No siempre son necesarios los diálogos para que una obra funcione bien. La prueba es Flow, un mundo que salvar, el filme letón que se ha llevado el Oscar a mejor película de animación.
“Espero que este premio abra las puertas a los cineastas de animación independiente de todo el mundo. Además, es la primera vez que una película de Letonia recibe una nominación y gana un Oscar”, ha recordado el director Gints Zilbalodis al recoger la estatuilla por un filme del que también ha compuesto la banda sonora y ha coescrito el guion. Competía con Del revés 2, Memorias de un caracol, Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas y Robot salvaje.
La cinta narra la historia de supervivencia de un gato negro que habita en un mundo despoblado de seres humanos por culpa de un desastre natural que ha dejado todo inundado. Bajo una sensación constante de amenaza, el protagonista se cruzará con varios animales con los que acabará entablando una auténtica amistad en un viaje repleto de peligrosas aventuras.
La estética del filme recuerda a la del realizador japonés Hayao Miyazaki, director de Studio Ghibli, de quien Zilbalodis se considera “gran admirador”. Puede que ello le haya dado suerte, pues, a sus 31 años, no para de cosechar alabanzas y galardones con esta producción independiente que también estaba nominada a mejor película internacional.

El cineasta letón Gints Zilbalodis junto a su equipo al recoger el Oscar por 'Flow, un mundo que salvar'
La trama lleva años gestándose, pues la primera idea le vino al cineasta en el instituto y partía del miedo de los gatos -él tenía uno- al agua. “Muchos años más tarde, después de hacer prácticamente solo todos mis cortos y, tras mi primer largometraje, tuve la oportunidad por primera vez de trabajar a una escala mucho mayor y con un equipo. Por eso quería contar una historia personal de cómo estoy aprendiendo a confiar en los demás y a colaborar. Y eso es lo que le pasa al gato protagonista”, señaló en una entrevista a La Vanguardia.
“En cualquier película es un gran desafío que el agua parezca real y creíble. Y en Flow tenemos mucha agua. Está el río, está el lago y hay un pequeño charco; están los mares en tormenta y la lluvia, y cada uno de ellos requiere el desarrollo de nuevas herramientas. Normalmente hay un gran equipo de artistas técnicos en las películas de Hollywood. Pero en nuestro caso, sólo dos personas hacían todos los efectos del agua”.