La Guerra Han-Xiongnu sacudió toda Eurasia Oriental hace 2.000 años (del 133 a.C. al 89 d.C.). Los dos imperios más poderosos de la región en la Edad de Hierro temprana chocaron en sus fronteras. La confederación de pueblos nómadas mongola había entrado en los dominios del Imperio chino, y eso era algo que el emperador no iba a permitir.
Una antigua fosa común de esa época, excavada en el sur de Mongolia, ha demostrado ahora la crudeza de ese conflicto, mostrando los cuerpos desmembrados de varios guerreros chinos que lucharon contra los Xiongnu en el siglo II antes de Cristo, según revela un artículo publicado en la revista Journal of Archaeological Science.
Más de una docena de cuerpos
Los investigadores de la Academia Rusa de Ciencias han analizado más de dos docenas de esqueletos completos y parciales recuperados de una fosa común en el yacimiento de Bayanbulag, una fortaleza construida por los Han en el año 104 a.C. justo al norte de la Gran Muralla China para protegerse del avance mongol.
La mayoría de los cuerpos estaban apilados en una capa en medio de un agujero. Se han identificado un total de 17 cráneos, todos de hombres adultos. La mayoría de los restos también mostraban signos de despedazamiento, decapitación o amputación por espada, y al menos dos individuos fueron enterrados de rodillas.

Los mongoles desmembraron los cuerpos de los soldados chinos
“La ejecución por desmembramiento era la forma más vergonzosa de castigo. Los Xiongnu la realizaban para que las almas de los enemigos nunca pudieran renacer”, aseguran los arqueólogos de la Universidad de Jilin, que también han participado en el estudio.
Según las creencias chinas, era necesario enterrar el cuerpo del difunto con plena integridad. Y quienes sepultaron a estos soldados intentaron que se sintieran bien en el más allá, recolectando todos los pequeños fragmentos de brazos y piernas amputados, cabezas cercenadas y otras partes de los cuerpos humanos.
Este es el primer estudio que examina una tumba de soldados Han muertos por el enemigo y enterrados por sus camaradas. Las batallas entre el Imperio Han y los nómadas Xiongnu estallaron en la meseta mongola, y los chinos del norte construyeron fortificaciones contra la incursión extranjera, algunas de las cuales finalmente se incorporaron a la Gran Muralla.
Pese al cuidado que se tuvo, no todos los muertos pudieron ser enterrados completos. Un hombre fue decapitado y su cabeza nunca fue encontrada. Presumiblemente, los mongoles se la llevaron como prueba de la victoria sobre los ejércitos chinos.

La fosa común albergaba unos 18 cuerpos
El yacimiento de Bayanbulag se identificó por primera vez en 1957, pero las excavaciones importantes no se comenzaron hasta 2009, cuando los arqueólogos descubrieron una estructura fortificada, cerámica, herramientas de hierro, cerrojos de ballesta de bronce, alabardas de hierro, monedas y un sello de arcilla con la marca de un funcionario Han.
Las crónicas históricas ofrecen extensas descripciones de guerras prolongadas a lo largo de la frontera, con sangrientas campañas militares, decisiones de liderazgo y cambios territoriales, todo ello escrito estrictamente desde la perspectiva Han. Y también ayudan a contextualizar este caso de violencia extrema.
“Fortificación para Recibir la Rendición”
Bayanbulag fue denominado inicialmente como Shouxiangcheng o “Fortificación para Recibir la Rendición”, según consta en los registros. Era parte de una estrategia militar que implicaba la construcción de guarniciones fortificadas a lo largo de las fronteras en lugar de la ocupación permanente del territorio Xiongnu.
Lo que aún no está claro es si las víctimas encontradas murieron en batalla contra los nómadas mongoles, como prisioneros tras una batalla o como resultado de una acción disciplinaria a manos de los propios comandantes Han. Lo que sí es evidente es que la mayoría de ellos procedían del norte de China y, en particular, de la meseta de Ordos y las llanuras centrales.
Los expertos han extraído el ADN antiguo y los isótopos de restos dentales de los esqueletos para reconstruir los orígenes de esas personas. Los haplogrupos del cromosoma Y indicaron conexiones directas con las poblaciones de la cuenca del río Amarillo y que su dieta consistía principalmente en mijo y trigo, alimentos básicos de las poblaciones agrícolas del norte de China, en lugar de la dieta basada en carne y lácteos de los pastores Xiongnu.