Ayer por la noche la montaña de Montjuïc multiplicaba su magia con el estreno de Corteo, el espectáculo que el Cirque du Soleil ha instalado en el Palau Sant Jordi. Rompiendo los moldes de la carpa tradicional, su creador, Daniele Finzi Pasca, ideó un escenario como una pasarela, con entradas a cada lado y con dos gradas laterales, no circulares. El resultado es una propuesta innovadora, como si la gente, desde los balcones y las ventanas de su casa, contemplara el paso de un cortejo fúnebre.
Porque es precisamente eso lo que sucede en Corteo, el sueño que el payaso Mauro tiene de su funeral. Desde una cama de hierro de 275 kg, el artista tiene un sueño barroco, “muy felliniano, muy mediterráneo”, en palabras de Finzi, donde los números acrobáticos colocan el listón muy alto, tanto desde el punto de vista técnico, como estético, con unas lámparas de lágrimas enormes que funcionan como trapecios.
Cirque du Soleil presenta su espectáculo más rompedor en el Palau Sant Jordi
Son unas 120 personas las que intervienen para que el espectáculo luzca, ahora en Barcelona, con casi 3.700 espectadores cada noche. “Tenemos 34 técnicos y en el escenario hay 54 artistas, pero parecen muchos más”, afirma el director de administración, el norteamericano de origen mexicano Francisco Nava Gómez. El secreto para conseguirlo son unas plataformas con ruedas (como pequeñas tablas de surf), que los artistas usan echados boca abajo para desplazarse por debajo del escenario y volver a salir a la pista.
Nava es el responsable de los hoteles y los seguros médicos. “Viajamos con un fisio y un médico, y cada semana hacemos un simulacro de accidente en la pista”. Y también es quien lleva todo el papeleo de inmigración: “Los visados se empiezan a tramitar un año antes, para no tener problemas”.

Entrenamientos matinales de los artistas en las lonas laterales fuera del escenario, como el rusoSashaen las cuerdas
La Vanguardia también habla con Fabio Santos, un acróbata brasileño que hace 15 años que actúa en el Cirque du Soleil: “He estado en Totem y ya hace más de seis años, con el paréntesis de la pandemia, que actúo en Corteo. Me gusta mucho trabajar en este espectáculo, es uno de los mejores”. Santos también cuenta cómo es su vida nómada: “Periódicamente hacemos un paro de tres semanas, y entonces vuelvo a casa, en el sur de Brasil, para estar con mi hija y ver a mis amigos”.
Con 38 años, el maestro del diábolo es feliz en este circo: “Somos una gran familia, donde hay una interacción entre generaciones que es muy enriquecedora. Cuando entran nuevos artistas de veinte años, como cuando yo empecé, me hace muy feliz ver sangre nueva. Además, como somos de muchas nacionalidades, aprendemos mucho los unos de los otros”. La lengua de trabajo es “un inglés con muchos acentos”, declara la atrezista Julia Aphalo.
Otro de los artistas que actúan en Barcelona es el cantante David Repullés. Era diseñador del diario Ara y tenía su banda de música, hasta que se presentó para una plaza en el Cirque du Soleil y tuvo la oportunidad de coger el micrófono profesionalmente: otro sueño hecho realidad.
Corteo soñará y hará soñar al público, desde el sensacional estreno de ayer y hasta el 6 de abril, momento que habrá que cargar los 27 camiones con todo el material (con elementos como las baterías de energía, las 2.500 prendas de ropa y complementos, las 6 lavadoras y las 4 secadoras industriales...) para viajar hasta Lisboa, donde el espectáculo celebrará su vigésimo aniversario desde la primera función en Montreal, donde se estrenan todos los espectáculos de Cirque du Soleil.