S ette piani (Siete plantas) es un cuento de Dino Buzzati del libro La Lettura , aparecido en 1937, que forma parte de los Sesenta relatos que en castellano publicó Acantilado. Es un cuento fantástico o alegórico, en torno a a un señor, Giuseppe Corte, que acude a una clínica privada para que le traten una enfermedad incipiente (de momento tiene sólo un poco de fiebre). La clínica está organizada en siete plantas: en la séptima están los que, en propiedad, no pueden considerarse enfermos. Después vienen los que presentan síntomas leves. Los de la quinta planta ya están un poco más jodidos. Hasta que, bajando bajando, vas a parar al primer piso, en el que están los enfermos incurables. A Giuseppe Corte le pasan de una planta a otra de manera aparentemente accidental. Tiene que ingresar una señora con dos niños y le piden si puede cambiar de habitación temporalmente... a la sexta planta. El personal de la clínica se marcha de vacaciones y mezclan a enfermos de dos plantas: de la tercera pasa a la segunda. Y así hasta la planta uno. Corte abriga la esperanza de que lo reintegrarán a las plantas superiores pero eso, claro, no sucede. Sette piani es una alegoría de la vida humana. La ficción buzzatiana-kafkiana toca el nervio de la realidad de todos. A hombres y mujeres nos van cambiando de planta, pensamos que es algo temporal y que volveremos al lugar que nos corresponde. Nanay de la China.
Leyendo a Ignacio Aldecoa doy con un cuento que me hace pensar en Sette piani. Se titula Los hombres del amanecer y forma parte del libro El corazón y otros frutos amargos , publicado en 1959. Es la historia de Lino y Cristóbal, dos tipos que se ganan la vida en un juncal: cazan víboras para venderlas a un laboratorio. Les avergüenza que los habitantes del pueblo sepan a qué se dedican y dicen que van a buscar setas. ¿Setas en un juncal? Viven una fantasía de grandes comerciantes y hablan de remesas. Han desarrollado un método aproximadamente científico: se precisa un viento medio cálido y medio fresco para que las víboras abandonen sus nidos y queden aturdidas en los campos. Cuando llegan al laboratorio, don Rafael les dice que no necesita más víboras y que no les puede abonar las que llevan. Ahora, para los experimentos, necesita ratas de alcantarilla. ¿Ratas? Lino no quiere cazarlas: le dan asco y tristeza. Cristóbal intenta convencerle diciendo que no todas las ratas son grises, las hay rojas, y blancas. Lino comprende que entre cazar víboras y cazar ratas hay un paso, tal vez definitivo, en su caída, y admira al amigo al que no le preocupa cazar en los desagües de las fábricas.
Los cuentos de Buzzati y Aldecoa pertenecen a dos géneros distintos: uno fantástico y el otro realista
Los cuentos de Buzzati y Aldecoa pertenecen a dos géneros distintos. A dos mundos diferentes: uno alegórico y fantástico y el otro realista. Pero una verdad literaria y humana corre por debajo de la distinción artificial de géneros y estilos. Sette piani y Los hombres del amanecer hablan de la fragilidad de la vida y de la inconsistencia de las ilusiones.