cuidar. Me gusta hacer la denuncia a través de la belleza, la belleza sirve también para concienciar y para hacer un reclamo de presión, porque en realidad este géiser de luz y color es el centinela de nuestro futuro climático y medioambiental”, explicaba el jueves por la noche, en una previa para la prensa.
Esta instalación está apadrinada por el Mirador de Torre Glòries, que es justamente hacia donde se mira, pero no desde donde, en esta ocasión. “Somos un poco el mascarón de proa de toda esta Barcelona de diseño, creatividad e innovación, y el Llum es uno de los más relevantes festivales de Poblenou. Ya es uno de los festivales de arte lumínico más importantes de Europa”, valora Aleix Pratdepàdua, director del Mirador.

Cabosanroque y Studio y Studio Animal en una nave industrial llena de semáforos y humo
En ese eje temático, el Llum BCN de este año ofrece también la experiencia inmersiva de Mouawad + Laurier, Rising , que en L’Auditori reflexiona sobre el inquietante aumento del nivel del mar. Cinco lámparas diseñadas junto a vidrieros de Murano y con tecnología LED, se mueven en vertical recreando los reflejos solares sobre el mar. La instalación, no obstante, invita al espectador a sumergirse en una contemplación activa y estética, aislada de la ansiedad climática. Si eso es posible.
Esta pareja artística tiene en Reims (Francia) la obra Retorno a las fuentes , que fue reconocida por la Unesco como patrimonio de la humanidad. La pieza va cambiando, precisamente en función de los cambios ambientales.
Muy cerca, temática y físicamente, está estos días Traffic Jam Zoom , la instalación que aporta la artista Laura Clos, Closca, que con media docena de vehículos caóticamente estacionados ofrece un paisaje urbano inquietante y colapsado. No muy lejos, a ciertas horas, imágenes similares no son ninguna instalación artística… Aquí, los coches disponen de equipos de sonido, humo y luz que pretenden llevarnos al lunes por la mañana. Al estrés cotidiano. A las 19.07 de esta noche, siete minutos después de abrirse el festival, exactamente 303 personas habían accedido ya al recinto, desveló una responsable, con un contador manual. El flujo era bestial.
También en Tànger, 60, donde docenas personas contemplaban la deliciosa instalación de Martina Ampuero, lanzada también contra una pared inerte, con subyugantes imágenes y música. Una burbuja de belleza.
Muy cerca de allí, la instalación de Cabosanroque y Studio Animal en una vieja nave industrial, con 6 semáforos en hileras colgando del techo, encendiéndose y apagándose en medio de la niebla, alertan sobre el tráfico, los daños al planeta, el grado celsius de no retorno.
En medio del pavor ambiental y el nuevo discurso imperante, algo positivo: cientos, miles de receptores por las calles del Poblenou, de todo tipo. Familias, solitarios, niños, adolescentes, mayores, y el gran Babel que es Barcelona, atentos a mensajes y belleza.