Veinticinco años de carrera dan para haberlas visto de todos los colores. Durante este tiempo, a Antonio Orozco (L'Hospitalet de Llobregat, 1972) nunca nadie le ha dicho que sea un buen año para dedicarse a la música, pero siempre ha sabido adaptarse a cada momento. Ahora, a sus 52 años, atraviesa uno de los momentos más dulces de su carrera. Acaba de publicar El tiempo no es oro, su undécimo trabajo en solitario, y este verano se embarcará en una gira por varias ciudades, entre ellas Barcelona, donde actuará en el Palau Sant Jordi el 28 y 29 de noviembre.
La canción Te juro que no hay un segundo que no piense en ti es el gran éxito de este nuevo álbum.
Cuando cuentas historias de verdad se genera una sincronía muy especial con el público. Creo que la ficción no ayuda a las canciones y que la verdad, aunque duela, conecta mucho mejor. De todos modos, yo soy el primero sorprendido con el éxito que ha tenido, porque de todo el repertorio no lo hubiese elegido como primer sencillo…
¿Cuál hubiera elegido?
Lo inevitable era mi elección, pero por suerte ya hace tiempo que no tomo las decisiones yo solo y escucho muchísimo lo que dicen los demás. Bueno, lo he hecho siempre, pero ahora con especial atención. La edad ayuda a darte cuenta de que no sabes nada. Y creo que esa canción ha ido mejor que nunca en mi vida.
Dice que ha hecho su mejor disco… ¿Cómo mide el éxito?
El único rango que hace que diga que he escrito el mejor disco de mi vida es que he escrito al máximo de mis posibilidades. Yo no puedo escribir mejor. Nunca había pasado ni tanto tiempo ni tan cerca de cada una de las canciones. Durante un año entero he estado con esa empatía, esa forma de tratarlas casi como personas, las conozco tanto como si fueran mis hijas.
¿Salen solas?
No salen, no… Todo lo que hago gira en torno a la composición. No espero a que aparezcan las musas, sino que voy a buscarlas. Eso es un problema porque, por ejemplo, soy incapaz de viajar en un taxi con la música puesta, me lleva tanta concentración que soy incapaz de prestar atención a otra cosa. Es una forma de vivir cuando lo metodizas, entras en un bucle inspirativo que…
¿En qué música se ha inspirado esta vez?
Mucha música clásica. Las suites de Bach, Vivaldi, Mozart. La solución de todos mis problemas como compositor ya están escritas, lo que se tiene que hacer es dedicarle el tiempo a encontrarlas. Está todo escrito… Solamente hay que prestar atención y ser humilde. Entender que, por mi parte, está todo por hacer.
He escrito el mejor disco de mi vida porque lo he hecho al máximo de mis posibilidades. Yo no puedo escribir mejor”
Hablando de las suites, en la introducción aparece un chelo.
He intentado crear un hilo conductor que vaya entre las canciones y las conecte de la misma forma que todo eso me ha inspirado a mí durante todo este tiempo. ¿Cuánto hace que no escucha usted un disco entero?
Yo no sé si alguna vez…
…pues el álbum está creado de una forma que no hay espacios sonoros, todo está hilado de modo que una canción enlaza a la otra, sin ningún silencio. No ha sido fácil porque no es la tónica general. Hay un universo sonoro donde se localizan hasta diez formas diferentes de escuchar el oro y el tiempo, que, como señala el título, es de lo que va el disco. Ya le gustaría al tiempo ser oro...
Ahora le iba a preguntar… ¿Qué pasa, en su vida ha perdido mucho el tiempo?
El título es como una especie de llamada amable de atención, porque mi vida ha ido tan rápida que me hubiese gustado ser más consciente del tiempo. Casi todo lo vas a poder comprar, o negociar o llegar a un acuerdo, excepto una cosa.
(…)
Con eso del tiempo, Antonella [su hija de tres años] ha sido mi inspiración. Lo que intenta describir la canción de Te juro que no hay un segundo que no piense en ti es tan real como el título. No hay ni un solo minuto o segundo del día que no esté pensando dónde estará, qué estará pasando, ¿sabes? Es como tener algo siempre en el fuego.

El cantante hará una gira para celebrar el lanzamiento de su nuevo disco y los 25 años de carrera
Grabó una versión con Dani Martín.
