Tener las llaves de una biblioteca es el sueño de todo lector. Una puerta a Narnia, a un nuevo mundo. A muchos, en realidad, pues cada libro invita a conocer una realidad distinta. Esta semana, la biblioteca Sant Pau - Santa Creu de Barcelona ofreció este privilegio a seis escritores justo antes de Sant Jordi. Todos ellos pudieron elegir el ejemplar que les hubiera gustado escribir.
Milena Busquets fue directa a los estantes en los que reposan las obras de Virginia Woolf. “Me hubiese gustado escribir cualquiera de sus libros o, simplemente, una de las páginas de sus diarios”, reconoce a La Vanguardia . Encuentra un ejemplar en catalán de Las olas , una novela que se articula en torno al flujo de conciencia de un grupo de amigos, y lo coge. Releer algunas frases le trae buenos recuerdos, aunque en su casa, la edición que tiene de cabecera y más manoseada es la traducida por Andrés Bosch. “Es genial, una obra maestra absoluta, la historia de la vida de seis personajes, desde la infancia hasta su muerte. Uno de esos libros milagrosos que no entiendes cómo han podido ser escritos”.
'Las olas', de Virginia Woolf, es uno de esos libros milagrosos que no entiendes cómo han podido ser escritos”
Rosa Ribas saca de su bolso otro clásico, La vida instrucciones de uso , del escritor francés Georges Perec, que cuenta las vidas presentes y pretéritas de las numerosas personas que habitan o han habitado un antiguo edificio parisino. “Es una segunda edición publicada por Anagrama, del año 1988”. Explica que dudó si traer esta novela o La vuelta al mundo en ochenta días , “otra historia genial” que le evoca a su padre, que fue viajante comercial.
“El problema es que me puse a buscarlo en casa y me di cuenta que lo debí prestar, seguramente hace más de veinte años, y jamás me lo devolvieron. Este reportaje me anima a convertirme en detective y, tan solo unas horas más tarde, puedo decir que ya tengo como sospechosa a una de mis mejores amigas”. No le importa nada cambiar su elección por la obra maestra de Perec. “De hecho, dudé entre los dos libros. Este, sin duda, es una obra de ingeniería. Uno de esos proyectos matemáticos, lleno de tipografías, dibujos y planos, que requiere concentrarse en hacer esquemas y en planificar y que siempre digo que ojalá hubiera salido de mi cabeza”.
Alejandro Palomas tiene un dilema similar al de Ribas. Dos libros lideran el ranking de obras que le encantarían que hubiesen nacido de su pluma, pero no se decanta por cuál traer para la fotografía de La Vanguardia . “¿De verdad hay que elegir?”. Pide permiso a sus colegas de profesión para sacar los dos en la instantánea y el resto, al verlo tan ilusionado con sus propuestas, acepta con gusto. El primero es Lo demás es aire (Seix Barral), la novela de Juan Gómez Bárcenas que relata la historia de su pueblo, Toñanes, en Cantabria, a lo largo de los siglos y a través de todos sus habitantes. Se le eriza la piel al pronunciar el título. “Al finalizar mis presentaciones, siempre lo recomiendo. Les digo que, si tienen que elegir entre el libro que publico en ese momento o el de Juan, que elijan el de Juan siempre. Mis editores seguro que me quieren matar pero, de verdad, es otra dimensión y creo que todo aquel que quiera empezar a escribir, esta es la lectura”.

De izquierda a derecha, Paula Bonet, Milena Busquets, Alejandro Palomas, Toni Cruanyes, Mar García Puig y Rosa Ribas, en la biblioteca Sant Pau - Santa Creu
El segundo tomo, Hambre (Contraluz), lo firma Maribel Medina y –adelanta– “es todo lo contrario a la novela de Juan. Este es mucho más finito pero es una bomba”. Narra el duro día a día de Sylvie después de que su pareja le haya dejado. Durante el proceso de escritura, la autora le preguntó a Palomas si lo quería leer. “Le dije que no porque me ha pasado más veces que un amigo me ha mostrado su manuscrito y no me ha gustado. Y, claro, acaban dejando de ser amigos. Yo a Maribel no quería perderla. Una vez se publicó el libro, entonces sí, lo leí, y me di cuenta de la joya que tenía entre mis manos”.
Paula Bonet también posa con dos libros –“pero son en realidad el mismo, en inglés y la traducción al castellano que publicó a finales de año Bamba Editorial”– de Lo que somos ahora, de May Sarton. “Después de la lectura de sus diarios en la editorial Gallo Nero, que abordan de manera magnífica el paso del tiempo y la mirada de artista, no esperaba encontrar en una novela tan breve la lucidez que se amontona en estos”.
