De cárceles represivas a espacios para la libertad y la transgresión

Patrimonio incómodo

La cultura y el arte contemporáneo da nueva vida a buena parte de las antiguas prisiones 

La presó

Patio de la antigua cárcel de Mataró, hoy reconvertida en centro de arte 

Àlex Garcia

Como si fueran polos opuestos, los museos y las prisiones se sitúan en los extremos de la sociedad, con poblaciones que rara vez se cruzan. Los primeros alientan la transgresión, las segundas la castigan. Unos buscan el encuentro y celebran la libertad, las otras la revocan y están diseñadas para aislar. Y si los espacios artísticos son lugares para la reflexión, la creatividad y el disfrute, en las prisiones todo ha sido pensado para controlar, recluir, penar, aislar e infundir miedo. Sin embargo, en las últimas décadas, y a medida que los imponentes edificios carcelarios se clausuraban, porque se habían quedado obsoletos o eran una presencia incómoda en el centro de las ciudades, muchos de ellos han sido reconvertidos en centros expositivos, en los que, con mayor o menor fortuna, la arquitectura carcelaria es el recordatorio constante de una historia de dolor, represión y conflicto.

Imagen de la exposición 'Rock My Religion', en el

Imagen de la exposición 'Rock My Religion', en el DA2 Domus Artium de Salamanca 

JP

Del Marco de Vigo al DA2 Domus Artium de Salamanca, el MEIAC de Badajoz, La Modelo de Barcelona o La Presó. M|A|C de Mataró, solo en territorio español existen una decena de ejemplos de antiguas cárceles a las que la actividad artística les ha brindado la posibilidad de una nueva vida. “No he reflexionado mucho sobre ello, pero me resulta curioso que todos esos edificios que Michel Foucault llamaba ‘arquitecturas de control’, hospitales, sanatorios, cárceles, hayan acabando siendo lugares para el arte contemporáneo. Es una paradoja extraña. Porque por un lado es interesante que algo que tiene una función punitiva acabe siendo un lugar para la creación, sin duda un uso mucho mejor para toda la sociedad, pero como artista me incomoda la idea de pensar si en algún caso no estaremos blanqueando su pasado trágico”, reflexiona Domènec, creador que en la bienal nómada Manifesta 15 celebrada en Barcelona el pasado año intervino en el M|A|C de Mataró, volviendo a levantar en el patio de la antigua prisión el muro que en su día separaba a hombre y mujeres en el patio.

“Me pregunto si desde el arte no estaremos blanqueando un pasado trágico“”, reflexiona el artista Domènec

“La reactivación de esos lugares que pertenecen al patrimonio llamado incómodo es una cuestión compleja y controvertida todavía hoy”, conviene Ascensión Hernández, catedrática de la Universidad de Zaragoza, especialista en arquitectura contemporánea, teoría e historia de la restauración monumental y estudios sobre el patrimonio cultural. “La cárcel, como tipología arquitectónica, es una herramienta de opresión y de control, el lugar donde se recluyen a aquellas personas que se consideran dañinas para la sociedad. ¿Qué sucede? Pues que, como en el caso de los campos de concentración o los búnkeres de la II Guerra Mundial, tienen un poder de activación de la memoria poderosísimo. No podemos dejar de pensar en el dolor de las personas que han estado recluidas. Y como sociedad tenemos dificultades para digerirlo. Sabemos que los hemos de conservar, porque tienen un importantísimo valor histórico y documental, pero al mismo tiempo es muy duro pensar que siempre van a estar ahí recordándonos los traumas. Y en ese sentido creo que el arte contemporáneo puede jugar un papel positivo siempre y cuando no se utilicen estos espacios como meros contenedores. Porque entonces sí, lo que estaríamos haciendo es borrar la historia de los edificios y banalizar el dolor de las personas que estuvieron allí encerradas”.