Dani puso un mensaje en Instagram diciendo que había escrito una de las canciones más hermosas que había escuchado en los últimos años. No es tan habitual que alguien haga un juicio público sencillamente porque algo le conmueve o le gusta. Me pareció un acto de amor hacia la canción, porque tampoco somos tan amigos, y al cabo de unos días estuve pensando y dije, a lo mejor esta canción ha nacido para que la cante Dani.
También así le daba una vida extra al tema.
Hoy las canciones, si funcionan bien y el algoritmo las respeta, pueden durar unos 30 días como máximo. Si no, la vida media de una canción son 10 o 15 días, y desaparecen. Cuando Dani escribió el mensaje, el tema ya llevaba tres meses. Como comprenderá, él no tiene ninguna necesidad de nada más que decir lo que le dé la gana. Entonces le pedí la colaboración. En este tiempo, he descubierto que lo único que supera el talento de Dani Martín es el corazón que tiene.
¿Lo veremos en la gira?
Lo que le puedo contar de eso es que estoy probablemente delante de la gira más importante de mi carrera. Ya no solamente por los números...
¡Dos Sant Jordis!
Sí, realmente es un poco… Estoy un poco superado.
¿Cómo arma la setlist?
Hoy por hoy las herramientas digitales ayudan mucho a saber lo que la gente escucha. No me creo a la gente que dice que hace las canciones para escucharlas solo uno mismo. A partir de ahí, las herramientas que tenemos nos dan mucho conocimiento de lo que a la gente le gusta escuchar: podemos ver hasta la línea de las canciones que la gente escucha y en qué orden.
¿También piensa en el algoritmo cuando compone?
No, no. Me gustaría pensarlo, pero soy de otra generación. Creo que el algoritmo ya me ha pillado un poco desfasado. Pero me niego a no mirar lo que está pasando, intento comprenderlo todo el rato y entender por qué el algoritmo se comporta como se comporta.
No me creo a la gente que dice que hace las canciones para escucharlas solo uno mismo”
No quedarse atrás.
Yo llevo 25 años en esto y a mí nadie nunca me ha dicho “este es un buen año”, al contrario, siempre me han dicho “es que ahora ya no se vende CDs”, “es que ahora se piratean”, “es que ahora los cassettes se copian en un doble pletina”…
El catastrofismo.
Lo que sí sé es que hoy a mí me escucha más gente que nunca. Y en más países. Entonces, ¿qué hago? La tecnología ha sido una superaliada para nosotros. La industria de la música y los conciertos en España ha crecido increíblemente porque el consumo de la música es muchísimo mayor. Me gustaría que no me importase el algoritmo, pero no me puede dejar de importar porque en mi mundo hay que intentar entenderlo.
Ha grabado en Abbey Road. Leyenda aparte, ¿dónde está la diferencia?
Le voy a contar una anécdota. Estábamos grabando en el estudio 2. La cabina está en alto y abajo había la orquesta tocando. En el momento de hacer 10 minutos de descanso, los músicos se levantan de la silla y se van cada uno a un corrillo. Se oía un rumor, mínimo 20 conversaciones, pero es que miraba a un grupo de personas, enfocaba mi atención y entendía perfectamente lo que estaban diciendo entre ellos, cada conversación. Esto es Abbey Road.
La claridad.
Y tú pones siete violines y escuchas las cuerdas de cada uno de ellos. Te caes loco. Yo esta última vez, esto lo grababa con 14 músicos, pero la última vez que estuvimos ahí fueron 72. ¡Y es que los escuchas a todos! Con el técnico adecuado y la microfonía adecuada, porque al final son los AKG's y los micros de toda la vida. Increíble, tío. Son micros de hace 30, 40, 50, 80 años. Y funciona.
¿Cómo podrá escribir algo a partir de ahora si ya lo ha hecho por encima de sus posibilidades?
Volviendo a empezar. Necesito un tiempo, y me imagino que ahora lo que toca es vivirlo un poco, disfrutarlo. Supongo que la gira me dará el resto para volver a empezar. La mayoría de los discos que he escrito tienen nombre de vuelta a empezar, principio del comienzo, renovatio… Alguien me dijo una vez que cuando te dedicas a eso, todo lo que has hecho hasta el día de hoy no cuenta y vuelves otra vez al empezar, siempre siento que me quito una piel y me pongo una nueva. Se trata de darlo todo para que cuando no te quede nada te pueda volver a llenar. Por eso estoy escribiendo discos cada cuatro o cinco años: si estás lleno de cosas, no te cabe nada más.