Una mirada vale más de mil palabras, dice un dicho. La del comisario de los Mossos d’Esquadra Javier Gámez Martín ha sido capaz de escribir, corregir, editar, maquetar, publicar, legalizar, difundir, vender, mandar a imprimir y enviar a cada lector un libro de tapas blandas y 442 páginas.
En cualquiera de los tiempos la suya es una heroicidad descomunal. Cuaderno de bitácora de un gladiador con ELA es toda una declaración de intenciones, un trabajo literario que envió con humildad a un par de editoriales pero que optó por gestionar personalmente todo el proceso antes incluso de tener una respuesta. Y no le está yendo mal. En poco más de un mes y teniendo en cuenta de que él se encarga de todo, ya ha vendido cerca de 700 ejemplares. Cada libro que sale de su casa supone para el autor un chute de vida que ojalá tuviera los poderes para frenar las consecuencias inevitables de una enfermedad terrible, una de las más crueles de las que existen en la capa de la tierra, y contra la que Gámez lucha y gana alguna que otra batalla, con el poder de su mente.
‘Cuaderno de bitácora de un gladiador con ELA’ es un canto a la vida de un hombre con mente maravillosa
El comisario Gámez, que siguió los pasos de su padre en la Guardia Civil hasta alcanzar el grado de teniente y cruzar la pasarela a la policía catalana, era un hombre feliz al que no le faltaba nada. Tres hijos con una mujer maravillosa con la que acordaron emprender caminos separados, unos padres orgullosos, hermanos y hermanas cariñosos, amigos fieles y un trabajo, el de policía, vocacional y al que se entregaba.
La señora ELA, como él la denomina, le tocó con su vara y tras un periodo en el que su cuerpo cuidado y deportista empezó a hacer cosas raras, el 13 de noviembre del 2018 le diagnosticaron lo que ya imaginaba, porque es de todo menos tonto: esclerosis lateral amiotrófica.
Como el resto de enfermos pasó por distintos estadios y cuando ya había decidido que esa señora se podía apoderar de su cuerpo pero no de su mente, otra señora, esta vez la del amor, le tocó con su vara. Agarrado al corazón de Chadia Mokaddim decidió vivir y ejercitar su mente con resultados increíbles.
Cuando todavía podía hablar, editó un manual que hoy es esencial para cualquier persona con dependencia y que permite disponer de una vida más autónoma con la ayuda de un smartphone y un asistente de voz; y que se puede descargar gratuitamente en su cuenta de X @JaviGamez_ELA.
Aún le queda voz y la alzó el viernes en el salón de actos del Institut de Seguretat Pública de Catalunya (ISPC), donde habló de su libro a los futuros policías
Aún le queda voz y la alzó el viernes en el salón de actos del Institut de Seguretat Pública de Catalunya (ISPC), donde habló de su libro a los futuros policías. Pero el esfuerzo que requiere es extenuante, de ahí que lleve ya tiempo escribiendo en Office, pero con un software que le permite hacerlo con los ojos, el TD Control, de Tobili Dynavox.
El resultado es un canto a la vida y una reflexión profunda sobre lo extraordinario que es el ser humano, capaz de adaptarse a las circunstancias más adversas y en las que queda espacio para la felicidad, el humor y el amor. “Un amor que damos, que ya no filtramos ni escatimamos, que es espléndido en sus muestras y especialmente sincero”, asegura.
Javier Gámez enumera las pérdidas pero ensalza lo que le queda y que es su esencia. “Y con ella mi humor, mi tozudez, mi curiosidad, mi inconformismo, mi fortaleza, mi resiliencia y mis ganas incansables de seguir haciendo cosas”. Y le queda, además de unos ojos que lloran pero que dicen muchas veces “te quiero”, un corazón ardiente y alegre que sabe amar y una mente absolutamente maravillosa.
