Heme aquí, en la librería Altaïr, sentada en una silla de tijera, con una libreta nueva en el regazo y el comecome del principiante por debutar en este noble espacio, una crónica cultural de la semana, que se titulaba Tinta fresca, cuando la firmaban los compañeros de la sección de Cultura, y se llamó Superglú cuando estuvo en manos de la escritora Llucia Ramis. Superglú, como el pegamento que lo junta todo, metal con madera, vidrio con plástico e incluso las yemas de los dedos si no vas con tiento. Ahora le hemos puesto Fahrenheit 451, como aquella novela distópica de Ray Bradbury, no por vocación pirómana, que también, sino por fervor resistente, por conjurar a la estirpe libresca. Siempre nos quedará el islote de la cultura.
Pilar Sánchez Vicente, ganadora del premio de novela histórica Edhasa por El cantar del norte
Altaïr, digo, la librería de los viajes, ha organizado una vuelta al mundo en coloquios empezando por la sala de máquinas: Estados Unidos. Para ello congregó el lunes a tres antiguos corresponsales en Washington durante diferentes etapas: Xavier Mas de Xaxàs (Guayana Guardian), Xesco Reverter (TV3) y Ricardo Mir de Francia (El Periódico), capitaneados por las muy atinadas preguntas de Sònia Sánchez (Ara). Llenazo absoluto de un público veterano, muy implicado en la desazón global. El trío ponente pintó una acuarela de tonos sombríos, entre el gris ceniza y el azul ciénaga. Resumen jibarizado: Trump ha comprendido muy bien que las gentes, sobre todo los blancos pobres y sin estudios, arrinconados por la desindustrialización, están hartas del business as usual, como si no pasara nada, como si no necesitaran dos curros para llegar a fin de mes. Está por ver si el armazón democrático aguantará el embate de un segundo mandato trumpista. ¿Una luz? La inflación, la guerra comercial, que los tecno-oligarcas dejen caer al presidente si ven que no ganan pasta.
¿Qué habría dicho Pla de este vendaval bélico y arancelario? Carme Fenoll reivindica su legado en ‘HomeNéts’
Salí con el ánimo por los suelos, aunque, después de todo, la humanidad siempre estuvo a la greña, las espadas en ristre. Que se lo pregunten a la escritora y medievalista Pilar Sánchez Vicente, ganadora del premio Edhasa con una novela de personajes centrada en Sancha Asuera, apodada la Valentona, una guerrera que acompañó al mítico rey Don Pelayo en sus batallas contra el invasor musulmán allá por el siglo VIII. El cantar del norte, que así se titula el libro, fue presentado en sociedad el miércoles de la mano de dos miembros del jurado, el periodista cultural Jacinto Antón y el escritor Sergio Vila-Sanjuán, director del suplemento Cultura/s. El editor Daniel Fernández, exquisito anfitrión, lució en el acto una corbata de color morado, un tono de recogimiento cuaresmal, muy acorde con el zeitgeist.
Jordi Amat, Carme Fenoll y Anna Aguiló, en la librería Laie
Al cascarrabias de Josep Pla también le tocó vivir tiempos recios. ¿Qué habrían diseccionado sus ojillos astutos de este vendaval bélico y arancelario? En eso andaba pensando de camino a la librería Laie, donde el jueves la bibliotecaria Carme Fenoll presentó un ensayo necesario, una reivindicación del escritor ampurdanés y de su obra Homenots. ¿Qué pasó con el legado de aquellos próceres catalanes? Hombres como Joan Maragall, Pompeu Fabra, Josep Trueta o Jaume Vicens Vives. Fenoll lo rastrea en HomeNéts a través de sus nietos y de expertos en cada materia, porque resulta imperativo transmitir el conocimiento entre generaciones. La acompañaron en el bautizo el escritor Jordi Amat y la filóloga Anna Aguiló: entre los dos constituyen una Wiki-Pla compacta.