“Si se utilizan de meros contenedores, borramos la historia del edificio y banalizamos el dolor de las personas que estuvieron allí encerradas”, reflexiona la especialista Ascensión Hernández

Exposición 'MaquinArte' en el MEIAC

Exposición 'MaquinArte' en el MEIAC 

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Hernández, autora de ensayos como La cárcel. De instrumento de castigo a bien cultural. Una aproximación a un ejemplo singular del patrimonio incómodo (Artigrama), coincide con Domènec en señalar el M|A|C Mataró Art Contemporani un ejemplo de cómo se pueden reutilizar estos espacios sin apenas transformarlos, es decir, sin mutilar su memoria (se beneficia de su catalogación como Bien Cultural de Interés Nacional). Encargada en 1851, la prisión es obra de Elies Torrent y fue la primera en España en adoptar el modelo panóptico, concebido por el filósofo inglés Jeremy Bentham. Una arquitectura circular con una torre de vigía central que permitía el control de los internos desde muchos ángulos de visión y, sobre todo, que estos se sintieran permanentemente vigilados sin saber si lo estaban o no. 

Cúpula de la antigua cárcel Modelo

Cúpula de la antigua cárcel Modelo 

Xavier Cervera
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Mural en La Modelo en homenaje a Puig Antich y Heinz Chez 

Xavier Cervera

El futuro Espai Memorial de La Modelo, la cárcel de hombres que desde 2018 funciona como centro cultural, contempla asimismo la preservación integral del panóptico, celdas temáticas con la historia del centro, la recuperación de La Capilla Gitana, obra del pintor y poeta Helios Gómez, y un espacio permanente destinado a exposiciones temporales. La cárcel quedará abierta a la ciudad a través de equipamientos públicos como un parque, un instituto, viviendas para jóvenes y para la tercera edad o un polideportivo.

Proyecto de

Proyecto ganador de la futura cárcel Modelo de Forgas Arquitectos, SLP / Planas Esquius Segatti, SCP 

Ajuntament de Barcelona

La reconversión de las cárceles españolas en centros culturales y expositivos comienza en los años noventa, coincidiendo con la eclosión de los museos de arte contemporáneo, muchos de los cuales buscaron cobijo en espacios históricos. Es el caso del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, Meiac en Badajoz, el Marco de Vigo o el DA2 Domus Artium de Salamanca. “Es importante que estos espacios preserven elementos originales, no borrar su identidad, porque el visitante se ve transportado a lo que fue su origen, de la misma manera que nos condicionaba a nosotros respecto a los artistas que invitábamos y a ellos las obras que creaban”, apunta Javier Panera, profesor de la Universidad de Salamanca, que dirigió el DA2 entre el 2004 y 2012. del 2004 al 2012 “En un lugar donde se conserva la reja de seis metros de altura y las puertas metálicas están siempre presentes, cualquier obra de arte queda contaminada”, añade Panera, que pone como ejemplo la instalación de la artista libanesa Mona Hatoum, Huis clos , en la celda donde los condenados a muerte pasaban su última noche: una puerta giratoria hecha con antiguas puertas de la prisión en las que el visitante puede adentrarse solo para darse cuenta de que no llevan a ninguna parte.

“En un lugar donde se conserva la reja de seis metros de altura y las puertas metálicas están siempre presentes, cualquier obra de arte queda contaminada”, dice Javier Panera, uno de los primeros directores del DA2 Domus Artium de Salamanca 

'Huis Clos', de Mona Hatoum en el DA2 de Salamanca

'Huis Clos', de Mona Hatoum, en una celda del DA2 de Salamanca 

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En la lista de arquitecturas carcelarias recicladas para la cultura también están La Cárcel, Segovia_Centro de Creación, el Centro Cultural Antigua Cárcel, Le Crac, de Palencia, el Museo de la Cárcel Real de Coria, en Cáceres, y O vello cárcere de Lugo, que con el estallido de la guerra civil fue un lugar de confinamiento de presos políticos, a cuya memoria está consagrado el centro.

