Mario Obrero: “El monolingüismo no existe; lo que tenemos es una mezcla fantástica de idiomas”

Entrevista

El poeta y filólogo de Getafe publica 'Con e de curcuspín', un conjunto de cartas de amor a las lenguas de España

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07 - 05 - 2025 / Barcelona / Entrevista a Mario Obrero, escriptor, que publica 'Con e de curcuspín' / foto: Llibert Teixidó. Mario García Obrero, conocido como Mario Obrero, nacido en Madrid en 2003, es un poeta español.

El poeta y filólogo Mario Obrero en Barcelona 

Llibert Teixidó

Mario Obrero nació en Getafe en el 2003 en una familia castellanohablante, pero también habla catalán y gallego. Se define como poeta, le apasionan las lenguas y ha dedicado sus estudios a conocer todas las que se hablan en España, desde su castellano natal hasta el asturiano o el aragonés. Y les ha escrito una carta de amor a cada una, que reúne en el volumen Con e de curcuspín (Anagrama).

¿Cómo un chico de Getafe decide estudiar todas las lenguas que se hablan en España?

Para constatar un vacío que tenía, como madrileño, como castellanohablante y como monolingüe. No pasaba nada cuando comía paella o una ensaimada, o comprábamos fuet. Por lo tanto, pensaba que no tenía que pasar nada para acercarme también, no solo a través de la gastronomía o del turismo, sino de la identidad y de la lengua, a una cultura y otros territorios que también me conforman.

¿Ayudaron los veranos en Dénia o lo descubrió en la escuela?

Los veranos, sí. Pero ahora en el País Valenciano se propone el supuesto derecho democrático de la ignorancia de no aprender la lengua del territorio. Y en la escuela pública no tuve un acercamiento al hecho lingüístico del Estado ni a su diversidad.

El desconocimiento lleva al miedo o a la celebración por descubrir lo nuevo

Mario Obrero

Se define como poeta.

Lo que hace la poesía es, en vez de generar discurso, pararse y escuchar y oír el discurso de los otros. Y cuando he tenido la ocasión de acercarme y entender la necesidad de una lengua propia, he descubierto un mundo del que yo también podía participar, desde un nivel de conocimiento más fuerte o más bajo, pero siempre con una relación que genera placer en vez de miedo. El desconocimiento te puede llevar a dos lugares distintos: al miedo por lo que no conocemos, o a la celebración por el descubrimiento de lo nuevo.

En el libro asegura que el mono- no funciona.

El monocultivo no deja crecer el territorio y no es respetuoso con la diversidad ni con el paisaje. El monoteísmo genera violencia y guerras. Y el monolingüismo es una ficción, porque nunca existe el monolingüismo como tal; lo que tenemos es una mezcla fantástica de idiomas.

Que defiende con las cartas de amor a las lenguas.

Si la diversidad lingüística del Estado no se ha roto a lo largo de los siglos, ni con Felipe V ni con dos dictaduras en el siglo XX, creo que costaría mucho hacerla desaparecer ahora. Por eso el monolingüismo y su ideología tendría que dejar atrás este deseo que ha tenido históricamente y que nunca ha conseguido llevar a cabo.

Ha querido hacer la entrevista en catalán. ¿Domina con la misma calidad las otras lenguas que menciona en el libro?

Ojalá: solo hablo gallego y catalán. Pero todo lo que no conocemos no tiene que ser conocido desde un punto de vista académico, profundo, para que sea parte de nuestra vida.

De las lenguas de España, además del castellano, solo hablo gallego y catalán

Mario Obrero

¿Cómo se podría evitar el menosprecio hacia el catalán?

Tenemos que dejar de violentar y poner trabas, y dejar un espacio de dignidad y de coexistencia a lo que no es nuestro. Y además, podemos disfrutarlo.

¿Conociendo esta pluralidad, se siente más español?

El españolismo nos hace daño a todos, a los de fuera y a los de dentro. A los que vivimos en Getafe y no nos podemos acercar a una diversidad, evidentemente, también nos hace daño. Y acabamos por decir, como decía Cernuda en una carta en el exilio: “Sí, soy español sin ganas”. No sé si se trata de identidad, pero sí que me reconozco como ciudadano, como poeta, como un vecino mucho más digno de los territorios cuando presto atención a su diversidad.

A quien le dijera: “Habla español, estás en España”, ¿qué le respondería?

Le diría que lea en español. Si se interesa por la cultura en castellano, verá que Cervantes apoya al escritor que escribe en vasco o en catalán. Entonces se dará cuenta de una realidad diversa, que es capaz de aceptar y de no rechazar ni violentar lo que no siente suyo.

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