“Querida Paquita, querido Pedro, hoy es un día feliz. Vamos a hacer un acto verdaderamente histórico”, ha arrancado Javier Solana, presidente del patronato del Museo del Prado. Y tras él, en el imponente Claustro de los Jerónimos de la pinacoteca, el Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha señalado que “es un acto que hacemos desde el corazón con el sentimiento de estar haciendo un acto de justicia y de reparación histórica”.
En concreto, el acto de restitución a la familia del primer alcalde republicano de Madrid, Pedro Rico -al que se le debe hoy la Casa de Campo-, de siete cuadros que le fueron incautados para su protección en 1938, pero que el franquismo -se exilió y fue sentenciado a inhabilitación y reclusión mayor por el Tribunal especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo y el Tribunal de Responsabilidades Políticas- nunca le devolvió. Hasta ahora, nada menos que 87 años después, cuando sus nietos Paquita y Pedro han recibido parte de las obras que reclaman.
Los nietos de Pedro Rico, Paquita y Pedro, entre Javier Solana y Ernest Urtasun, con el director del Prado, Miguel Falomir, detrás
“Tenía que ocurrir. Han pasado muchos años. Por fin se ha hecho justicia. Yo tenía confianza en que iba a ocurrir, porque los humanos somos sensatos”, ha asegurado a la prensa Paquita en el Claustro de los Jerónimos ante numerosos periodistas. “Lo que más nos importaba era tenerlas. Era nuestro abuelo. Nosotros no le conocimos. Cuando se tuvo que ir no habíamos nacido. Y nuestro padre, hijo único, hablaba muy pocas veces de lo que sucedió. No le gustaba”, ha recordado Pedro, nieto del que fue alcalde de Madrid de 1931 a 1934 y de nuevo en 1936.
La familia, que ha reclamado más de una veintena de obras, ya había recibido del Cabildo de Gran Canaria cinco lienzos en 2024, tres de ellos de Eugenio Lucas Velázquez (1817-1870), el mismo pintor del que ahora se le ha reintegrado otro cuadro y seis más de su hijo, Eugenio Lucas Villaamil (1858-1918), cuadros del finales del XIX de temática costumbrista con una espectacular salida de la plaza de toros, un luminoso bautizo, romerías e incluso un asalto a una diligencia.
La nieta de Pedro Rico, Paquita, en un momento de su alocucuión, con las obras restituidas detrás
Las obras fueron incautados por la Junta del Tesoro Artístico republicana para su protección durante la Guerra Civil y actualmente se encontraban dispersas en los depósitos del Museo Nacional del Prado, el Museo Nacional del Romanticismo, el Museo del Traje, el Museo de Bellas Artes de Valencia y el Museo de Málaga. Otras dos obras, Vendedor de periódicos y El merendero, serán restituidas en un acto separado por el Museo de Bellas Artes de Asturias, que es de titularidad autonómica.
Desde su toma de posesión, Ernest Urtasun ha desbloqueado el espinoso tema del arte incautado durante la guerra y el franquismo para cumplir así con la Ley de Memoria Democrática de 2022. Tras una exhaustiva auditoría de sus museos, en junio de 2024 lanzaron un portal de obras incautadas durante la guerra civil española para salvaguardarlas que nunca fueron devueltas por las instituciones franquistas, un portal que se acerca ya a las seis mil piezas. De hecho, a finales de 2024 restituyeron ya a la Fundación Francisco Giner de los Ríos un retrato del pedagogo que había sido incautado por el franquismo.
La nieta de Pedro Rico, Paquita en un momento de su alocución, con las obras restituidas detrás
Ahora, tras una labor detectivesca que ha logrado aclarar el largo periplo que siguieron los cuadros de Pedro Rico -robo de cuatro en los almacenes del Prado y posterior recuperación incluidos, lo que hizo perder a varios lienzos sus etiquetas- tocaba aclarar cómo podía procederse a la devolución a sus herederos, un camino que no parecía del todo obvio pero que en este caso específico ha sido allanado por la Abogacía del Estado.
La directora general de Bellas Artes, Ángeles Albert, ha explicado en el acto que “el criterio de la Abogacía del Estado ha sido clave y crucial al determinar que una vez analizadas las circunstancias específicas de cada una de las obras, en un minucioso análisis casuístico, que no se había producido una prescripción adquisitiva extraordinaria a favor del Estado, que no había operado la figura jurídica de la usucapión y por tanto el Estado no había llegado a adquirir nunca la titularidad de las obras”. Por eso, ha destacado, se ha podido proceder “al levantamiento definitivo de los depósitos para la devolución a sus herederos”.
Algunos de los cuadros restituidos a la familia del alcalde Pedro Rico y desplegados en el Claustro de los Jerónimos del Museo del Prado
Tras reivindicar el legado de Rico como alcalde de Madrid, desde la cesión de la Casa de Campo para recreo y no para edificar, al transporte público o los grupos escolares, Urtasun ha asegurado que ahora “tras una auditoría minuciosa y razonada entregamos al fin estas obras a sus legítimos propietarios con todas las garantías. Detrás de cada uno de estos cuadros hay un relato y un expediente. Hay una familia y hay una herida. Resuena en cada tela el sabor de las bombas, el silencio de una dictadura, el olvido, la desmemoria y la memoria, hoy otra vez recuperada. Estos cuadros son, en cierto sentido, el espejo de un siglo y el retrato mismo de nuestra historia, felizmente restaurado”.