Lituania

Creatividad y arte en una prisión zarista y soviética

La antigua prisión de Lukiškės en Lutania

La antigua prisión de Lukiškės en Vilna, Lituania 

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Una antigua cárcel en la capital lituana, Vilna, construida en época zarista y utilizada después por el régimen comunista, vive desde el 2021 una nueva existencia como centro artístico y musical. Lukiškės, una fortaleza de piedra y ladrillo que fue lugar de hacinamiento, y que funcionó también como cárcel de alta seguridad hasta su cierre en el 2019, cuando Lituania cumplía casi tres decenios de independencia respecto a la Unión Soviética, alberga eventos inmersivos, galerías de arte y festivales de música. Urbanistas y políticos lituanos admitieron la relevancia histórica de la prisión y la singular estructura de sus 19.000 metros cuadrados con sus laberínticos bloques de celdas. Bautizada como Prisión Lukiškės 2.0, en su espacio más de 550 artistas se dedican ahora a diversas disciplinas creativas. En el 2022, adquirió fama internacional al ser escenario de rodaje de la cuarta temporada de la serie de Netflix Stranger things, figurando como penal siniestro. María-Paz López

Estados Unidos

Alcatraz o el vértigo por “el peor lugar del mundo”

Grupos de visitantes en la antigua prisión de Alcatraz

Grupos de visitantes en la antigua prisión de Alcatraz 

Viator

El crimen es como el vértigo, atemoriza y seduce, o tal vez atrae porque da miedo. Los carteles en la larga fila para embarcar prometen una aventura en “el peor lugar del mundo”. Eso es Alcatraz, el que fue considerado el presidio más infame del mundo, en un peñasco en el Pacífico, que es desde hace tiempo una de las grandes atracciones turísticas en la ciudad californiana de San Francisco. Recibe cerca de dos millones de visitantes al año y genera 60 millones de dólares en ingreso anuales para la institución de los parque nacionales, red en la que se integró en 1972, diez años después de la salida del último de los reclusos. A La Roca no se va a deleitarse con cuados o esculturas. Su visita entra dentro de lo que se llaman experiencias, bien proveídas por unos rangers que se conocen la historia al detalle. Aquí se buscan experiencias, sentirse más cerca que nunca de, por ejemplo, Al Capone abrazado al banjo en una fotografía de la banda de este presidio de película. Francesc Peirón

Francia

Un penal innovador que ahora muestra
fotografía moderna

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La antigua cárcel de Guingamp, en la región francesa de Bretaña 

Tripadvisor

La antigua cárcel de Guingamp, en la región francesa de Bretaña, que se abrió en 1841 y dejó de funcionar en 1952, es un ejemplo único en Europa de inspiración en el llamado “modelo Filadelfia” o “pensilvano” de arquitectura penitenciaria. Se trataba de un penal con acentuada vocación punitiva y disuasiva, pero a la vez moderno e higiénico, con letrinas y celdas individuales distribuidas en torno a un patio interior que permitía a los vigilantes controlar siempre a todos los presos. Los consejos del historiador y viajero Alexis de Tocqueville, autor de La democracia en América, fueron decisivos. Las instalaciones acogieron a refugiados republicanos españoles entre 1937 y 1939. El municipio de Guingamp se hizo cargo de la estructura en 1992. Después de ser rehabilitada, alberga desde el 2019 el Centro de Arte GuinZegal, dedicado a la fotografía contemporánea, y, desde el 2021, es también la sede del Instituto Nacional Superior de Educación Artística y Cultural.Eusebio Val

Bélgica

La cárcel donde estudian futuros abogados belgas

La antigua prisión de Hasselt

La antigua prisión de Hasselt 

Justice Belgium

¿Qué mejor que una cárcel para enseñar las bondades del derecho a los futuros abogados belgas? Esto pensó la Universidad de Hasselt, una ciudad de apenas 90.000 habitantes en la Bélgica flamenca, cuando buscaba un nuevo campus para su nueva facultad de Derecho. En lugar de otro edificio universitario a las afueras de la ciudad eligieron la antigua prisión de Hasselt, en el centro, construida en 1859 y abandonada en el 2005. El principal reto para los arquitectos fue convertir un espacio lúgubre y anticuado en un lugar acogedor para los estudiantes. Ahora se dirigen a sus clases bajo la cúpula donde un sacerdote solía predicar para los reclusos, se relajan en el patio que antes era usado como gimnasio para los presos o hacen trabajos en pequeños espacios para máximo tres personas que solían ser las celdas. Los despachos de la administración de la facultad están situados en el antiguo apartamento del jefe de la prisión, todo, bajo coloridas paredes que intentan hacer olvidar el gris de antaño. Anna Buj

