Le Pen yla logopedia

Días difíciles para los locutores franceses. La condena de inhabilitación de Marine Le Pen por malversar fondos europeos tendrá consecuencias políticas imprevisibles. En una dimensión menos dramática, ha obligado a repetir la palabra clave de la sentencia, inhabilitación, a todas horas. Comentaristas, analistas, expertos, tertulianos, ciudadanos entrevistados a pie de calle, todo el mundo ha tenido que aprender a pronunciarla, conscientes del riesgo de derrapar silábicamente. En castellano, inhabilitación es una palabra que podemos asumir sin que se nos disloque la lengua. En francés, en cambio, la palabra equivalente, inéligibilité , requiere un dominio de la musculatura fonética digno de un atleta logopédico. Por la cantidad de sílabas –siete– y porque, en su parte central, se produce una retención de eles, ges y bes que, enlazadas por tres íes, complican la operación. Si no separas las sílabas, la palabra se empasta e impide la comprensión de la misma. Si andas con pies de plomo, parece que estés superando la amenaza de un trabalenguas. En castellano y en catalán, la palabra, que proviene del latín, subraya la incapacidad de ejercer un cargo y, en el ámbito judicial, establece la prohibición de ejercerlo. En francés, en cambio, incorpora el matiz de la elección.

Hacía días que la inminencia de la sentencia había obligado a los periodistas y los círculos opinadores a ensayar la palabra, más como hipótesis de trabajo que como hecho consumado (me consta que por los pasillos de La Maison de la Radio, algunos profesionales hacían gárgaras de inéligibilité como los actores de una obra de Chéjov antes del estreno). De vez en cuando la actualidad pone en circulación nombres y palabras que superan la media de dificultad. Aquí todavía no hemos logrado pronunciar el nombre del futbolista Wojciech Szczesny, a pesar de que internet resuelve cualquier duda fonética y que el protagonista haya repetido su nombre con resignada generosidad.

De vez en cuando la actualidad pone en circulación palabras difíciles de pronunciar

Recuerdo que cuando el Barça fichó a Zlatan Ibrahimovic, en una tertulia, la añorada Patricia Gabancho, mujer culta y viajada, se refirió al jugador como “ese jugador de nombre impronunciable”. Era un recurso retórico preventivo para no cometer un error. Ibrahimovic es un nombre lo bastante simple, pero la novedad, fugazmente exótica, la intimidaba. En el caso de inéligibilité (escribo la palabra como cuando circulas por una carretera con mucha niebla y reduces al máximo la velocidad), no puedes buscar un sinónimo, porque figura en la sentencia y, por rigor informativo, debes repetirla literalmente. De manera que los pobres franceses que estos días tienen que honrarla a todas horas deben demostrar si quedan inhabilitados o no para pronunciarla. Y mirando atrás, quizá se darán cuenta de hasta qué punto es importante que los sistemas educativos –primarios, superiores– no desatiendan la expresión oral como un tesoro patriótico transversal.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...