“Ustedes no conocen el plató de Televisión Española, en Sant Cugat. No es el de mi novela, pero es verdad que me inspiro en él. Es un lugar fantástico, y hay muy buenos compañeros. Pero el escenario en sí, en una tarde oscura de invierno como hoy, puede llegar a ser tenebroso”, reconocía Toni Aira el jueves al público de la librería Ona y a su compañero de trincheras radiofónicas, Jordi Basté, que le acompañó en la presentación de Mort en diferit (La Campana). La novela es un homenaje a Agatha Christie y a sus clásicos misterios de habitación cerrada. Seis tertulianos se quedan aislados en un plató de televisión por culpa de una tormenta. “Como hoy, vaya”, apunta sonriente el autor. “¿Saldrá alguno vivo? Con la fauna que he colocado entre esas cuatro paredes, difícil”.
Aira adelantó a los lectores que la crítica al mundo periodístico y político está muy presente en sus páginas. “Trabajo en un ecosistema donde conviven egos, mentiras no piadosas y mucha competitividad. Y, claro, la procesión va por dentro. Escribir, y también el humor, son mis válvulas de escape”. Basté se mostró muy interesado en saber si había algún personaje basado en compañeros de RAC1, radio en la que ambos trabajan, “o, como mínimo, que se parezca a algún famoso. Reconozco que me he pasado toda la novela tratando de adivinar”. El autor prefirió dejar la incógnita en el aire para que cada lector haga sus apuestas.
Trabajo en un ecosistema donde conviven egos, mentiras no piadosas y mucha competitividad”
La tertulia literaria, además de para hablar de libros, dio pie a otras reflexiones, como, por ejemplo, el conocimiento del mundo político por parte de los jóvenes. “Pregunté a un grupo si me podían decir el nombre del President de la Generalitat. Solo una joven supo decirme que era Salvador Illa, pero reconoció que lo sabía porque, al igual que él, es de la Roca del Vallés. Me quedé muy sorprendido. Y, si hablamos de ministros, no creo que sepan más del 20%”. Ante este escenario, Basté reflexionó: “En los últimos años, parece que la política solo se hace para los políticos y para los periodistas. La política ha dejado de vender”.

Toni Aira y Jordi Basté, en la presentación de la novela ‘Mort en diferit’, en la librería Ona
Lo que no ha dejado de vender, en cambio, es el diccionario de María Moliner, una figura que Andrés Neuman explora en profundidad en su última novela, Hasta que empieza a brillar (Alfaguara). El escritor argentino lo presentó a principios de semana junto a la también escritora y amiga Care Santos en Casa Amèrica Catalunya. “Moliner fue una mujer que alcanzó una notoriedad tardía y fugaz. Se la empezó a conocer cuando cumplió 70 años y cabe decir que, aunque no hubiera escrito un diccionario, su vida hubiera dado igual para una novela”, cuenta el escritor de una mujer que “debió tener una voluntad desmesurada de locura para dedicar dieciséis años de su vida a escribir un diccionario. Se puso manos a la obra en la calle Don Quijote número 1. No puede ser una casualidad. Y, si lo es, me parece deliciosa”.
Neuman explicó al público que se compró la primera edición del diccionario, “la que escribió ella”, y se la leyó como si fuera una novela. “Es un ejercicio muy interesante”, reconoció, a la vez que animó a los presentes a conocer más sobre esta mujer a la que, pese a su gran labor, la Real Academia Española le cerró las puertas cuando presentó su candidatura.

Andrés Neuman presenta su nueva novela junto a Care Santos en Casa Amèrica Catalunya
La cómica y guionista Carolina Iglesias fue también protagonista de la semana de libros en La Casa del Libro de Rambla Catalunya. La integrante del podcast Estirando el chicle presentó su primera novela, Para siempre es mucho tiempo (Temas de hoy), acompañada de la cantante Suu, que quiso saber cómo se organizaba para hacer tantas cosas.

Carolina Iglesias presenta su primera novela junto a la cantante Suu
“Duermo poco. Me levanto temprano y me acuesto tarde y, también, escribo en trenes y aviones. Lo que sí tenía claro mientras escribía es que quería que la protagonista, Paula, hiciera algo de lo que yo no soy capaz: cumplir las horas. Admiro mucho a la gente que es capaz de no hacer horas extra en el trabajo y que se va cuando debe. Está bien desvivirse por aquello que más te gusta, pero hay límites. Quien logra establecerlos, debería ser un modelo a admirar”.