Italia

El arte abre las celdas de los papas y los borbones

Castel Sant’Angelo en Roma

Castel Sant’Angelo en Roma 

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Las antiguas prisiones italianas reflejan las huellas de las dominaciones que vivió la península. En los últimos años, varios proyectos han dado nueva vida a cárceles borbónicas y del Estado Pontificio. Castel Sant’Angelo en Roma, cuya función carcelaria inspiró obras como Tosca de Puccini y La Toffana de Vanessa Montfort, es un antecedente histórico al que muchos proyectos actuales miran. Más reciente es el caso de la prisión papal de Ferrara, hoy Museo del Judaísmo Italiano. Ferrara, puerta del Estado Pontificio, alberga una histórica comunidad judía. En la cárcel de Santo Stefano, en la isla de Ventotene, construida en el siglo XVIII por voluntad de Fernando IV de Borbón, estuvieron presos políticos hasta el fascismo, como Altiero Spinelli y Sandro Pertini. Tras años de abandono, se convertirá en museo y centro europeo. Pronto abrirá también el Museo de las Innovaciones y las Artes de Melfi, en un edificio que fue convento y prisión de los “briganti”, rebeldes contra el Estado unitario. Francesco Olivo

Reino Unido

La cárcel de Maze,
¿pisos o centro de memoria histórica?

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La prisión norirlandesa de Maze a

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La división entre unionistas y republicanos mantiene en suspenso el futuro de la prisión norirlandesa de Maze, escenario en 1981 de la huelga de hambre en la que murieron diez presos del IRA. La mayoría de pabellones de uno de los escenarios clave de los “troubles” (conflicto del Ulster) fueron derribados en el año 2000, tras la firma de los Acuerdos del Viernes santo como parte del proceso de paz, pero varios de ellos continúan abiertos. El Sinn Fein y los nacionalistas presionan para que sean convertidos en un museo y centro de memoria histórica, pero los protestantes se oponen por entender que sería una suerte de santuario al terrorismo, y prefieren que se construya un hotel, bloques de pisos o incluso un estadio deportivo que generen empleo y contribuyan al crecimiento económico de la provincia. El gobierno autónomo tiene dedicado un presupuesto de unos 350 millones de euros al mantenimiento de la cárcel, cerca de la localidad de Lisburn, mientras los representantes de ambas comunidades se ponen de acuerdo. Rafael Ramos

Chile

De cárcel de Pinochet a ensayo de autogestión cultural

El Centro Cultural de Valparaíso

El Centro Cultural de Valparaíso 

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El Parque Cultural de Valparaíso se ubica en el inmenso recinto de la antigua prisión de esa población chilena emplazada frente al Pacífico. Situado precisamente en el cerro Cárcel –una de las 42 colinas de la ciudad–, los primeros edificios del complejo datan de principios del siglo XIX, para uso militar y presidio, aunque fue en el XX cuando se amplió como recinto exclusivamente carcelario. Está declarado como Sitio de Memoria, pues durante la dictadura de Pinochet alojó a presos políticos y se cometieron violaciones de derechos humanos. La prisión cerró en 1999 y fue ocupada por artistas que autogestionaron el espacio hasta que, tras su rehabilitación con fondos públicos, fue reinaugurada como centro cultural y su gestión fue institucionalizada a través de una asociación financiada por el Ministerio de Cultura, lo que ha generado constantes polémicas e incluso nuevas ocupaciones por parte de artistas. Este mismo año, una exposición de obras creadas por la cantante Mon Laferte ha batido récord de público del centro pero ha sido cuestionada por desplazar a artistas emergentes. Robert Mur

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