Claire, Rachel, Maggie, Anna y Helen. Si alguna vez han leído a Marian Keyes (Limerick, Irlanda, 1963), seguro que se han topado con estos nombres. Son hermanas y sus caóticas vivencias protagonizan muchas de las novelas más queridas de la autora desde que se publicó la primera en 1995. A finales de 2024, se anunció The Walsh Sisters, una serie de televisión coproducida por la cadena pública irlandesa RTÉ y la BBC.
La escritora ha viajado hasta Barcelona este fin de semana para hablar de todas las protagonistas que conforman la saga de las Walsh, así como de su última entrega, la séptima, El mejor error de Anna (Plaza & Janés), en el que la hermana mediana intercambia los rascacielos de Nueva York por el pequeño pueblo irlandés de Maumtully para ayudar a sus amigos con su nuevo hotel costero.
Los nuevos negocios no siempre son bienvenidos, tal y como demuestra en su última novela.
La gente siempre percibe como una amenaza cualquier cosa que pueda alterar su ecosistema de confort. Las novedades no tienen porque ser necesariamente una amenaza.
¿Aplica usted esta filosofía en su día a día?
Trato de hacerlo. Aunque reconozco que, a veces, estas disrupciones pueden causar problemas. Lo digo por el exceso de viviendas vacacionales y Airbnb, que han originado un verdadero problema de la vivienda en muchos lugares del mundo, como en España o Irlanda.
Lleva años escribiendo sobre Irlanda desde los años 90. ¿Cómo ha cambiado el país?
Muchísimo. Hace treinta años, en mis libros, y por supuesto en la vida real, la gente bebía alcohol mientras conducía como si fuera agua. No era algo ilegal. Por otro lado, cuando empecé a escribir, Irlanda era un país todavía pobre que empezó a ascender de forma repentina. La gente empezó a ganar mucho dinero y eso se refleja en mis historias de entonces. Pero entonces, la crisis de 2008 nos azotó fuerte a todos. La libertad sexual también ha mejorado, por suerte, y todo es ahora mucho más liberal.

La escritora irlandesa Marian Keyes, este fin de semana, en Barcelona
Nunca faltó el sexo ni las historias de amor en sus relatos.
Claro, porque es algo natural. Lamentablemente, vivimos en un mundo patriarcal, construido por hombres y para hombres, donde las noticias de deportes son las más importantes del día. Esta sociedad aplasta todo aquello que a uno le gusta. Y lo hace con más ímpetu si va dirigido a las mujeres, como el género que yo escribo, el chick lit.
¿Siente que se infravaloran sus historias?
Lo siento y lo confirmo. La literatura romántica y la ficción para mujeres apenas aparece en las críticas, aunque vendas millones de ejemplares y tengas muchas lectoras capaces de estar horas haciendo cola para hablar contigo. El sexismo está en todo el espectro editorial. Me ha llevado un tiempo entender que lo que hago tiene valor y es gracias a todas aquellas que me acompañan. Pero el mundo parece querer minar la autoestima.
Usted siempre ha recalcado la importancia de tener una buena autoestima y de cuidar la salud mental.
Cuando anuncié años atrás que había pasado una grave depresión, no era consciente de que este fuera un tema candente. Lo entendí cuando muchas personas me confesaron que mis palabras les ayudaron a entender que ellos estaban pasando por lo mismo, y que no había de qué avergonzarse. Como tampoco había problema en reconocer en su día mi alcoholismo.
¿Se sintió juzgada?
Creo que los lectores agradecieron saber que era igual de humana que ellos. El alcohol me arrebató la vida y los libros me salvaron. Desde los seis años fueron mi red de seguridad y en esos años oscuros estuvieron ahí. He vivido dos vidas. La primera, hasta los 30, está borrosa. De ahí en adelante, está siendo un sueño increíble. ¿Sirve de algo atormentarse y autoflagelarse por haber pasado por ello? No. Hay que aprender a perdonarse. Si no hubiera pasado por todo esto, estoy segura de que no sería hoy escritora. La desesperación me llevó a escribir.
Aunque haya pasado por malos momentos, nunca ha faltado el humor.
Es un mecanismo de defensa. Mi madre siempre ha sido una persona muy divertida pero no empatiza demasiado con el dolor ya que no nos consuela. Para escuchar nuestros males nos pide que se lo narremos de una forma divertida y que la distraiga. Así que, para bien o para mal, he nacido con esta forma de enfocar los problemas y esto ayuda a mis lectoras. Les puedo contar algo terrible o muy duro, pero de un modo que no apartan el libro, porque aparecen esas pequeñas dosis que terminan sacando una sonrisa, pese a todo. ¡Así es la vida!
¿Cree en las segundas oportunidades? En El mejor error de Anna es una reflexión sobre la que ahondas varios personajes.
En las segundas, en las terceras y en las cuartas oportunidades. Tal vez porque a mí me han dado todas ellas a lo largo de mi vida. Es justo que yo las dé ahora.
Sus libros abordan temas de actualidad y problemáticas a las que se enfrentan las mujeres. En Una pareja casi perfecta, por ejemplo, aborda el tema del aborto.
Hasta hace poco, el aborto no solo era ilegal sino que era inconstitucional en Irlanda ya que había una cláusula que lo prohibía. Quien quisiera abortar debía irse al Reino Unido. Por suerte, en el 2018, el país votó para eliminar este punto de la Constitución. Cuando escribí este libro, todavía no había sucedido y quería mostrar a las lectoras que estas cosas pueden pasar. Pensé que podía cambiar la mentalidad de la gente y me dio igual que por el camino pudiera perder lectores. Hablar de ello era importante para mí. Pero lo cierto es que su mentalidad, la de todo el país, ya llevaba tiempo cambiando. Fue una revolución silenciosa. Por eso la mayoría votó a favor.
La menopausia es otro tema que aborda en sus últimas novelas y un tema del que en redes se considera usted misma una activista.
Los temas de los que hablo va variando conforme me hago mayor. Y sí, en ello estoy ahora. Hasta hace unos años era un tema tabú y es algo alarmante, ya que pasa o pasará por ello la mitad de la población. Si les pasara a los hombres, lo celebrarían. Harían una gran fiesta para celebrar la última regla. Por suerte, cada vez se habla más del tema y contra más ocurre esto, menos vergüenza hay. Espero que pronto podamos hacer esta fiesta tan esperada que nuestros colegas, sin duda, ya habrían organizado.
El Crush Fest se consolida
EMás de 4000 asistente han disfrutado de la literatura juvenil y 'Young Adult' en la segunda edición del Crush Fest este fin de semana, lo que supone un incremento de 1000 visitantes en comparación con el año pasado. Unos datos que la organización ha calificado de “éxito rotundo”.
El festival ha contado con la participación de 43 autoras, destacando la presencia de las internacionales Marian Keyes, Hannah Nicole Maehrer y Brynne Weaver, así como las nacionales Inma Rubiales o Mercedes Ron, quienes, en ocasiones, han generado colas de hasta cuatro horas.