‘Viena-París’ ★★★✩✩
Intérpretes: P. Jaroussky, contratenor. J. Ducros, piano
Lugar: Palau de la Música (9/III/2025)
Cariño en los aplausos y bravos aislados de un numeroso público, con cerrada ovación, para el recital del contratenor francés P. Jaroussky, quien combinó con resolutiva madurez un programa Viena-París acompañado por un magnífico Jérôme Ducros al piano. Son más de veinte años de carrera de uno de los contratenores estrella más queridos por el público y más mediáticos. Pero las carreras de las voces de contratenor son más fugaces que las de otras cuerdas menos artificiosas, y al Jaroussky vocal el instrumento ya le pasa factura.
Los sonidos metálicos y fijos constantemente asoman, sobre todo en el registro más agudo, como se pudo comprobar en la primera parte, dedicada a la canción y el lied germánico. Un repertorio donde una aceptable dicción no empañó una falta de naturalidad con la lengua alemana que restó claridad en la articulación. Pero Jaroussky sigue siendo un gran artista y supo compensar esos sonidos de reflejos óxidos con un fraseo generoso, una expresión comunicativa y un legato que endulzaron una emisión que pierde presencia en la zona grave.
Los sonidos metálicos y fijos constantemente asoman, sobre todo en el registro más agudo
Con el dramatismo teatral de los lieder de Schubert, con una voz más caliente y flexible, profundizó con su arte en un canto que combinó melosidad con colorido, destacando en los magníficos Die Götter Griechlands, D. 677 o en Nachstück, D. 672.
En la segunda parte, dedicada al repertorio francés, la adecuación estilística e idiomática fue evidente. A pesar de los problemas de las notas graves en un Fauré puro sentimiento, brotó un Á Clymène, de las Cinc mélodies “de Venise”, op. 58, donde el texto de Verlaine cristalizó en un canto moldeado de intenciones y candor.
El final del recital, dedicado a Reynaldo Hahn, fue donde Jaroussky brilló con mayor arte canoro. Fluidez musical, complicidad con el piano y la madurez de decir y susurrar un texto.
Puede que el contratenor francés más importante de su generación esté viviendo sus años de crepúsculo vocal, pero su musicalidad, carisma y empatía con el público siguen presentes.