Sarton aborda la incomodidad y el dolor de habitar un cuerpo anciano que el sistema desecha”
En este libro –prosigue– “Sarton aborda la incomodidad y el dolor de habitar un cuerpo anciano que el sistema desecha sin permitirse introducir la autocompasión ni la oscuridad que puede abocarnos al vacío más grave”. Bonet destaca, además, que la música, la pintura y las relaciones humanas, que tan presentes están en sus páginas, “sirven para explicar que, a pesar del dolor y de lo insignificantes que podemos llegar a ser, la vida merece ser vivida”.
Toni Cruanyes no deja de recomendar a sus compañeros No digas nada , del periodista estadounidense Patrick Radden Keefe. Él leyó en su momento la traducción catalana de Ricard Gil, publicada por Edicions del Periscopi. En castellano, llegó a las librerías de la mano de Reservoir Books y parte del secuestro y asesinato de Jean McConville, madre de diez hijos, para hablar del conflicto norirlandés y sus devastadoras consecuencias. “Es una historia novelada pero que contiene todos los documentos que pruebas cada uno de los hechos que presenta. Es una obra de periodismo de primer nivel y, como periodista que soy, me encantaría alguna vez poder escribir algo así”. El propio John Banville está de acuerdo con sus palabras pues, cuando se publicó en 2018, aseguro que era “el mejor libro sobre Irlanda del Norte que he leído jamás”.
Cruanyes no pierde la esperanza en poder algún día sumergirse en un reportaje de estas categorías, “con casi toda probabilidad, más vinculado a mi tierra”. Aunque no se cierra puertas a nada, reconoce que no se ve escribiendo un texto político, centrado en un partido, pero “tal vez sí me motivaría más explorar cómo la política afecta a nuestras vidas. Las historias reales y humanas son lo que realmente me mueven”.
Cuando a Mar García Puig sus compañeros qué libro le hubiera gustado escribir, contestó, sin pestañear, La loca de la puerta de al lado (Tránsito), de la escritora italiana Alda Merini. “No he encontrado un libro que se acerque tanto a expresar en palabras la experiencia de la locura. Llegas a tocar el dolor que provoca, pero también el entusiasmo y el desborde creativo. Es una de las obras más contundentes con las que jamás he topado”.
No he encontrado un libro que se acerque tanto a expresar en palabras la experiencia de la locura”
La escritora y ex diputada explica a este diario que, más allá de su redactado fragmentario y vital, su historia personal fue una de las cosas que más le llamó la atención. “Tuvo una crisis puntual y la ingresaron en un manicomio a la fuerza, lugar del que le fue muy complicado salir. En su texto, muestra como el psiquiátrico, que debería brindar cordura a sus pacientes, puede llegar a enloquecerlos.
Elegidos los libros y apuntadas todas las recomendaciones, los seis escritores buscan un rincón en el que retratarse. La fotógrafa de La Vanguardia Ana Jiménez, partidaria siempre de que menos es más, da con la clave y elige un muro de piedra frente a los jardines de Rubió i Lluch. “Lo importante son los libros. Demostrar a la gente que, por más tiempo que pase, no tienen fecha de caducidad”. Todos afirman y sonríen. La cuenta atrás para Sant Jordi se ha activado.
Deseos para el día del Libro y de la Rosa
No hay 23 de abril en el que no se esboce una sonrisa en la cara de un escritor, por mucho que al final del día le acabe doliendo la mano de tanto firmar. Eso siempre será una buena señal. Rosa Ribas, Milena Busquets, Toni Cruanyes, Mar García Puig, Paula Bonet y Alejandro Palomas son veteranos de la gran fiesta del Libro y de la Rosa. Eso no quita que todos ellos tengan deseos para esta fecha tan señalada.
Bonet espera “descubrir un nuevo autor o autora que pase a formar parte de ese grupo de voces que me construyen”. Un anhelo que coincide con el de García Puig, que confía que, una vez halle esos libros, “pueda hacérselos descubrir a la gente que quiero”. Cruanyes aguarda el miércoles para reencontrarse con los lectores e “intercambiar ideas” mientras que Busquets solo busca “divertirse y ser feliz”. Ribas y Palomas, en cambio, son de los que hasta el último minuto mirarán al cielo, pues sueñan con un Sant Jordi libre de aguaceros. Parece que, en Barcelona, el tiempo acompañará.